29 de junio de 2013

¡España, a la gran final del Eurobasket!

28/06/2013 Nueva exhibición del equipo español, en este caso en semifinales y ante toda una Serbia (88-69). España se clasifica para la gran final y se asegura una medalla tras pasar por encima del conjunto balcánico en un recital de principio a fin. La excelente concentración y ambición del equipo de Lucas Mondelo se tradujo en una salida impecable y una primera parte de ensueño, en la que España ya ganaba de 20 al descanso. Sancho Lyttle (22 puntos y 11 rebotes) volvió a ser una gigante en todos los aspectos en un choque en el que las bases españolas brillaron en la dirección. Torrens, Xargay y una grandísima Ouviña (19 puntos) superaron los dobles dígitos en la anotación. Francia o Turquía será el rival el domingo a las 20 horas (TDP), en la tercera final de un Eurobasket que jugará España en toda su historia.

El Pevele Arena de Orchies volvió a ser mágico en un cruce fratricida para el ambicioso e imparable equipo español. El conjunto de Lucas Mondelo pasó por encima de la histórica y temible Serbia por 19 puntos de diferencia, tras una primera parte para enmarcar de las españolas. De nuevo la defensa, la sobresaliente y constante actitud, el positivo espíritu y tremenda concentración, y la exhibición de Lyttle y todo el grupo (anotaron todas las jugadoras) fueron argumentos más que de peso para el rival. Las de Maljkovic se vieron desbordadas desde el salto inicial por una España inmensa que dominó el rebote (40 a 31) y que nunca sufrió por el triunfo en toda una semifinal de un Eurobasket. La medalla ya está asegurada.


La ClaveLa concentración e intensidad defensiva de España en la salida del choque rozó la perfección. A partir de ahí se construyeron las primeras diferencias iniciales, a la postre decisivas. España dominaba el rebote (5 más al final del primer cuarto y 8 al descanso), con Lyttle además brillando en el primer y vital pase de contraataque. Ello permitió también correr al grupo y romper el marcador. Silvia primero y Palau después llevaron a la perfección el ‘tempo’, sabiendo renunciar al contraataque cuando convenía, en un encuentro en el que Ouviña hizo su mejor partido (19 puntos) jugando de base y escolta. El juego serbio con cuatro abiertas no fue problema para España, que dejó en 2/13 en tiros de campo a Serbia tras diez minutos de juego. En ataque además las de Mondelo leyeron muy bien los 2c1 del rival. El resultado fue un brutal 70% en tiros de dos al descanso. El 0/7 en triples en la media parte quedó en anécdota ante el recital del equipo nacional.

El Detalle TécnicoEspaña utilizó en la primera mitad en un par de ocasiones a Marta Xargay (muy sólida ante Serbia y en todo el torneo) en el poste bajo, situación ya empleada puntualmente a lo largo del campeonato. La base de España busca en el poste alto a Lyttle, que se abre un poco para recibir y ganar línea de pase para la mencionada Xargay. La catalana previamente se ha ido al poste bajo para ganar la posición y postear ante un rival sobre la cual tiene ventaja. La habilidad de la ‘gironina’ de espaldas al aro hace el resto. En la primera parte, dos veces jugó España está opción y dos veces acabó en canasta.

El MomentoLa gran salida de las españolas fue clave. Las últimas palabras de Mondelo en el banquillo antes del salto inicial parece que fueron más que motivantes para sus chicas: “No hay presión. Este es el partido de la ambición. Con las dos primeras carreras nos metemos en partido”. Unas sencillas frases que calaron muy hondo ya que Serbia tardó 5’30’’ en meter su primera canasta. El resultado fue un 10-0 y un posterior 19-4 determinantes. Nunca pudieron levantarse las serbias, que llegaron a perder de 23 a dos minutos del descanso. A diferencia que Turquía y la República Checa, en esta ocasión el rival ya no se levantó en la segunda mitad.

ConclusiónEnésima exhibición de una España que cuenta sus partidos por victorias: ocho de ocho. Serbia volvió a caer igual que en los últimos cinco compromisos. La intensidad, calidad y excelente química de las españolas han sido las bases que han llevado al equipo a disputar la tercera final de un Eurobasket en su historia (Oro en 1993 y Plata en 2007, en Italia). Será el domingo y ante el anfitrión, Francia, o ante Turquía, que ya cayó ante las de Mondelo en la segunda fase. Las españolas, con una medalla y la clasificación para el próximo Mundial en el bolsillo, a hacer historia.



Ya están en la final. Pero de eso hablarán a partir de mañana. Lucas Mondelo quiso darle el protagonismo que tiene una semifinal jugada a la perfección por su equipo y buscó los puntos fuertes que le dieron a su conjunto ganar con contundencia: "Teníamos claro que teniamos que dominar dos cosas, las perdidas de balón para que no pudieran sacar contraataques y nuestro rebote defensivo para no darles segundas oportunidades. Además de desgastarlas en defensa con ataques largos. Creo que se han conaeguido los objetivos".

Tras felicitar a Serbia por su gran trabajo a lo largo del torneo y desearles suerte para la medalla de bronce, quiso saborear, primero, la medalla de plata lograda como mínimo: "Hemos hecho una preparacion muy buena. Somos mínimo medalla de plata, la vamos a disfrutar mucho hoy y mañana vamos a preparar a tope la final y vamos a ir a gananrla". El seleccionador nacional reivindicó el gran trabajo hecho por su conjunto: "Esto no nos lo quita nadie, estas tias son tremendas y no nos lo quita nade".

OUVIÑA: "No tenía ninguna duda de este equipo"

Una de las grandes protagonistas del partido fue Cristina Ouviña que aprovechó su oportunidad para destaparse como la segunda mejor anotadora del equipo en la semifinal. Agarró con fuerza su oportunidad pero sobre España, no albergaba ninguna duda de derrota: "A nivel colectivo estaba muy confiada, sabía que íbamos a ganar. A nivel individual no, pero como todos los partidos tenía que aprovechar la oportunidad. He podido ayudar al equipo que es lo que quería".

LYTTLE: VINIMOS PARA ESTO
Vinimos para esto y lo hemos conseguido. Estoy muy emocionada.“Trabajamos para ello desde el primer día y ahora estamos ante una gran oportunidad” Sancho afirma que “me da igual el nombre del siguiente rival. Ahora hay que disfrutar de estar en la final y pensar sólo en nuestro juego”

28 de junio de 2013

las actitudes globales frente a la homosexualidad,



Un informe del Pew Research Center, recogido por The Washington Post, trata las actitudes globales frente a la homosexualidad. Los países africanos y de mayoría musulmana son los menos tolerantes.
España y Alemania, los que más.

El estudio de Pew Research Center sobre las actitudes globales frente a la homosexualidad,recogido por The Washington Post , afirma que los países africanos y de mayoría musulmanes son los menos tolerantes con los homosexuales. Los países occidentales son los que más aceptan la homosexualidad, estando España y Alemania a la cabeza.

El centro pidió a personas de 39 países diferentes que respondieran a una simple pregunta: ¿Acepta la sociedad la homosexualidad?. La gente podía responder: si, no o no contesto.

Según TWP, los datos no tienen que tomarse como totalmente fiables ya que puede ocurrir "el efecto de lo políticamente correcto". Esto quiere decir que si en un país el 80 por ciento de sus habitantes afirma que la sociedad debería aceptar la homosexualidad, puede que una parte de ellos hayan contestado eso porque no quieren admitir su verdadera respuesta.

Aunque según el medio estadounidense eso puede tomarse como una "especie de tolerancia pero no es lo mismo que la aceptación sincera". También hay que tener en cuenta como se toma la defición de homosexualidad ya que, según el país puede variar.

En cuanto a los resultados del informe, en América Latina y Europa no hay grandes variaciones entre países y África es "uniformemente anti-gay". De hecho, los resultados están, en todo el continente, por debajo del 10 por ciento de personas que creen que la sociedad debería aceptar la homosexualidad.

Nigeria es el único país en el que solo un 1 por ciento de los encuestados piensa que la sociedad debería aceptar la homosexualidad frente al 98 por ciento que cree que no debería.

La excepción que confirma la regla es Sudáfrica, conocida mundialmente por su movimiento pro-derechos homosexuales, donde un 32 por ciento respondió "Sí".

Los países de mayoría musulmana -África, sudeste de Asia y Oriente Medio- tienden a rechazar la homosexualidad con resultados por debajo del 10 por ciento y la excepción es el Líbano. En Pakistán y Túnez solo un 2 por ciento respondió que sí.

España y Alemania se colocan a la cabeza de la aceptación de la homosexualidad

En la otra cara de la moneda se encuentran los países europeos, anglófonos y latinos que son los que más aceptan la homosexualidad. De hecho, solo un país fuera de esas tres categorías acepta en más de un 50 por ciento la homosexualidad: Filipinas.

Los dos países que encabezan la lista del "Sí" son España y Alemania con un 88 y un 87 por ciento respectivamente. Según TWP, la tolerancia va disminuyendo hacia el este de Europa, con cerca del 50 por ciento de aceptación de la homosexualidad en Grecia y Polonia.

Rusia se encuentra por debajo de el Líbano con un 16 por ciento de ciudadanos que dicen "Sí" a la aceptación de la homosexualidad. De hecho, según apunta TWP, un funcionario ruso anunció recientemente que el país iba a prohibir que las parejas del mismo sexo adoptar niños, además, un trabajador del aeropuerto fue golpeado hasta la muerte por ser homosexual.

El estudio, publicado el pasado 5 de junio de 2013, recoge los datos antes de que el Supremo estadounidense declarara inconstitucional la ley que no reconoce el matrimonio homosexual.EEUU se coloca por detrás del mundo occidental con un 60 por ciento que respondió "Sí", aunque según apunta el estudio, tanto Norteamérica como Corea del Sur y Canadá, son los únicos países que han aumentado su porcentaje en, al menos, 10 puntos desde el año 2007. Donde más rápido ha crecido ha sido en el país asiático donde ha pasado del 18 al 39 por ciento.
Religiosidad frente a la tolerancia de la homosexualidad

Pew ha elaborado también un gráfico de religiosidad versus tolerancia de la homosexualidad en el que encontró una clara correlación. El informe expone que "los países donde la religión no es el centro de la vida de las personas tienden a ser de los países más ricos del mundo".

