2 de febrero de 2013

Nociones de desigualdad


LA SOCIEDAD ALAVESA AVANZA, AUNQUE A VECES A PASO MUY LENTO. PESE A TODAS LAS MEJORAS, LAS MUJERES SIGUEN SUFRIENDO EN SUS CARNES EL PESO DE LA HISTORIA Y LA DISCRIMINACIÓN CULTURAL


SE llama María. O Gloria. O Itsaso. O quizás Maitane. Trabaja al lado de su compañero de empresa. Con él comparte desvelos y muchas horas frente a un ordenador o detrás de un mostrador de unos grandes almacenes o en la calle y a pie de obra. Mete las mismas horas e, incluso, profesa el mismo sentimiento de inquina hacia ese otro trabajador que destina gran parte de su jornada laboral a desprestigiar el concepto trabajo, con una concepción del tajo ligada al asueto y a la inactividad bien camuflada, circunstancias ambas que, por aquello de las leyes de la vida, le han servido incomprensiblemente para ascender y mejorar considerable en sus condiciones de vida. María, o Gloria, o Itsaso o Maitane, sea cual sea su nombre, realiza su labor sin diferencias respecto al resto de la plantilla. Y, sin embargo, el trato que recibe no es el mismo que se dispensa al resto. ¿Las causas? Simplemente, porque es mujer, y eso, en esta sociedad, es una desventaja capital.

Los anhelos de igualdad entre hombres y mujeres han logrado situar la existencia de distintas varas de medir según el género en los debes de la sociedad. Lo que ocurre es que ésta es lenta y asume con mucha dificultad los lastres heredados de cientos de generaciones en las que el rigor de la historia y de la cultura han pesado demasiado como para obviarlas de golpe. Sin embargo, tales consideraciones no deberían valer para explicar la desigualdad real que afecta a las mujeres, damnificadas en muchos ámbitos sólo por haber nacido con unas gónadas diferentes a las masculinas.

Los datos que ilustran esta situación dibujan una realidad que resiste inamovible al paso del tiempo. Es cierto que institucionalmente se han dado muchos pasos para visibilizar el problema y, por ende, para trabajar en su remedio. Sin embargo, y pese a todos los desvelos de las luchadoras y los luchadores por la igualdad real entre géneros, ésta es aún una mera entelequia. En concreto, según los últimos datos aportados por Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer, la diferencia salarial entre ambos sexos en Euskadi es de más de 7.000 euros anuales. Asimismo, ellas asumen más del 85% del trabajo a tiempo parcial. ¿Casualidades? La respuesta es sencilla para María, o Gloria, o Itsaso o Maitane.

La discriminación salarial es uno de los factores que "reproduce y perpetúa" la desigualdad de género, según Emakunde. Al respecto, la Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE) explica que el salario anual medio de las mujeres es de 19.771,80 euros, mientras que el de los hombres es de 26.911,40 euros. Por ámbitos, las mayores diferencias se registran en el sector servicios, el que mayor número de mujeres emplea. Asimismo, mientras que la brecha salarial entre hombres y mujeres en España es de un 25,6%, se calcula que la media de los países de la Unión Europea es de un 17,4%.

Precisamente, la segregación por ocupaciones se ha convertido, precisamente, en uno de los factores que perpetúan esta discriminación. María, o Gloria, o Itsaso o Maitane están condenadas, en parte, por la cultura reinante, que dirige sus vidas hacia estándares concretos y prefijados, a aquellos que se consideran femeninos y que coinciden, precisamente, con los nichos de actividad peor remunerados. Sobre el particular, Emakunde afirma que tal situación impide a las mujeres ocupar posiciones de liderazgo. Además, la institución que vela por la igualdad real en la CAV advierte de que, en muchas ocasiones, ellas "tienen que aceptar" ocupaciones de mayor flexibilidad laboral para equilibrar las necesidades del trabajo y la familia, lo que contribuye a la citada segregación laboral". De este modo, de cada 10 mujeres ocupadas en Euskadi, 2,7 tienen un contrato parcial, mientras que la proporción es de 3,8 de cada 100 en el caso de los hombres. Asimismo, Emakunde subraya que "no se puede olvidar" que un elevado porcentaje de las personas ocupadas en el sector informal son mujeres. Las labores de cuidado de los familiares y del hogar les impide, en muchos casos, la promoción en igualdad con los hombres en el mercado laboral.

