12 de septiembre de 2011

Me agrada que hables de la corresponsabilidad

envio de una carta a Charo Izquierdo , directora de YO DONA

Me agrada que hables de la corresponsabilidad : me parece mas adecuado y justo.
Desde mi experiencia profesional, llevo trabajando con personas del sexo contrario al mio mas de 30 años y todavia se produce el hecho de hacer las cosas -de forma reciproca- amenas y divertidas.....que generan mas empatia y rentabilidad.
Esta demostrado que imponer las cosas por decreto no funciona, y dejarlo todo a la pelea femenina, tampoco.......¿Que hacer?
Esforzarse por ser la mejor , pero sin trepar ni pisar a nadie.......que esa casualidad y la venganza parecen connaturales al lado femenino.
¿Te has preguntado por que solo hay 11 jefas de gobierno-salvo error - en todo el mundo?
¿Y por que no hay ningun piloto femenino de F1?

Emilio

Once mujeres jefas de Gobierno o de Estado tienen hoy en sus manos el destino de sus países. Su entrada prueba que, en todas las civilizaciones y continentes, el estatuto de la mujer está evolucionando. Ésta será, junto con el hundimiento del imperio soviético, la revolución más determinante del pasado medio siglo.
Elegida el 15 de enero presidenta de Chile, Michelle Bachelet acaba de sumarse a uno de los clubs más reservados del mundo: el de las jefas de Estado de Liberia, Finlandia, Filipinas, Sri Lanka, Letonia e Irlanda, más las primeras ministras de Alemania, Nueva Zelanda, Bangladesh, Mozambique, y Santo Tomé y Príncipe. ¿Heroínas? Sin duda, pues todas se han impuesto en un universo político cuya ley, en todo el mundo, es masculina. Más del 90% de los estados del planeta están dirigidos por varones. Estas once mujeres son, pues, pioneras, vanguardia que bien podría transformarse, en los próximos meses y años, en un batallón más importante. Su éxito está ligado en primer lugar a sus cualidades. Hacen falta muchas para triunfar en política, donde la competencia es agria. Pero su entrada prueba que, en todas las civilizaciones y continentes, el estatuto de la mujer está evolucionando. Ésta será, junto con el hundimiento del imperio soviético, la revolución más determinante del pasado medio siglo.

Comenzó en los laberintos de la sociedad antes de entrar en la política. Imponer sus libertades ha sido un largo camino previo a la conquista del poder. Resulta chocante constatar que esta dependencia ya no es un privilegio exclusivo de las naciones occidentales cuyos progresos en este dominio son, por lo demás, recientes. La liberación de las mujeres y la afirmación de sus derechos han acompañado a la explosión de la sociedad de la comunicación y se han aprovechado de su efecto preparatorio. Es posible apostar a que estas once elegidas no se quedarán mucho tiempo solas. Vamos a asistir a una irrupción de las mujeres en la esfera política. Ese progreso capital de la igualdad debería verse animado por la crisis general que afecta a los gobernantes. El argumento de la competitividad, esgrimido por los varones para justificar el monopolio del poder, hace tiempo que se quemó. El mundo político masculino ya no es sinónimo de buen gobierno. Todo es posible para las mujeres.

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