Esto, según TWP, podría significar que la riqueza (que a menudo significa educación más robusta) determina la aceptación de la homosexualidad. Sin embargo, hay que poner los ejemplos en lostres países que no se cumplen algunas de estas premisas.

China, declaradamente ateo, no es muy tolerante con la homosexualidad. Filipinas, por su parte, que es "devotamente católico" tiene una alta aceptación por la homosexualidad y el tercer ejemplo es el ya nombrado anteriormente, Rusia.

Música, cine y literatura para celebrar el Día del Orgullo Gay



Millones de personas de todo el mundo lanzan este viernes un nuevo grito a favor de la tolerancia en el Día Internacional del Orgullo Gay. Esta vez, la jornada tiene un significado especial, dado que hace solo dos días el Supremo de EEUU declaró inconstitucional la ley que limitaba el matrimonio a hombre y mujer, lo que supone un paso histórico para los derechos de los homosexuales en ese país.

La ley impedía que los homosexuales casados en los estados donde es legal lograsen el mismo reconocimiento y beneficios fiscales a nivel federal que el resto de matrimonios. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, resumió con un tuit el sentir de muchas personas. "El amor es el amor", dijo después de calificar de "paso histórico" la declaración de inconstitucionalidad.

En el último año, también Francia ha dado un paso adelante al aprobar el matrimonio homosexual a pesar de la fuerte oposición de una parte de la población, especialmente de los grupos de extrema derecha. La Asamblea Nacional respaldó el proyecto de ley con 331 votos a favor y 225 en contra. Así, Francia se convirtió en el séptimo país de la UE en aprobar este tipo de matrimonios.

A pesar de los progresos, y como recuerda Amnistía Internacional en un informe publicado esta semana, aún queda mucho por hacer. Prueba de ello es que siete países siguen imponiendo la pena de muerte por motivos de orientación sexual e identidad de género.

La organización denuncia, además, "el retroceso que supone la exclusión de contenidos de diversidad afectivo-sexual que se propone en la Ley de Educación".

SEIS MIRADAS SOBRE EL 28J
"Querido mío, por favor, no me etiquetes, ¡no me conviertas en una categoría antes de conocerme!".
Lee el blog de Octavio Salazar: Una política revolucionaria del deseo: de los derechos LGTB al género mutable.
"La pluma nos hace visibles. La pluma es nuestra raza."
Lee el blog de José Luis Serrano: La pluma es nuestra raza.
“Hoy es una fiesta en la que le decimos al mundo que la lucha por la igualdad, motor de la historia, no acaba nunca, menos aún cuando, como es el caso de las personas LGTB, aún nos encontramos en la prehistoria de la igualdad real".
Lee el blog de Antonio Arroyo Gil: En la prehistoria de la igualdad
“Vivimos en una 'Sociedad Cangreja”: cuando creíamos que habíamos avanzado en muchas cosas viene un gobierno y nos empuja a caminar hacia atrás”
Lee el blog de Pablo Peinado: Sociedad Cangreja
“Love is Love: un tuit de solo tres palabras dirigido a sus 33 millones de seguidores. Es posible que sea la primera vez que un presidente de EEUU escribe algo así.”
Lee el blog de Carlos de Vega: Love is Love

"Que el Orgullo nos mueva este año como siempre, que este año de nuevo sepamos escribir nuestra lucha con tu paso y el mío."
Lee el blog de Boti García Rodrigo: La Puerta de Alcalá. La puerta del Orgullo

En esta galería encontrarás las obras de la exposición Exposición "Jóvenes sin armarios" de la FELGTB. Hasta el 14 de julio en el Hotel de las Letras (Gran Vía, 11, Madrid).




El 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTB.

La elección de la fecha: 
los disturbios de Stonewall con los que arrancaba el movimiento de liberación sexual.


El cine, la música y la literatura han retratado su demonización y han servido de denuncia y normalización con enfoques no exentos de ironía y diversión.


El 28 de junio de 1969, fecha en la que sucedieron los disturbios de Stonewall (Nueva York, EE. UU.) y con los que se dio comienzo al movimiento de liberación homosexual, fue el precedente de esta día que ha terminado convirtiéndose en el Día Internacional del Orgullo LGTB (lesbiana, gay, bisexual y transexual), también llamado simplemente Día del Orgullo Gay.



Todos los años los colectivos LGTB organizan celebraciones con el fin de aumentar el nivel de la tolerancia y la igualdad de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. La meta fundamental que se pretende con esta fecha es conseguir que no haya personas que sientan que deben avergonzarse de lo que son, cualquiera sea su sexo, orientación sexual o identidad sexual.

Al padre de la informática moderna se le dio a elegir entre prisión o castración y eligió el suicidioNo hace tanto tiempo era incluso perseguido y motivo de cárcel. El caso del padre de la informática moderna, por ejemplo, Alan Turing, al que, acusado por ser homosexual, se le dio a elegir entre prisión o castración. Demasiados casos a lo largo de la historia demuestran la demonización de la homosexualidad.

El cine, la literatura y la música han sido y son parte importante en el tratamiento, denuncia y normalización de la homosexualidad. Maneras efectivas, las que se apoyan en la ficción, de contar lo que aún hoy sigue resultando en según qué lugares y entornos complicado de tolerar.
Libros

Small g: Un idilio de verano, Patricia Highsmith. La autora estadounidense, referente del género negro, reflejó su propia condición lésbica en la novela Carol, rechazada por sus editores dada la temática. En 1953 pudo sacarla al mercado, pero con el pseudónimo Claire Morgan. Las ventas hablaron por sí solas: un millón de ejemplares. En su última obra publicada (eso sí, de manera póstuma), Small g, un idilio de verano, volvió a ocuparse de la temática homosexual en una historia que, una vez más, era de género negro. El asesinato de un joven a la salida del cine sirve a la escritora para reflejar la comunidad gay.

La novela 'Carol', de Patricia Highsmith, fue rechazada por sus editores por su temática homosexualMaurice, E. M. Foster. Amor, amor y amor. Para muchos se trata de la historia de amor homosexual más romántica de la historia. Escrita en los años 20 del pasado siglo, la obra no salió hasta 1971, cuando su autor, el británico E. M. Forster, ya había muerto. El escritor fue reacio publicarla en vida dadas las circunstancias de aquellos tiempos. Baste recordar lo que le sucedió a Alan Turing, conocido por Forster y padre de la informática moderna, al que dieron a elegir entre castración química o prisión por su condición de homosexual, y eligió el suicidio. Había sido acusado de "indecencia grave y perversión sexual" (los actos de homosexualidad eran ilegales en el Reino Unido), los mismos que a Oscar Wilde más de 50 años antes.

Un buen detective no se casa jamás, Marta Sanz. Creó la autora Marta Sanz a un peculiar detective, Zarco, en Black, black, black, convirtiéndolo en el personaje clave de su serie de novela negra. Se trata de un cuarentón gay (aunque con exmujer), que en esta última obra se marcha de viaje con ganas de olvido y evasión. Como era de esperar, hay muerto (es una novela de detectives), secretos y mucho suspense. No es el primer detective de la historia del género que es homosexual, pero sí el más reciente. Interesante perfil que normaliza con tino algo no tan aceptado como se presupone.

La confusión de los sentimientos, Stefan Zweig. Escrito en 1926, Stefan Zweig se atrevió a contar en esta novela cómo un docente, que ha de ocultar su homosexualidad dada la sociedad y el tiempo en el que vive, se enamora de uno de sus alumnos.Sería tal vez una clásica historia romántica del profesor que cae rendido a los encantos de una bonita alumna, pero es casi todo lo contrario. Zweig mostró a través de esta trama la vivencia que a tantas personas ha tocado sufrir de su condición sexual a escondidas.

Ernesto, Umberto Saba. El poeta italiano Umberto Saba se acercó en esta novela corta, Ernesto, escrita en 1957, a la temática gay con una normalidad del todo inusual para la época. Es la historia de un joven que descubre su homosexualidad. La novela no se publicó hasta después de su fallecimiento. Salvatore Samperi la llevaría al cine unos años más tarde.
Música

Mujer contra mujer, Mecano. Un clásico de nuestro pop que narra la potente historia de amor entre dos mujeres. Ana Torroja logró un gran brutal con esta canción y dejar clara su postura y su defensa social además de reflejar cómo seguía siendo algo a esconder: "Dos mujeres que se dan la mano... El matiz viene después, cuando lo hacen por debajo del mantel, luego a solas, sin nada que perder... Un amor por ocultar... Lo disfrazan de amistad... No estoy yo por la labor de tirarles la primera piedra... Que con mis piedras hacen ellas su pared, quien detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo".

Oculta realidad, OBK: Tanto en Oculta realidad como en Falsa moral los formantes de OBKnarraron historias de amor homosexual de manera explícita y protestando por la necesidad de ocultarlo: "La más bella historia de un amor que nadie entenderá, siempre todo a escondidas, sólo la oscuridad puede ser nuestro hogar. Y no quiero más frases de falsa moral, que nadie es culpable por amar".

La más bella historia de un amor que nadie entenderá, siempre todo
a escondidas...Que nadie vea, Ricardo Arjona. El cantautor, a través de la historia de un niño que desde la infancia se viste de chica y luego vive el descubrimiento de su condición sexual, refleja la compleja temática con una bella y poética canción sin caer en eufemismo alguno: Que no lo vea papá en la azotea, cambiándole la ropa a las muñecas... Que no sepan los chicos en la escuela que prefiere la danza y la acuarela... Que nadie vea.... El peso de tener que aparentar, que no se entere nadie del secreto, mira de quien te fuiste a enamorar. Que no lo hagan llorar en biología, que no lo vean sufrir en teología con eso de que Dios se equivocó".

I Thought you were my boyfriend, The Magnetic Fields. Canción acerca de un desamor entre dos hombres. Una curiosidad; Nacho Vegas, poco dado a bailar, confesó a 20 Minutos que ésta es una de las pocas canciones con las que no puede evitar bailar.

Fuck you (very much), Lilly Allen. Muchas comunidades gays de diversos países han convertido esta canción en un auténtico himno gay. Pegadiza, marchosa y muy divertida, así de contundente es su arranque: "Así que dices que no está bien ser gay... Bueno, yo pienso que eres algo malvado, algo racista...Así que por favor no te mantengas en contacto".
Cine

Brokebak Mountain: Dirigida por Ang Lee, y basada en un relato de Annie Proulx, la película se llevó tres Óscar. Protagonizada por Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Anna Faris, Anne Hathaway y Michelle Williams, la cinta apuesta por una historia de amor entre dos hombres en el duro y convencionalmente siempre masculino oeste.

