3 de agosto de 2011

El Ramadán impulsa la negociación de horarios de trabajo más flexibles

INICIO DEL AYUNO MUSULMÁN

CCOO y UGT quieren convertir en acuerdo global los pactos específicos entre empresa y empleado

La iniciativa, pensada para todos los trabajadores, cobija fiestas religiosas, nacionales y conciliación

Un año tras otro (y este no ha sido la excepción) se ha producido en los despachos de las empresas españolas la misma escena: uno o varios trabajadores musulmanes que piden a sus jefes una ración extra de flexibilidad horaria durante el Ramadán. Con más o menos 300.000 musulmanes asentados en España, el número de pequeñas negociaciones es ingente y basado en nada más que la buena voluntad de los patrones, y puesto que ni lo uno ni lo otro parece demasiado razonable, los sindicatos han pensado que lo adecuado es buscar un marco común para la negociación. Y trabajan en ello.


 Empieza mañana el noveno mes lunar según el calendario islámico y millones de musulmanes de todo el mundo se disponen a demostrar y alimentar su fe mediante el ayuno y la abstinencia. El Ramadán se solapa este año con el mes de agosto (el día 30 es el último de ayuno), de modo que en España, para evitar problemas, muchos musulmanes lo han hecho coincidir con las vacaciones. La casualidad es puntual, y comoquiera que en el calendario occidental el mes sagrado se adelanta cada año unos 10 días, tanto CCOO como UGT hacen esfuerzos por normalizar las cosas, haya o no haya vacaciones; el instrumento se llama Acuerdo para la Gestión de la Diversidad.

 UN DERECHO / «De lo que se trata es de distribuir el trabajo para dar respuesta a las necesidades personales de los empleados, siempre respetando, por supuesto, el cómputo final de horas anuales»,

explica Ghassan Saliba, responsable de Inmigración de CCOO. El acuerdo ni está dirigido en exclusiva a la población inmigrante ni está pensado solo para la coyuntura del Ramadán, dice. «Hablamos de la gestión de la diversidad en un sentido amplio, no solo desde el punto de vista religioso sino, por ejemplo, de las fiestas nacionales, de la conciliación familiar, incluso del ocio. El objetivo es que la distribución del horario no quede como una voluntad del centro de trabajo, sino como un derecho del trabajador».
 Si bien es cierto que los casos de conflicto son aislados, y que tanto los sindicatos como las asociaciones de musulmanes destacan que entre los empresarios hay siempre disposición y buena voluntad, parece sensato definir unas reglas de juego. «Flexibilizar los horarios en Ramadán siempre ha sido un detalle de cortesía por parte de la empresa hacia el trabajador», recuerda Mohamed Iqbal, secretario del Centro Cultural Islámico Camino de la Paz. «Y salvo algún caso concreto, siempre ha existido esa generosidad de parte del empresario. No tenemos queja».
 A través de AMIC, la asociación creada para atender las necesidades de los trabajadores inmigrantes, UGT también promueve la firma de estos acuerdos; al igual que CCOO, con un éxito inferior al deseado. «De momento se han firmado unos poquitos acuerdos, pero estoy seguro de que en los años venideros se firmarán más y más. Yo creo que cuando haya 10 empresas que hayan firmado, la tendencia se generalizará», dice Samir Kollech, responsable del área sindical. «El empresariado no se atreve todavía a firmar estos acuerdos. Pactan con el trabajador, sí, pero plasmarlo en un documento... Aún no hay esa madurez».

 PATRONAL RECEPTIVA / Al respecto, el director del Departamento de Relaciones Laborales y Asuntos Sociales de Foment del Treball, Javier Ibars, dice que «lo importante es alcanzar acuerdos individuales», y que «no es imprescindible» que estos pactos «estén regulados en acuerdos colectivos» (entre otras cosas, añade, porque pueden generar situaciones de discriminación), pero defiende una flexibilización de las condiciones laborales que sea beneficiosa para todos: las empresas y los trabajadores. «Cuando hablamos de una flexibilización de las condiciones de trabajo hablamos de una que sea beneficiosa para todas las partes», dice. «Lo que defendemos nosotros en general es la distribución irregular de los tiempos de trabajo. Puede que en verano una empresa necesite al trabajador solo cuatro horas al día, y 10 o 12 en invierno. Esto permite que cuando el trabajador necesite trabajar menos, como en Ramadán, o incluso no trabajar, pueda hacerlo».
 AMIC ha elaborado un pequeño folleto de preguntas y respuestas, la Guía básica para la conciliación de las prácticas religiosas en el ámbito laboral , que repartirá a partir de esta semana en los centros de trabajo. «Son tantas las consultas que nos llegan a este respecto que hemos decidido consignar en esta guía las más frecuentes, para que los trabajadores dispongan de respuestas sencillas a las dudas que suelen tener a la hora de pedir permisos, y para que sepan qué derechos tienen, por un lado, y qué obligaciones, por otro». Está editado en castellano y catalán, pero se harán versiones en otros idiomas si tiene éxito.
  
   OBLIGACIONES
 La aparición de la luna a finales del octavo mes del calendario islámico marca el inicio del Ramadán. Durante el noveno mes, los musulmanes no pueden comer, beber ni tener relaciones sexuales en las horas comprendidas entre la salida y la puesta del sol. Están exentos del ayuno los enfermos, aquellos que estén de viaje y las mujeres en periodo de menstruación.

 GASTRONOMÍA
 Con ser el mes del ayuno también es, paradójicamente, un mes gastronómico: cuando cae el sol los musulmanes se sientan a mesas bien provistas y los restaurantes preparan sus mejores recetas.

ntes del alba, comen productos ricos en calorías que les permiten sobrellevar mejor la jornada.

 COMPENSACIÓN
 Si el musulmán, dice el Corán, tiene relaciones sexuales durante las horas en que está prohibido deberá hacer Kaffárah: o bien ayunar durante dos meses seguidos o liberar a un esclavo o bien dar de comer a 60 pobres, en ese orden de prioridad. La mujer, si ha sido obligada, está exenta.

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