12 de enero de 2012

El coraje de una mujer


El pasado viernes 6 de enero falleció en Madrid Carmen Rodríguez Campoamor, viuda de Simón Sánchez Montero. Era una mujer comunista, como Simón, luchadora antifranquista, como Simón, militante de IU y CC OO, como Simón, una de esas personas sin las cuales no es posible, no debería ser posible, explicar la conquista de la libertad y la democracia.

No anda este país bien de memoria, y tampoco los poderes públicos y las instituciones democráticas que mujeres como Carmen ayudaron a conquistar. Hacen lo suficiente para que las cosas se cuenten tal como fueron. Carmen no dejó ni un instante de luchar por los derechos de los más débiles; se desvivió por Simón, hasta que la muerte se lo llevó por delante (también sin hacer ruido), por sus hijos y por sus nietos. Era, además, una defensora de la causa de las mujeres, de las de antes y de las de ahora. La Federación de Pensionistas de CC OO puede dar buena cuenta de ello.



La democracia, narran las fuentes oficiales, irrumpió en España por la avenida de la concordia, gracias al buen hacer de personas relevantes pertenecientes a ideologías dispares. Que la Transición fue resultado del esfuerzo de un amplio abanico de fuerzas políticas y sociales -sobre todo el PCE y CC OO-, no seré yo el que lo niegue. Pero que mujeres como Carmen y hombres como Simón -en simbólica representación del ejército de los humildes- fueron decisivas para hacerla realidad, es más verdad que lo anterior.



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