Monster: Es una de las pocas películas en las que hay un amor entre mujeres. Charlize Theron y Christina Ricci, dirigidas por Patty Jenkins, encarnan ese potente romance en una 'narración' basada en un suceso real: el de Aileen Wuornos, exprostituta ejecutada en 2002 por haber matado a siete hombres entre 1989 y 1990.

'Monster' es una
de las pocas películas
de amor lésbicoFresa y chocolate: Acercamiento al tema a través de la fuerte amistad que conquistan dos hombres, un joven homosexual que se enamora de un heterosexual lleno de prejuicios. La amistad como manera de superar hasta una de las más complejas fronteras: la intolerancia. Dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, y protagonizada por Jorge Perugorría, Vladimir Cruz y Mirtha Ibarra.

Mi nombre es Harvey Milk: Dirigida por Gus Van Sant y protagonizada por Sean Penn, la película cuenta cómo Harvey Milk llega a ser el primer político abiertamente homosexualelegido para ocupar un cargo público en EE UU.

Antes que anochezca. La persecución que sufrió en la Cuba de Castro el escritor cubano Reinaldo Arenas tanto por sus escritos como por ser homosexual no sólo queda perfectamente dibujada en esta cinta de Julian Schnabel protagonizada por Javier Bardem sino que queda clara la protesta y la denuncia.

La brecha salarial de la mujer ha crecido hasta 5.744 euros en España durante la crisis


Concluye la Jornada de Formación en Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres organizada por CCOO

En la Jornada de Formación en Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, organizadas por la Fundación Formación y Empleo Miguel Escalera de CCOO (FOREM) y la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid, se ha puesto de manifiesto que la crisis social, fruto de la situación económica, golpea a las políticas de igualdad entre hombres y mujeres.

Además, en esta jornada se han hecho propuestas sobre los retos y estrategias para el empoderamiento laboral y sindical de las mujeres y se ha hecho balance de los programas formativos de igualdad de oportunidades en FOREM.


Las Jornadas han sido inauguradas por Javier López, secretario de Formación de CCOO, y Marta Aparicio, subdirectora de la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid, que han destacado la importancia de la vinculación entre universidad y trabajo, de la que CCOO es pionera y cuyo fruto es la entrega de diplomas en género y políticas de igualdad entre mujeres y hombres que se ha realizado al final de la Jornada.

Por su parte, Laura Nuño, directora de la Cátedra de Género del Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos, ha presentado una ponencia sobre “Situación y pronóstico de la Desigualdad de Género en España”, en la se pone de manifiesto que la brecha salarial entre hombres y mujeres ha crecido hasta los 5.744 euros en estos años de crisis. El panorama de deterioro de la igualdad, según Laura Nuño, “se encuentra vinculado a la crisis social que es consecuencia de la crisis financiera y la crisis económica, aunque es mucho más desconocida y tratada. Los presupuestos para políticas de igualdad han retrocedido un 23 por ciento”.

Nuño ha insistido en que problemas como la Violencia de Género y el acceso al empleo de la mujer, son obstáculos estructurales que se agudizan con la crisis. "Los avances en materia de igualdad son muy lentos y los retrocesos, sin embargo, son muy rápidos. Es esencial frenar la reacción patriarcal y fortalecer la acción política, para combatir la desigualdad de género”.

La secretaria de la mujer de CCOO, Ana Herranz, ha insistido en "la necesidad de seguir impulsando las políticas de igualdad en todos los ámbitos. combatiendo la violencia de género, defendiendo la paridad, aunque sea considerada muchas veces una molesta obligación y fomentando un lenguaje no sexista".

Puri Lavado y Raquel Escudero, del equipo de Teleformación de FOREM, han presentado los programas formativos, tanto presenciales como de teleformación, en materia de igualdad de oportunidades que se han realizado por CCOO en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos (Cátedra de Género) y Universidad Complutense (Escuela de Relaciones Laborales).

Durante la clausura, tanto Laura Nuño como Marta Aparicio, han insistido en la necesidad de mantener el esfuerzo compartido de FOREM y las Universidades Rey Juan Carlos y Complutense, para cualificar a las mujeres, pero también a los hombres, en la defensa de la igualdad, tanto en el empleo, como en la convivencia social porque "La igualdad no puede ser la víctima propiciatoria de la crisis económica”.

La conciliación al retortero, de Teresa Torns Martín



La socióloga Teresa Torns reflexiona sobre la conciliación, un término de sobra conocido, que concita todo tipo de argumentos a su paso. Existen estadísticas oficiales, se incluye en nuevas leyes y en convenios colectivos, se realizan investigaciones y estudios. Mientras tanto, la realidad sigue tozuda y la inmensa mayoría de mujeres continúa asumiendo la carga de trabajo no remunerado (cuidado y atención de los demás y tareas domésticas) y algunos hombres peleándose en sus empresas (sobre todo si son pequeñas) para tratar de arañar su permiso de paternidad.


"Al bar il posto delle fragile" (Trieste, 1988), del italiano Uliano Lucas (PhotoEspaña, 2003)

Publicado en la revista Trabajadora, n. 46 (mayo de 2013)

La conciliación al retortero, de Teresa Torns Martín.

POCAS SON PROBABLEMENTE las personas que conocen el significado de la palabra retortero. Es una palabra antigua que significa dar vueltas alrededor de algo sin demasiado sentido o llevar las cosas o la vida sin orden y concierto. El término conciliación es, por el contrario, mucho más conocido, e incluso puede decirse que, en estos últimos años, ha alcanzado una notable popularidad entre quienes nos movemos en el mundo laboral. Ello es así a pesar de que algunas nos preguntamos, desde que apareció, como es que concita tantas voces y alegrías a su alrededor. Y continuamos en las mismas, vistos los resultados obtenidos por tanto empeño, una vez que han pasado ya más de quince años desde que irrumpiera en nuestras vidas. Ante lo cual, la ocurrencia de unir ambas palabras en una sola frase, tal como se indica en el título de este escrito, lejos de ser descabellado parece incluso oportuno.

Desde mi punto de vista, la unión de ambos términos resume bastante bien la situación en la que se halla la conciliación de la vida laboral y familiar, en la actualidad. A saber, llevamos más de una década hablando de ella, tiene un notable impacto mediático, está amparada por la ley y por numerosos convenios colectivos, se publican estadísticas oficiales y numerosos especialistas llevan a cabo estudios sobre el tema. Pero, a pesar de todo ello, los datos estadísticos, los estudios y la observación de qué sucede a nuestro alrededor, en el día a día, nos llevan a la misma conclusión: las mujeres continúan atrapadas por el tiempo en su vida cotidiana y asumen una mayor carga total de trabajo cotidiana que los hombres. Si, además, son mujeres jóvenes tienen serias dificultades para tener un empleo decente, lo que las lleva a retrasar más la opción de ser madres. Y si a ello añaden el ser mujeres inmigradas ni se les ocurre pensar en eso que en Europa llamamos conciliación de la vida laboral y familiar. Porque, en ese último caso, se llevan la peor parte del tema. Es decir, podría aventurarse la idea de que la conciliación es, en realidad, una nueva acepción de vivir o llevar las cosas al retortero. Opción que, eso sí, al parecer solo afectaría a las mujeres, que viven cotidianamente tratando de compaginar la vida personal, la familiar y la laboral. Mujeres que se sienten, principalmente las de clases medias que bordean la cuarentena, como si el mundo, en general, y su entorno cotidiano, en particular, las hubiese estafado. Puesto que esa pretendida conciliación se da en las sociedades donde la mayoría de la población tenía garantizado un mínimo bienestar material, a pesar de que no a todo el mundo le iba igual de bien. Y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres parecía estar al alcance de la mano, con leyes incluidas que la garantizaban, como sucedía en España. Pero donde ese bienestar y las mencionadas políticas están siendo arrasados por la crisis actual que no hace más que agravar las desigualdades sociales existentes. Y poner de manifiesto la fragilidad de los avances conseguidos para promover las mencionadas políticas de igualdad, de las que más de uno pensaba formaba parte la conciliación de la vida laboral y familiar.

Posiblemente, buena parte del problema procede de los equívocos que se dieron en torno a qué era o debía ser la conciliación, desde que hizo su aparición. Hecho que como se recordará sucedió cuando terminaba el siglo anterior y comenzaba el actual. La conciliación, tal como hoy se la conoce, tuvo como escenario el mundo laboral y llegó de la mano de las estrategias de empleo en la UE. La finalidad era promover el empleo femenino, en particular el de las mujeres madre que, en Europa, presentaban bajas tasas de actividad laboral. Las medidas para impulsar la conciliación fueron el fomento de los permisos laborales de maternidad y paternidad y el desarrollo de los servicios de atención a la vida diaria (SAD). Sin embargo, los resultados de tales propuestas nos permiten observar que, en España al igual que en el resto de la UE, los permisos de maternidad se consolidaron como una realidad cuasi indiscutible aun cuando, el común de los mortales continúa refiriéndose a ellos como bajas maternales. Y que, por el contrario, los permisos de paternidad aunque en España enfilaron por primera vez, gracias a la ley de igualdad de 2007, continúan tropezando con grandes inconvenientes. Tropiezos que proceden, en su mayoría, de las dificultades a que tales permisos sean reconocidos como un derecho laboral de los padres, especialmente en las pequeñas empresas. Y a las resistencias culturales que continúan penalizando socialmente a los padres que reclaman tal derecho. Mientras tanto, los servicios SAD, difícilmente suelen ser pensados como una herramienta para la conciliación. En España ha habido que esperar al desarrollo de la mal denominada ley de la dependencia (LAPAD 2006) para que se los tuviese en cuenta. Y cuando existen, y la crisis de nuevo aparece como un escollo insalvable, son normalmente contemplados como un recurso útil para cuidar únicamente de las personas catalogadas como dependientes. Por lo tanto, continúan siendo considerados como servicios que quedan lejos de la conciliación que, al parecer, solo deben afectar a las mujeres madre con empleo.

