27 de diciembre de 2012

La crisis frena el avance de las mujeres en el mercado laboral



Las tasas de desempleo de las mujeres son más altas que las de los hombres en todo el mundo y no se prevén mejoras en los próximos años, según el informe Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2012, realizado por la Organización Internacional del Trabajo en colaboración con ONU Mujeres. El estudio subraya que mientras que antes de 2007 las diferencias en términos de desempleo y de relación empleo-población se habían atenuado, la crisis económica revirtió esta tendencia en las regiones más afectadas.

En las economías avanzadas, la crisis parece haber afectado a los hombres en los sectores que dependen del comercio más que a las mujeres que trabajan en la salud y la educación. En los países en desarrollo, las mujeres se vieron particularmente afectadas en los sectores relacionados con el comercio. “Si bien las mujeres contribuyen a la economía y a la productividad en todo el mundo, siguen enfrentando muchos obstáculos que les impiden realizar su pleno potencial económico. Esto no solo inhibe a las mujeres, además frena el rendimiento económico y el crecimiento”, ha declarado Michelle Bachelet, directora ejecutiva de ONU Mujeres, en la presentación del informe.

De 2002 a 2007, la tasa de desempleo femenina se situó en el 5,8%, frente al 5,3% para los hombres. La crisis ha incrementado esta disparidad de 0,5 a 0,7 puntos porcentuales, además de destruir 13 millones de empleos para las mujeres.

En 2012, la proporción de mujeres en empleo vulnerable (trabajadores familiares no remunerados y trabajadores por cuenta propia) ha alcanzado el 50%, mientras que la de los hombres es del 48%. Pero las disparidades son mucho más grandes en África del Norte (24 puntos porcentuales), y en Oriente Próximo y África Subsahariana (15 puntos).

El indicador de segregación por sectores económicos muestra que las mujeres están más limitadas en su elección de empleo en todos los sectores. La segregación sectorial ha aumentado a lo largo del tiempo, con mujeres que abandonan la agricultura en las economías en desarrollo y pasan de la industria a los servicios en las economías desarrolladas.

En las economías desarrolladas, el empleo de las mujeres en la industria se redujo a la mitad, desplazando a 85% de ellas en los servicios, sobre todo en la educación y la salud.

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