El problema en torno a la conciliación continúa porque, aun antes de que la crisis existiera, difícilmente tales permisos y servicios servían para hacer frente a una cultura del trabajo presentista y presidida por la disponibilidad laboral absoluta. Disponibilidad que la flexibilidad laboral en sus múltiples modalidades desreguladoras de la jornada laboral (turnos rotatorios, tiempo parcial, acumulación de jornadas extensas en 4 días laborables, etc.) no hace más que reforzar. Ya que convierte en residual y marginal los demás tiempos y trabajos necesarios para que la vida y el bienestar cotidiano de las personas tenga lugar con unos mínimos decentes. Ello afecta fundamentalmente a las mujeres porque el trabajo doméstico y de cuidados y el tiempo necesario para llevarlos a cabo no son ni reconocidos ni compartidos de manera equitativa con quienes conviven. Situación que las lleva a vivir al retortero cuando ese tiempo y ese trabajo deben dedicarlo, muy especialmente, a atender y cuidar a personas que son consideradas dependientes: criaturas, personas mayores con limitaciones. Pero no solo a ellas sino que ese vivir al retortero se prolonga porque esa atención y esos cuidados también deben procurarlos a aquellas personas jóvenes y adultas que viven pensando y actuando como si ese otro tiempo y ese otro trabajo no existiese o no fuese asunto suyo. Cuestión que, lejos de ser un tema privado o de mala distribución de la carga total de trabajo cotidiana entre la pareja, se perfila como una falta de equidad democrática que atañe al bienestar cotidiano de toda la población. Una inequidad que ocurre no solo porque las personas ocupadas, principalmente las mujeres, no puedan conciliar sino también por la falta de soporte de suficientes políticas públicas de bienestar, así como por la tolerancia social de una ciudadanía cuya mentalidad consiente tal estado de cosas.

Paradójicamente, las demandas de corresponsabilidad (se supone que entre madres y padres solo y únicamente si tienen empleo) cada vez tienen más y mejor prensa y aparecen, en los últimos años, ligadas a la conciliación como si se tratara del mismo asunto. Un asunto convertido, ahora, en un problema de tipo moral que concierne, al parecer, a los hombres padre y se plantea como si de un avance en los temas de conciliación se tratara. Es decir, la conciliación que hasta hace poco era un tema laboral que solo parecía afectar a las mujeres madre y podía solventarse con más o menos permisos laborales, ha pasado a ser una cuestión que también concierne a los padres. Se supone que hombres jóvenes en su mayoría, a los que la crisis actual también les está afectando en gran manera. De tal modo, que muchos de ellos, a la sorpresa e incomodidad que sienten al no poder cumplir con sus obligaciones, (ganar el pan o ser el principal proveedor de ingresos), ahora se les reclama que sepan llevar a cabo las tareas de cuidados de sus hijas e hijos. Y a eso se le llama corresponsabilidad. O dicho de otro modo, se apela a la moral para resolver un viejo y hondo problema estructural: la persistencia de la división sexual de trabajo cotidiana que permanece como un escollo insalvable, según cuentan las evaluaciones europeas de las condiciones de vida y trabajo de la población ocupada.

De hecho, la conciliación así planteada continua apareciendo como un problema a resolver en privado que solo afecta a la vida laboral y familiar, y solo si se tienen hijos e hijas. La vida personal no entra en el guión y parece que pueda resolverse a libre voluntad de cada persona empleada, tras negociar individualmente cada caso con el departamento de recursos humanos de las empresas, allá donde ese departamento existe. La conciliación, por lo tanto, no parece tener que ver con unos horarios laborables, en los que la parte empresarial ha encontrado la manera idónea para redoblar el control y el poder que tiene frente a la población ocupada. Ni estar relacionada con la falta de servicios públicos de cuidados, con los que obtener bienestar cotidiano, ni con la persistencia de unas mentalidades patriarcales que continúan consintiendo que las mujeres sean las que se lleven, en eso como en tantas otras cosas, la peor parte de la película. Incluso podría decirse que el problema de la conciliación, en la actualidad, se ha agravado no tanto porque las mujeres continúan teniendo reservado el papel protagonista, sino porque los hombres jóvenes tampoco puedan conciliar o ser corresponsables, aunque muchos de ellos ya quisieran. Ya que la crisis les condena, también a ellos a no tener empleo decente y ello les supone, en muchos casos el no poder ser o actuar como padres. Tal situación pone de manifiesto que la conciliación no sirve, tal como está planteada. Y que lejos de ser un tema privado o de mujeres es una cuestión que atañe al conflicto entre tiempo y trabajo que subyace en la organización socioeconómica vigente en nuestra sociedad. Un conflicto que afecta a la falta de equidad democrática entre clases sociales, géneros y etnias y al bienestar cotidiano de la población.

Antes de que la conciliación hiciese su aparición, las alternativas europeas a anteriores crisis de empleo parecían encaminarse hacia el reparto del trabajo y la reducción de la jornada laboral. Algunas estudiosas avisaron de que la conciliación había substituido a las propuestas del reparto del trabajo. Y algunas de nosotras ya hacía más de una década que confiábamos en la mencionada reducción horaria y precisábamos que debía plantearse en clave sincrónica y cotidiana. Ya que solo así el tiempo y el trabajo de cuidados cotidiano podía llevarse a cabo sin que fuese algo residual o marginal. Los balances realizados en torno a las diversas modalidades de regulación y reordenación de la jornada laboral en Europa nos avisaron, sin embargo, de que las buenas soluciones técnicas encontradas no conocían el éxito. La mayoría de la población, salvo, las mujeres madre, prefiere acumular tiempo de trabajo pagado y liberar así más tiempo libre. También hemos sabido que el aumento de los turnos rotatorios entre los hombres y el tiempo parcial entre las mujeres o que las extensas jornadas laborales de las personas más cualificadas impiden o entorpecen cada vez más las posibilidades de la conciliación. Solo en los países (escandinavos) donde los permisos de paternidad son obligatorios por ley puede, al parecer, existir la corresponsabilidad. Coincide, además, que son países donde las políticas de bienestar cotidiano están más desarrolladas y donde el discurso sobre la conciliación apenas tiene lugar. No parece, sin embargo, que tales medidas sean la panacea o que puedan trasladarse y copiarse, sin más. Y no solo por los problemas de la crisis actual, que también. Así las cosas, parece oportuno recordar que la reducción de la jornada laboral es una vieja aspiración de la clase obrera. Y que su logro costó luchas y movilizaciones en condiciones tan o más adversas que las actuales. También debe recordarse que las feministas reivindicamos que esa reducción de la jornada laboral tenga en cuenta el tiempo y el espacio necesarios para que todas y todos podamos afrontar el trabajo de cuidados. Pues solo así, la carga total de trabajo cotidiana se podrá repartir de manera más equitativa, sin reforzar las desigualdades sociales ya existentes. Eso va a requerir, además, que organicemos buena parte de los cuidados cotidianos de manera colectiva. Por lo que me parece evidente que reclamar algo más que la conciliación está fuera de toda duda.



<FIRMA>Teresa Torns (Teresa.Torns@uab.cat) forma parte del Departamento de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona.informe

<TÍTULO>Conciliación: voces y alegrías

<ENTRADILLA>La socióloga Teresa Torns reflexiona sobre la conciliación, un término de sobra conocido, que concita todo tipo de argumentos a su paso. Existen estadísticas oficiales, se incluye en nuevas leyes y en convenios colectivos, se realizan investigaciones y estudios. Mientras tanto, la realidad sigue tozuda y la inmensa mayoría de mujeres continúa asumiendo la carga de trabajo no remunerado (cuidado y atención de los demás y tareas domésticas) y algunos hombres peleándose en sus empresas (sobre todo si son pequeñas) para tratar de arañar su permiso de paternidad.

<PIEDEFOTOGRANDE>Al bar il posto delle fragile (Trieste, 1988), del fotógrafo italiano Uliano Lucas, participante en PhotoEspaña 2003.

<PIEDEFOTOPEQUEÑA>Dados al juego, de Sara Huete para su exposición Hay un placer en los bosques sin sendero (2008), en la Galería Alonso Vidal de Barcelona.


Pág. 16

<TÍTULO>La conciliación al retortero

<FIRMA>Teresa Torns Martín

<TEXTO>POCAS SON PROBABLEMENTE las personas que conocen el significado de la palabra retortero. Es una palabra antigua que significa dar vueltas alrededor de algo sin demasiado sentido o llevar las cosas o la vida sin orden y concierto. El término conciliación es, por el contrario, mucho más conocido, e incluso puede decirse que, en estos últimos años, ha alcanzado una notable popularidad entre quienes nos movemos en el mundo laboral. Ello es así a pesar de que algunas nos preguntamos, desde que apareció, como es que concita tantas voces y alegrías a su alrededor. Y continuamos en las mismas, vistos los resultados obtenidos por tanto empeño, una vez que han pasado ya más de quince años desde que irrumpiera en nuestras vidas. Ante lo cual, la ocurrencia de unir ambas palabras en una sola frase, tal como se indica en el título de este escrito, lejos de ser descabellado parece incluso oportuno.

Desde mi punto de vista, la unión de ambos términos resume bastante bien la situación en la que se halla la conciliación de la vida laboral y familiar, en la actualidad. A saber, llevamos más de una década hablando de ella, tiene un notable impacto mediático, está amparada por la ley y por numerosos convenios colectivos, se publican estadísticas oficiales y numerosos especialistas llevan a cabo estudios sobre el tema. Pero, a pesar de todo ello, los datos estadísticos, los estudios y la observación de qué sucede a nuestro alrededor, en el día a día, nos llevan a la misma conclusión: las mujeres continúan atrapadas por el tiempo en su vida cotidiana y asumen una mayor carga total de trabajo cotidiana que los hombres. Si, además, son mujeres jóvenes tienen serias dificultades para tener un empleo decente, lo que las lleva a retrasar más la opción de ser madres. Y si a ello añaden el ser mujeres inmigradas ni se les ocurre pensar en eso que en Europa llamamos conciliación de la vida laboral y familiar. Porque, en ese último caso, se llevan la peor parte del tema. Es decir, podría aventurarse la idea de que la conciliación es, en realidad, una nueva acepción de vivir o llevar las cosas al retortero. Opción que, eso sí, al parecer solo afectaría a las mujeres, que viven cotidianamente tratando de compaginar la vida personal, la familiar y la laboral. Mujeres que se sienten, principalmente las de clases medias que bordean la cuarentena, como si el mundo, en general, y su entorno cotidiano, en particular, las hubiese estafado. Puesto que esa pretendida conciliación se da en las sociedades donde la mayoría de la población tenía garantizado un mínimo bienestar material, a pesar de que no a todo el mundo le iba igual de bien. Y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres parecía estar al alcance de la mano, con leyes incluidas que la garantizaban, como sucedía en España. Pero donde ese bienestar y las mencionadas políticas están siendo arrasados por la crisis actual que no hace más que agravar las desigualdades sociales existentes. Y poner de manifiesto la fragilidad de los avances conseguidos para promover las mencionadas políticas de igualdad, de las que más de uno pensaba formaba parte la conciliación de la vida laboral y familiar.

Posiblemente, buena parte del problema procede de los equívocos que se dieron en torno a qué era o debía ser la conciliación, desde que hizo su aparición. Hecho que como se recordará sucedió cuando terminaba el siglo anterior y comenzaba el actual. La conciliación, tal como hoy se la conoce, tuvo como escenario el mundo laboral y llegó de la mano de las estrategias de empleo en la UE. La finalidad era promover el empleo femenino, en particular el de las mujeres madre que, en Europa, presentaban bajas tasas de actividad laboral. Las medidas para impulsar la conciliación fueron el fomento de los permisos laborales de maternidad y paternidad y el desarrollo de los servicios de atención a la vida diaria (SAD). Sin embargo, los resultados de tales propuestas nos permiten observar que, en España al igual que en el resto de la UE, los permisos de maternidad se consolidaron como una realidad cuasi indiscutible aun cuando, el común de los mortales continúa refiriéndose a ellos como bajas maternales. Y que, por el contrario, los permisos de paternidad aunque en España enfilaron por primera vez, gracias a la ley de igualdad de 2007, continúan tropezando con grandes inconvenientes. Tropiezos que proceden, en su mayoría, de las dificultades a que tales permisos sean reconocidos como un derecho laboral de los padres, especialmente en las pequeñas empresas. Y a las resistencias culturales que continúan penalizando socialmente a los padres que reclaman tal derecho. Mientras tanto, los servicios SAD, difícilmente suelen ser pensados como una herramienta para la conciliación. En España ha habido que esperar al desarrollo de la mal denominada ley de la dependencia (LAPAD 2006) para que se los tuviese en cuenta. Y cuando existen, y la crisis de nuevo aparece como un escollo insalvable, son normalmente contemplados como un recurso útil para cuidar únicamente de las personas catalogadas como dependientes. Por lo tanto, continúan siendo considerados como servicios que quedan lejos de la conciliación que, al parecer, solo deben afectar a las mujeres madre con empleo.

El problema en torno a la conciliación continúa porque, aun antes de que la crisis existiera, difícilmente tales permisos y servicios servían para hacer frente a una cultura del trabajo presentista y presidida por la disponibilidad laboral absoluta. Disponibilidad que la flexibilidad laboral en sus múltiples modalidades desreguladoras de la jornada laboral (turnos rotatorios, tiempo parcial, acumulación de jornadas extensas en 4 días laborables, etc.) no hace más que reforzar. Ya que convierte en residual y marginal los demás tiempos y trabajos necesarios para que la vida y el bienestar cotidiano de las personas tenga lugar con unos mínimos decentes. Ello afecta fundamentalmente a las mujeres porque el trabajo doméstico y de cuidados y el tiempo necesario para llevarlos a cabo no son ni reconocidos ni compartidos de manera equitativa con quienes conviven. Situación que las lleva a vivir al retortero cuando ese tiempo y ese trabajo deben dedicarlo, muy especialmente, a atender y cuidar a personas que son consideradas dependientes: criaturas, personas mayores con limitaciones. Pero no solo a ellas sino que ese vivir al retortero se prolonga porque esa atención y esos cuidados también deben procurarlos a aquellas personas jóvenes y adultas que viven pensando y actuando como si ese otro tiempo y ese otro trabajo no existiese o no fuese asunto suyo. Cuestión que, lejos de ser un tema privado o de mala distribución de la carga total de trabajo cotidiana entre la pareja, se perfila como una falta de equidad democrática que atañe al bienestar cotidiano de toda la población. Una inequidad que ocurre no solo porque las personas ocupadas, principalmente las mujeres, no puedan conciliar sino también por la falta de soporte de suficientes políticas públicas de bienestar, así como por la tolerancia social de una ciudadanía cuya mentalidad consiente tal estado de cosas.

Paradójicamente, las demandas de corresponsabilidad (se supone que entre madres y padres solo y únicamente si tienen empleo) cada vez tienen más y mejor prensa y aparecen, en los últimos años, ligadas a la conciliación como si se tratara del mismo asunto. Un asunto convertido, ahora, en un problema de tipo moral que concierne, al parecer, a los hombres padre y se plantea como si de un avance en los temas de conciliación se tratara. Es decir, la conciliación que hasta hace poco era un tema laboral que solo parecía afectar a las mujeres madre y podía solventarse con más o menos permisos laborales, ha pasado a ser una cuestión que también concierne a los padres. Se supone que hombres jóvenes en su mayoría, a los que la crisis actual también les está afectando en gran manera. De tal modo, que muchos de ellos, a la sorpresa e incomodidad que sienten al no poder cumplir con sus obligaciones, (ganar el pan o ser el principal proveedor de ingresos), ahora se les reclama que sepan llevar a cabo las tareas de cuidados de sus hijas e hijos. Y a eso se le llama corresponsabilidad. O dicho de otro modo, se apela a la moral para resolver un viejo y hondo problema estructural: la persistencia de la división sexual de trabajo cotidiana que permanece como un escollo insalvable, según cuentan las evaluaciones europeas de las condiciones de vida y trabajo de la población ocupada.

De hecho, la conciliación así planteada continua apareciendo como un problema a resolver en privado que solo afecta a la vida laboral y familiar, y solo si se tienen hijos e hijas. La vida personal no entra en el guión y parece que pueda resolverse a libre voluntad de cada persona empleada, tras negociar individualmente cada caso con el departamento de recursos humanos de las empresas, allá donde ese departamento existe. La conciliación, por lo tanto, no parece tener que ver con unos horarios laborables, en los que la parte empresarial ha encontrado la manera idónea para redoblar el control y el poder que tiene frente a la población ocupada. Ni estar relacionada con la falta de servicios públicos de cuidados, con los que obtener bienestar cotidiano, ni con la persistencia de unas mentalidades patriarcales que continúan consintiendo que las mujeres sean las que se lleven, en eso como en tantas otras cosas, la peor parte de la película. Incluso podría decirse que el problema de la conciliación, en la actualidad, se ha agravado no tanto porque las mujeres continúan teniendo reservado el papel protagonista, sino porque los hombres jóvenes tampoco puedan conciliar o ser corresponsables, aunque muchos de ellos ya quisieran. Ya que la crisis les condena, también a ellos a no tener empleo decente y ello les supone, en muchos casos el no poder ser o actuar como padres. Tal situación pone de manifiesto que la conciliación no sirve, tal como está planteada. Y que lejos de ser un tema privado o de mujeres es una cuestión que atañe al conflicto entre tiempo y trabajo que subyace en la organización socioeconómica vigente en nuestra sociedad. Un conflicto que afecta a la falta de equidad democrática entre clases sociales, géneros y etnias y al bienestar cotidiano de la población.

Antes de que la conciliación hiciese su aparición, las alternativas europeas a anteriores crisis de empleo parecían encaminarse hacia el reparto del trabajo y la reducción de la jornada laboral. Algunas estudiosas avisaron de que la conciliación había substituido a las propuestas del reparto del trabajo. Y algunas de nosotras ya hacía más de una década que confiábamos en la mencionada reducción horaria y precisábamos que debía plantearse en clave sincrónica y cotidiana. Ya que solo así el tiempo y el trabajo de cuidados cotidiano podía llevarse a cabo sin que fuese algo residual o marginal. Los balances realizados en torno a las diversas modalidades de regulación y reordenación de la jornada laboral en Europa nos avisaron, sin embargo, de que las buenas soluciones técnicas encontradas no conocían el éxito. La mayoría de la población, salvo, las mujeres madre, prefiere acumular tiempo de trabajo pagado y liberar así más tiempo libre. También hemos sabido que el aumento de los turnos rotatorios entre los hombres y el tiempo parcial entre las mujeres o que las extensas jornadas laborales de las personas más cualificadas impiden o entorpecen cada vez más las posibilidades de la conciliación. Solo en los países (escandinavos) donde los permisos de paternidad son obligatorios por ley puede, al parecer, existir la corresponsabilidad. Coincide, además, que son países donde las políticas de bienestar cotidiano están más desarrolladas y donde el discurso sobre la conciliación apenas tiene lugar. No parece, sin embargo, que tales medidas sean la panacea o que puedan trasladarse y copiarse, sin más. Y no solo por los problemas de la crisis actual, que también. Así las cosas, parece oportuno recordar que la reducción de la jornada laboral es una vieja aspiración de la clase obrera. Y que su logro costó luchas y movilizaciones en condiciones tan o más adversas que las actuales. También debe recordarse que las feministas reivindicamos que esa reducción de la jornada laboral tenga en cuenta el tiempo y el espacio necesarios para que todas y todos podamos afrontar el trabajo de cuidados. Pues solo así, la carga total de trabajo cotidiana se podrá repartir de manera más equitativa, sin reforzar las desigualdades sociales ya existentes. Eso va a requerir, además, que organicemos buena parte de los cuidados cotidianos de manera colectiva. Por lo que me parece evidente que reclamar algo más que la conciliación está fuera de toda duda.

Teresa Torns (Teresa.Torns@uab.cat) forma parte del Departamento de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona.informe

CCOO llama al conjunto de la población a defender los derechos de las personas LGTBI y a luchar por la igualdad

C

on motivo de la celebración, el 28 de junio, del Día Internacional del Orgullo LGTBI, CCOO anima a la ciudadanía a participar en las movilizaciones convocadas en diferentes pueblos y ciudades bajo el lema "Jóvenes sin armarios" y, en particular, a la gran manifestación estatal que tendrá lugar el sábado 6 de julio en Madrid.

MANIFIESTO DE CCOO ANTE EL ORGULLO LGTBI 2013

La crisis no ha hecho más que agravar la vulnerabilidad del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGTBI) en su vida cotidiana, así como dificultar la defensa de sus derechos y la propia igualdad de trato. Hacer visible la orientación sexual o la identidad de género y demostrar la discriminación sufrida por estos motivos es complejo, lo que conduce en muchos casos a la ocultación y represión, y, con ello, a la invisibilidad y a la aparente inexistencia de lgtbfobia en el entorno del
trabajo. También la reforma laboral y la desregulación de las relaciones laborales facilitan disfrazar un despido homófobo haciéndolo pasar por uno por causas objetivas.
Asimismo, las diferentes modificaciones del sistema judicial, como la ley de tasas, hacen más difícil el acceso a la justicia y denunciar las situaciones de discriminación o
acoso que sufren estas personas.

Mientras el paro juvenil en España alcanza el 57%, vivir abiertamente la orientación sexual o la identidad de género es un riesgo añadido que no todo el mundo se puede
permitir. La precariedad laboral golpea especialmente a lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales, entre quienes se calculan unas tasas de paro cercanas al 80%.

La reciente aprobación, por parte del Consejo de Ministros y el inicio del trámite parlamentario, de la LOMCE, que permite y fomenta la segregación por sexos y suprime la asignatura de Educación para la Ciudadanía, supone un grave retroceso en el sistema educativo de nuestro país.

En lugar de avanzar hacia una educación pública, laica, integradora e igualitaria, potencia las diferencias entre niños y niñas y puede contribuir a elevar aún más los altos
niveles de abandono escolar entre la juventud LGTBI, por falta de atención a la diversidad sexual y de género, dificultando su acceso al mercado laboral, pudiendo situar a este colectivo en situación de riesgo de exclusión social.

CCOO tiene un compromiso histórico e irrenunciable con la igualdad de oportunidades de las personas y combatimos cualquier tipo de discriminación. Por ello, el sindicato
llama al conjunto de la población a defender los derechos de las personas LGTBI y a luchar por la igualdad, así como a asistir a las movilizaciones previstas para las
próximas semanas en pueblos y ciudades.

CCOO anima a las personas LGTBI a canalizar sus reivindicaciones laborales y posibles situaciones de discriminación a través del sindicato o de asociaciones lgtbi.

26 de junio de 2013

Arte feminista: el origen


Mujer. La vanguardia feminista de los años 70. Obras de la Sammlung Verbund, Viena

Es la exposición estrella de PHotoEspaña este año. Y también es la primera vez que se muestra en Madrid una colectiva de arte feminista de los años setenta con 21 artistas europeas y estadounidenses. Una panorámica, a la fuerza incompleta, de las entonces numerosas y muy jóvenes artistas en la irrupción y radicalidad de un movimiento que surgió desde la corriente delwomenlib difundido por los medios de masas en Occidente al final de los sesenta hasta convertirse en una de las vanguardias más germinadora y resistente en el arte contemporáneo. Cuatro décadas después, las ya maestras y otras muchas jóvenes en todo el planeta continúan renovándola.


La mayoría rechazaron los medios tradicionales, pintura y escultura, porque además de ser técnicas lastradas por la objetualidad exigida por el mercado y ajenas a la desmaterialización propuesta en el giro conceptual, durante siglos, y las décadas anteriores, se habían constatado como terrenos masculinos y de exclusión para las artistas, fuera cual fuera su nivel de excelencia.Abrazaron la fotografía e irrumpieron como pioneras del vídeo, protagonizados casi siempre por ellas mismas, al dictado del lema activista de la época: “lo personal es político”. Exhibicionismo, oextimidad como se dice ahora, que en el caso de las artistas trastocó una de las reglas de la historia del arte, pues las mujeres pasaron de ser objeto, a sujeto y a la vez objeto de sus propias creaciones. La cuestión de la identidad de la mujer, moldeada según los estereotipos naturalizados bajo la cultura patriarcal para pasar a desgranar la pluralidad de formas de entenderse y vivir como mujeres, se convirtió en el principal campo de batalla para la liberación.

Sarcasmo, rabia y un buen grado de empoderamiento y complejidad encontramos en este abanico de propuestas, en el origen de una tendencia que surgió, en el caso de Estados Unidos, en el seno de los movimientos en defensa de los derechos civiles, y en Europa entre los marginales y muy combativos grupos feministas, pero que, al cabo, siempre respondió a una toma de postura individual. Es absolutamente excepcional encontrarlas reunidas aquí, gracias a la colección Verbund AG, la compañía eléctrica líder en Áustria y una de las hidroeléctricas más importantes de Europa, fundada en 2004, y que tiene el arte feminista como uno de sus focos principales, gracias a un consejo de adquisiciones formado por Gabriele Schor, directora de la fundación, junto a Jessica Morgan y CamilleMorineau, respectivas comisarias en la Tate Modern de Londres y el Centre Pompidou de París. Y hay que agradecer también a la Fundación Banco Santander su patrocinio para traerla a PHotoEspaña. Sin embargo, es una lástima que esta mediación no haya logrado plasmarse en la traducción al castellano del catálogo de esta selección, ya mostrada en la Galleria nazionale d'arte moderna de Roma en 2010. Un pequeño detalle, pero desafortunadamente demasiado habitual en el ámbito del todavía a menudo sojuzgado, ninguneado ¿y temido? arte feminista.

Expresiones de la opresión bajo la dominación masculina; rechazo al reduccionismo de la mujer como sólo cuerpo -objeto de deseo o máquina meramente reproductiva-; burla de los estereotipos asignados como madre y sirvienta (cocinera o secretaria oficinista) y deconstrucción de los patrones educativos impuestos, de la violencia machista y la liberación sexual, son las temáticas hasta entonces inéditas en el arte que pusieron sobre la mesa con extraordinaria capacidad de formalización.

Muchas de ellas, hoy en los manuales de arte contemporáneo, ya habían encontrado sus propias estrategias y es un placer descubrir aquí piezas tempranas y poco vistas junto a otras consideradas clásicas de Helena Almeida, Eleanor Antin, VALIE EXPORT, Esther Ferrer, Suzanne Lacy, Ana Mendieta, Martha Rosler, Cindy Sherman, Hanna Wilke y Francesca Woodman.

Todavía, quizás, puedan suscitar más interés las piezas de las casi recién recuperadas (en la última década) para la mainstream Sanja Ivekovic, aquí con fotografías de su acción Inauguración en la galería Tommaseo de Trieste,en 1977, donde la artista rebelde contra la Yugoslavia de Tito recibió con la boca sellada con cinta aislante a los visitantes de uno en uno mientras se escuchaba los latidos de su corazón, para denunciar la violencia blanda contra los derechos de las mujeres. Así como el vídeo La mujer sin cabeza o la danza del vientre de la egipcia afincada en París Nil Yalter, que ya planteaba los handicaps étnicos sobrevenidos a la discriminación sexista.

Y, definitivamente, destacan las piezas de artistas menos conocidas aquí, estadounidenses como Rita Meyers y Martha Wilson; y europeas: la feminista radical inglesa Alexis Hunter, la italiana Ketty La Rocca y la alemana Annegret Soltau. Por último, lógicamente, es muy sustancial la presencia de las artistas austríacas: Renate Bertlmann, con las estupendas series Tiernos contactos, Tierna pantomima, Tiernas manos, en las que utiliza tetinas y condones con anticipatorio estilo punk; y Birgit Jürgenssen, a cuya irónica deconstrucción de los estereotipos ya ha dedicado una monográfica la Fundación Sammlung Verbund.

Desnudas y a despecho



Quizás porque volví de Sitges ebria de azules y blanco, y refrescada por el mar, pensé vagamente en aquel carcamal de la patronal canaria que hará unos meses afirmaba que no tenía nada contra las mujeres o los chicos desnudos (al contrario, cuanto más mejor) siempre que fueran gente guapa, pero que se tenía que prohibir el nudismo en las playas para evitar el lamentable espectáculo de mujeres desnudas de cierta edad y según qué hechuras. ¿Qué tienen contra las mujeres, él y la gente como él, que sólo las quieren desnudas si están domesticadas, inermes y sumisas a su servicio? ¿Por qué quieren prohibir los cuerpos desnudos en uno de sus marcos más naturales y lógicos: las playas? ¡Si incluso Facebook ha tenido que cambiar la política sobre las imágenes de pechos y desde hace unos días exhibe fotos de mastectomías; es decir, ya no las pone a la altura de la pornografía!



Porque el pensamiento es libre y el flujo de la conciencia hila sin cesar (como tan bien reflejó Virginia Woolf en, por ejemplo, Las olas), me ha pasado fugazmente por la cabeza un comentario que un artículo mío sobre una película suscitó a un lector o a una lectora: me incluía en la categoría de mujeres que «odia los desnudos femeninos bonitos». Y no, no rechazo («odiar» me parece una palabra demasiado fuerte) el desnudo femenino.

Pienso en las valientes y guapísimas activistas de Femen, el pecho desnudo ante Merkel y Putin -en la muy civilizada Hannover- y de qué manera los mismos que seguramente no tienen nada que objetar respecto a los cuerpos abiertos en canal de la pornografía, en contra de los torsos ofrecidos como mercancía, las reprimieron con encarnizada saña. Mujeres que no temen desnudarse llueva, sople un viento huracanado o nieve, así las insulten, así las masacren, así las encarcelen.

Pienso en la valiente y hermosa Amina Tyler que a finales de mayo no dudó en colgar una foto suya en Facebook desnuda de cintura para arriba acompañada del lema «Mi cuerpo es mío». Pienso en las tres activistas solidarias, también de Femen, que dos días despuéssiguiendo su estela se desnudaron como ella, esta vez en la puerta del Palacio de Justicia de Túnez.

Protagonistas de su propia vida, osadas y bonitas, tan sólo el cuerpo, la piel, como escudo. Por cierto, ¿saben a qué sección del periódico fue esta doble reivindicación de uno de los derechos más elementales de la humanidad? ¿A Política?, ¿a Internacional? ¡Quia! ¡a Sociedad! Una forma como otra cualquiera de minimización, de banalización, de trivialización; en definitiva, de maltrato.

Estos casos me llevan a pensar en la magnífica y bella artista Valey Export que en laperfomance (¡de 1969!) Genital Panic, con los genitales al aire, recorrió las hileras de una sala de cine X durante una sesión repleta de hombres. Admitió que tenía miedo: no sabía cómo podían reaccionar, desconocía si la llegarían atacar. Lo que ocurrió, sin embargo, es que a medida que ella pasaba, ellos se levantaban y abandonaban la sala con la cola entre las piernas.

El quid de la cuestión, pues, no es si gustan (o si se odian) los desnudos o no, sino el pánico cerval que muestran algunos hombres (especialmente los poderosos, con poder de legislar, de prohibir) ante los cuerpos en libertad de las mujeres, el pavor al control por parte de las mujeres de su (propio) cuerpo, así como de la capacidad de usarlo como herramienta política, como expresión del yo, del deseo (propio).

No, no tengo nada contra los cuerpos desnudos (incluidos, en principio, los de los hombres), sean viejos, bellos, con algún pelo, tersos, con cicatrices, gordos, recios, delgados (siempre que sea con mesura), depilados, jóvenes, frágiles, arrugados, perfectos, con michelines, defectuosos, llenos de gracia... que de todo tiene que haber tanto en las playas como en la viña de la señora. ¿Cómo podría odiar los desnudos femeninos en la plenitud de su libertad, si incluso, parafraseando aquel comentario, me gustan los bonitos?

25 de junio de 2013

Dos más dos son cuatro, salvo si se trata de mujeres



Recuerdo que el mundo se puso patas arriba con la gripe aviar o con el virus de Ebola, por ejemplo. En Europa también se armó un buen revuelo con la crisis de las vacas locas, aquello de la encefalopatía espongiforme bovina que, aunque casi impronunciable, todos los periodistas nos sabíamos de memoria al día siguiente de aparecer la primera vaca muerta.


Ayer, la Organización Mundial de la Salud calificó de epidemia la violencia contra las mujeres en todo el mundo pero la noticia ni alarma ni está en la portada de los grandes medios de comunicación porque ni siquiera es noticia. Ya lo sabíamos. Y nos hemos acostumbrado. La violencia contra las mujeres es algo insignificante. De hecho, el informe que presentó ayer la OMS -“Estimaciones mundiales y regionales de la violencia contra la mujer: prevalencia y efectos de la violencia conyugal y de la violencia sexual no conyugal en la salud”-, es tan relevante por los datos que aporta como por la falta de ellos.

La relevancia o irrelevancia de la realidad se determina, en muchos casos, contando con su expresión en cifras. Una afirmación que, refiriéndose a la violencia de género, parece cierta solo parcialmente. Siempre que hablamos de violencia contra las mujeres lo hacemos sobre magnitudes estimadas, cifras aproximadas y números calculados pero no exactos. Les invito a que repasen los datos que aporta el informe, verán que todas las cifras son cálculos aproximados. Parece que dos más dos son cuatro, salvo si se trata de mujeres. Documentar la violencia de género, no es una prioridad en la mayoría de los países. Lo que es en sí mismo un buen ejemplo del desdén con el que se aborda esta “epidemia”. Y aun así, como ya publicó hace años The Economist, refiriéndose a la violencia de género, “cada periodo de dos a cuatro años, el mundo aparta la vista de un recuento de víctimas equiparable al Holocausto de Hitler”. Pero si en vez de cifras habláramos de personas y si sustituyéramos las estadísticas por los detalles de sus vidas y las circunstancias de sus muertes, el relato sería insoportable. No hay sumario ni tribunal que lo pueda soportar.

El desdén con el que se trata esta “epidemia”, también por el actual gobierno, lo dejó bien claro el lunes la ministra Ana Mato –el presidente del gobierno está inédito en esta materia-. La ministra anunció la primera Estrategia para la Erradicación de la Violencia de Género –de la que llevaba hablando desde el inicio de la legislatura-. Esa estrategia que erradicará la violencia de género consta nada menos que de siete ejes y 258 medidas que Mato se despachó en apenas media hora. Normal, no hay nada nuevo en ellas.

Las 258 medidas en realidad se estructuran en tres ejes, no en siete: El primero, poner en un papel todas las actuaciones que ya se están llevando a cabo desde las Comunidades Autónomas; el segundo, añadir un verbo -“potenciar”, “reforzar” o “mejorar”-, delante de aquellas iniciativas que llevan años en marcha –teléfono 016, brazaletes de teleprotección…-; y el tercero, sacar del cajón todas las propuestas que no dio le dio tiempo a realizar al difunto y permanentemente vilipendiado Ministerio de Igualdad –extender el 016 a toda Europa, combatir la trata de personas con fines de explotación sexual…-.

Así, Mato dio por aprobada la Red Nacional de Centros de Acogida, con lo que parece que se van a crear más centros y recursos para las mujeres. Nada de eso. Simplemente, se van a poner en red los que ya existen –si es que alguno aún no estaba-. La ministra aseguró que esta nueva estrategia lleva un presupuesto de 1.539 millones de euros como una “aportación extra”. Todo lo contrario. Desde que se aprobó la Ley Integral se contempla una partida presupuestaria que el gobierno central transfiere a las Comunidades Autónomas puesto que son quienes tienen las competencias en atención a las mujeres víctimas y a sus hijas e hijos. En los últimos Presupuestos Generales del Estado del gobierno de Zapatero, esta partida contó con 5 millones de euros. En los últimos presupuestos de Rajoy, esta partida está recortada en un 20 por ciento.

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Los 10 anuncios más machistas de la televisión



El machismo publicitario es una de las columnas ideológicas de la publicidad. En este informe analizamos la publicidad machista y aquí reproducimos un artículo de Público sobre el asunto:

"Todos los medios de comunicación respetarán la igualdad entre mujeres y hombres, evitando cualquier forma de discriminación". Así reza el artículo 39 de la Ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres aprobada por el anterior Gobierno socialista. Sin embargo, las buenas intenciones del Ejecutivo han quedado en papel mojado porque los medios, a los que se les dejó autorregularse, no siempre cumplen esta normativa.

¿La prueba? Los anuncios sexistas que siguen apareciendo entre series y programas que, lejos de fomentar hábitos igualitarios, siguen dejando a las mujeres como "responsables" de la casa y el cuidado de los hijos o, simplemente, como meros objetos sexuales. Estos spots no sólo contradicen lo establecido en la Ley de Igualdad, sino también la Ley General de Publicidad de 1988, que considera fuera de la legalidad todo anuncio que "atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución".

"Uno de los orígenes del problema es haber dejado esta responsabilidad en manos de los propios medios, que buscan beneficio económico y en los que son mayoritariamente hombres los que tienen poder de decisión", denuncia la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González. "La ley es exigente y funciona, pero se siguen colando anuncios en los que se deja entrever que las mujeres son como personajes secundarios que emanan del hombre", asegura.

"La crítica tiene que surgir de la sociedad y para ello es clave una educación igualitaria" Asimismo, González afirma que no sólo las empresas publicitarias, las marcas y los medios deben ser más exigentes en este sentido: "La crítica tiene que surgir de la sociedad y para ello es clave una educación igualitaria que enseñe a no consentir estos desmanes en un país democrático", concluye. Así lo denuncia también laAsociación de Usuarios de la Comunicación, cuyo presidente, Alejandro Perales, critica que lo que se cuela en los anuncios es el "sexismo cotidiano". "Nuestra sociedad es sexista y hay hábitos comunes que se reproducen en la publicidad, sobre todo en la de juguetes y alimentación", cuenta.

Según el artículo 3 de la Ley General de Publicidad, también son ilegales aquellos anuncios que "presenten a las mujeres de forma vejatoria", bien por servirse de su cuerpo "como un objeto", bien por vincular su imagen a "comportamientos estereotipados". El problema, cuenta Perales, es que "no hay quórum a la hora de establecer lo que es un contenido vejatorio o discriminatorio para las mujeres y los límites son difusos".

En 2012, Autocontrol (organismo de autorregulación publicitaria a través del cual se materializa el compromiso de responsabilidad en la publicidad) revisó 19.789 anuncios antes de su emisión. Se incluyeron observaciones relacionadas con el sexismo en 19 ocasiones y, en 13 de ellas, la recomendación fue la de “no difusión del anuncio” por infringir el artículo 3 de la Ley General de Publicidad. En el resto de casos se recomendaban modificaciones para evitar el incumplimiento legal. La presentación ilícita de comportamiento estereotipado y la utilización indebida del cuerpo de la mujer como objeto desvinculado del producto son algunos de los principales motivos por los que se ha recomendado adoptar estas medidas.

Ejemplos:


Facebook cierra páginas de FEMEN por juzgarlas pornográficas


La organización feminista FEMEN ha denunciado el bloqueo de su perfil en Facebook por parte de la empresa por: “bajo el motivo formal de publicar pornografía y promover la prostitución”.

A través de un comunicado la organización ha explicado el incidente: “El movimiento femenino FEMEN informa al público de la terminación involuntaria de sus principales cuentas en Facebook. La compañía ha bloqueado la página principal y su subsidiaria en francés. En total, estos recursos eran seguidos por alrededor de 170.000 personas”.

Femen explica que el bloqueo se ha producido como consecuencia de sus actos reivindicativos: “Este hecho es la continuación lógica de la guerra en Internet lanzada contra FEMEN por varios grupos reaccionarios: desde nazis de dictaduras europeas y post soviéticas hasta fundamentalistas islámicos”.

En su página web, FEMEN explica que es “es el fundador de una nueva ola de feminismo del tercer milenio con seguidores en todo el mundo” y que es “una organización de mujeres activistas en top less que defienden su igualdad sexual y social en el mundo”.


24 de junio de 2013

El feminismo español y la Transición


La aparición del movimiento feminista tras los cuarenta años de franquismo fue como un ciclón. Todo era necesario y todo se hizo al mismo tiempo. Se abre la esperanza de cambiar la vida y las mujeres se organizan para conseguirlo: grupos de barrio, de autoconciencia, en las empresas, en la universidad, de amas de casa… Había urgencia por destruir el modelo de feminidad que la dictadura franquista había impuesto. “Por eso los primeros años estuvieron particularmente marcados por la crítica sin matices a la maternidad y el matrimonio, a la familia y al modelo sexual. El objetivo era sacudir a una sociedad machista hasta el esperpento”, explica Justa Montero.

La excusa para empezar a trabajar antes de la muerte de Franco la encontraron las feministas en Naciones Unidas. Aprovechando que 1975 fue declarado por la ONU Año Internacional de la Mujer, desde mediados de 1974 se iniciaron reuniones y contactos que, escudándose en los actos organizados por el organismo internacional, sirvieron para presentar una alternativa feminista a los actos oficiales que el Gobierno y la Sección Femenina del Movimiento pretendían organizar presentándose como únicos interlocutores y representantes de los intereses de las mujeres.



La estrategia de los grupos fue elaborar un programa común feminista y democrático para 1975. Y además, quisieron presentarlo públicamente para romper el silencio impuesto. Todo se hizo como se hacían las cosas en aquellos años: semiclandestinas y con una tremenda complicidad social. La Plataforma de Organizaciones Feministas que, de forma natural, se había ido consolidando, organizó en febrero de 1975 una rueda de prensa en un pub en el centro de Madrid. Se invitó a los medios de comunicación que sabían que iban a“algo” y guardaron prudente silencio. A los dueños del local se les dijo que se iba a celebrar una pequeña fiesta, que vendrían periodistas y que dejaran la planta baja libre para disponer de un lugar reservado que no llamara la atención. En el pub también fueron discretos. Así se dio a conocer a la opinión pública el proyecto de actividades. La prensa difundió el acto y el programa profusa y muy favorablemente.


La Organización de las Naciones Unidas había hecho dos convocatorias para este Año Internacional de la Mujer. La Conferencia Mundial, –gubernamental–, que se celebró en México del 19 de junio al 2 de julio y el Congreso Mundial de Mujeres, dirigido a organizaciones no gubernamentales que tuvo lugar en Berlín oriental del 20 al 24 de octubre del mismo año.
El Congreso de Berlín estuvo coordinado por la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Cuando el Movimiento Democrático de Mujeres recibió la invitación para que cinco españolas asistieran al congreso no tenían ni idea de lo cerca que estaba el fin de la dictadura ni tampoco de que probablemente fueran las primeras en celebrarlo… antes de tiempo. El Movimiento Democrático de Mujeres consideró que, por las características políticas de España y por la red de grupos feministas que se estaba tejiendo velozmente en ese año, cinco mujeres era un número muy pequeño. Así, se consiguió que entre la aportación de la Federación Internacional, la de la Junta Democrática, –organismo unitario de las fuerzas políticas de la oposición en ese momento–, y de la Federación de Mujeres Cubanas se pudiesen cubrir los gastos para una delegación de trece mujeres, a las que se unieron dos exiliadas. Era una Comisión plural y con dos denominadores comunes: la liberación de la mujer y el antifranquismo.

En Berlín se reunieron dos mil participantes de 140 países y de unas doscientas organizaciones. En medio del congreso, las radios y televisiones norteamericanas dieron la noticia de la muerte de Franco. Estupefacción y júbilo, así definen las delegadas lo que sintieron“lo que allí se organizó en pocos minutos es casi imposible de contar”. Hubo fiesta, corrieron el vino y el champán y se cantó hasta la madrugada. Cubanas, latinoamericanas, italianas, alemanas, celebraron y se alegraron. La fiesta terminó en las habitaciones del hotel. Al día siguiente, las noticias dieron otra versión: Franco estaba muy mal pero … no había muerto. La delegación se reunió para ver qué hacía. Hubo tensión. Al final, la decisión mayoritaria fue volver. Todas llegaron bien a Madrid sin imaginarse que aún quedaba un mes de incertidumbre por delante.


Lo que no se frenó fue la organización de las Jornadas. Cuando murió el dictador, nuevamente surgieron dudas pero finalmente se decidió celebrarlas aunque fuera en una situación de semiclandestinidad. A las religiosas del Colegio Montpellier se les dijo que, de acuerdo con la proclamación de las Naciones Unidas, se iba a celebrar una reunión de mujeres con motivo del Año Internacional de la Mujer. Las jornadas fueron posibles por todo el trabajo de coordinación de los grupos iniciado en otoño de 1974 y porque sus miembros tenían la convicción de que el feminismo tenía su razón de ser y su espacio social y político en la nueva etapa que se avecinaba. .

Así que tras interminables avatares, las Primeras Jornadas por la Liberación de la Mujer se celebraron en el Colegio Montpellier de Madrid entre el 6 y el 8 de diciembre de 1975. Las distintas tendencias dentro del feminismo, los temas que luego serían objeto de debates durante varios años… De todo se trató en estas primeras jornadas: educación, trabajo, leyes, familia, sexualidad, divorcio, anticoncepción, aborto… Fue realmente una explosión tras tantos años de dictadura sin haber podido debatir colectivamente. Estas jornadas tienen una importancia especial puesto que es la primera vez que se expone clara y explícitamente la necesidad de construir un movimiento de liberación amplio, unitario e independiente de los partidos políticos. Días después, el 15 de enero de 1976, se organizó la primera manifestación. El lema fue Mujer: lucha por tu liberación. Por fin, la calle era de las mujeres. Aunque terminó con cargas policiales.

La explosión de la Transición
Las feministas inician su camino trabajando por una sexualidad libre, contra la penalización del adulterio, por la legalización de los anticonceptivos, la exigencia de guarderías, de educación sexual, el derecho al divorcio, al trabajo asalariado o la amnistía para las más de 350 mujeres que permanecían en las cárceles condenadas por los llamados delitos específicos (adulterio, aborto, prostitución). Se redactan los proyectos de ley alternativos sobre el divorcio y sobre el aborto. Se ponen en marcha centros de mujeres donde, junto a actividades de denuncia y afirmación ideológica, se facilitan anticonceptivos que en aquel momento eran ilegales.

El año 1976 tuvo como eje central dos luchas que continuaron a lo largo de 1977: la amnistía y la despenalización del adulterio. Las pancartas decían: “Amnistía para los delitos específicos de la mujer”, “presas a la calle”, “anticoncepción, aborto, prostitución, adulterio no son delitos. Amnistía”.
Pero donde realmente se vio y se vivió la fuerza del feminismo español fue en las Jornadas organizadas en Barcelona entre los días 27 y 30 de marzo del 1976. En ellas se reunieron a unas tres mil personas con representaciones de grupos de mujeres de toda España. El avance desde las Jornadas de Madrid del año anterior era tanto numérico como de calado político. Pero igual en unas como en las otras había una idea compartida: la de que la lucha feminista tenían un claro contenido político y era parte de la lucha por una sociedad democrática. Por primera vez, en 1977, en la calle y de forma unitaria, se celebró el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

También en 1977, se lanzó la campaña por una sexualidad libre y con una triple reivindicación: educación sexual y creación de centros de orientación sexual, anticonceptivos libres y gratuitos y aborto legal. La campaña no cesó hasta que se consiguió la despenalización de los anticonceptivos en octubre de 1978 y lo mismo sucedió con las campañas por la abrogación del delito de adulterio que se conquistó en mayo de ese mismo año. Para las primeras elecciones democráticas de junio de 1977, la Plataforma elaboró un programa reivindicativo que hizo llegar a todos los partidos políticos.
En 1978 fueron legalizadas las organizaciones feministas que lo solicitaron y se consiguieron, para el movimiento, los locales de la antigua Sección Femenina. También fue suprimido el Servicio Social de las mujeres establecido por Franco en 1937.

Todo esto se hizo sin experiencia política previa. Tampoco había una sólida base teórica. Es a partir de 1975 cuando comienzan a llegar los primeros textos del feminismo europeo y norteamericano. Las feministas tenían que elaborar teoría, conseguir que se derogaran un largo listado de leyes, y hacer propuestas para la nueva legislación, reivindicar en la calle, abrir servicios, organizar su propio movimmovimiento, hacer los cambios y reajustes personales, tomar conciencia y expandirla… Una verdadera revolución.

Explica Justa Montero que además, protagonizar un cambio social de la envergadura del propuesto por el feminismo, enfrentado a resistencia explícitas e implícitas, requiere que se construyan nuevos códigos de referencia: “Y se va creando un nosotras. Un claro ejemplo de ello es el reiterado recurso a un “yo” afirmativo y desafiante: “Yo también soy adúltera”, “yo también he abortado”, “yo también tomo anticonceptivos”, “yo también soy lesbiana”. Así se consolida un movimiento dispuesto a ponerlo todo en cuestión”.

Un movimiento que hizo todo esto sin referencias. Expone Amelia Valcárcel que el feminismo español contemporáneo empieza a existir en los años setenta en medio de una gran desmemoria. No existía pasado. El franquismo lo había destruido. Las herederas de Concepción Arenal comenzaron a llenar las aulas universitarias sin saber que eran herederas de nadie. El primer momento del cambio no fue asertivo, sino negativo, había que abolir y derogar tantas leyes… Pero también hubo que inventarse un mundo nuevo. Las condiciones legales de las españolas hasta 1975, asegura Valcárcel, explican por qué había tantas abogadas en el feminismo de los primeros años.

Y estas circunstancias explican que el feminismo español sea especial, dicho esto a su favor. Es como es –serio, radical, político–, porque partió de aquella situación: “No nos tocó enfrentarnos a una misoginia travestida o vagarosa, sino a las prácticas civiles y penales del Estado y al conjunto de la moral corriente. (…) No es (el nuestro) un feminismo por lecturas, sino por vivencias. Primero vinieron la rabia y el coraje. Las lecturas vinieron después”, explica Amelia Valcárcel en su libro “Rebeldes hacia la paridad”.


De aquellos primeros años el movimiento feminista español guarda un recuerdo imborrable. Cada grupo, y fueron cientos los que se crearon en aquel periodo, tiene su propia historia, sus victorias, sus anécdotas. Cada militante se siente orgullosa de lo que entre todas consiguieron. Sin embargo, también hay una conciencia de que la historia oficial no ha hecho justicia. No se puede entender la Transición española sin conocer la militancia política de las mujeres, pero de la lectura de los relatos oficiales se desprende que ésta no existió. “A todos los grupos oprimidos se les roba la historia y la memoria”, afirma Rosa Cobo: “Lo que no tiene pasado no tiene legitimidad por lo tanto, no tiene capacidad de propuesta política”. Ésta es la razón fundamental por la que en los últimos años ha habido un incesante trabajo para dejar por escrito la historia del feminismo español.