PEOR EN LA ZONA RURAL Visto lo visto a María, o Gloria, o Itsaso o Maitane les queda un arduo camino por recorrer para equiparar sus derechos con los de sus compañeros. Y más si su vida se desempeña en la zona rural. No en vano, la desigualdad adquiere rasgos propios dependiendo de la ubicación. Es un hecho que Álava se basa en la macrocefalia de su capital, donde reside el 75% de la población del territorio histórico y, por ende, la mayor parte de la militancia y del tejido asociativo en torno a las mujeres y el grueso de las actuaciones en esa materia. Otras localidades en crecimiento, como Dulantzi, Agurain, Nanclares o Murgia se encuentran en el área de influencia de la urbe gasteiztarra. El resto de los habitantes se reparten entre Llodio (20.000), Amurrio (10.000) y cerca de 480 núcleos de población con un censo cercano a las 45.000 personas. Toda una pista al respecto.

Exceptuando la capital y las grandes localidades de Ayala, el resto de municipios apenas si son capaces de mantener talleres e hitos semejantes en los que se posibilita un espacio de encuentro y reflexión en el que las féminas puedan hablar y evidenciar situaciones de discriminación. En cualquier caso, en el ámbito rural es la mujer la que lleva la voz cantante en el fomento del asociacionismo que, a su vez, es la excusa para crear focos de fomento en las vidas de las mujeres rurales.

Según los datos que obran en poder de la Diputación Foral de Álava, lejos de Vitoria la mujer siempre aparece como el foco más activo y dinámico, muy por encima del papel que, en el espacio social y cultural, desempeñan los hombres. La experiencia al respecto dicta que son ellas quienes se interesan en cursos y talleres y las que dedican su tiempo libre y de ocio a su crecimiento personal. Sin embargo, sólo son los grandes municipios -Vitoria, Llodio y Amurrio- los que cuentan con planes para fomentar y articular la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres de una forma concreta y organizada institucionalmente.

El Mapa Diagnóstico de Género editado a petición de la Diputación alavesa para mostrar la realidad de la desigualdad de género en las cuadrillas incluye datos a tener en cuenta. Por ejemplo, que en Añana la actividad asociativa es muy escasa y la que se realiza depende del personal técnico de la Cuadrilla. Caso contrario se vive en Ayala. El citado estudio reflexiona para señalar a esta comarca como la única de las existentes en el conjunto del territorio histórico -exceptuando la capital alavesa y los municipios señeros- capaz de mantener "verdaderos programas de promoción y empoderamiento de la mujer". Los mismos se realizan a través de asociaciones y del importante tejido asociativo existente que, según se relata, está muy bien informado de las subvenciones existentes para realizar actividades proigualdad, tanto por parte de los trabajadores de la propia Cuadrilla como por parte de las distintas organizaciones sociales existentes. Además, Llodio y Amurrio son, junto a Vitoria, las únicas instituciones municipales con planes de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

El citado Mapa Diagnóstico también explica que la Cuadrilla de Campezo realiza una actividad residual al respecto. La explicación a tal circunstancia obedece a que en la mayoría de los casos, la población vive en núcleos rurales dispersos y de reducido tamaño. Sobre el particular, precisamente, los autores del estudio señalan que para poder garantizar la participación de las mujeres en distintas actividades es necesario garantizar el transporte de las participantes a sus domicilios, ya que sólo Santa Cruz de Campezo y Bernedo disponen de asociaciones de mujeres estables.

Situación diferentes es la que se vive en Rioja Alavesa, donde casi todos los municipios cuentan con sus propias asociaciones, y concienciadas, ya que la práctica totalidad de las mismas -al menos, las conformadas por mujeres- desarrolla una actividad específica en las fechas consagradas en el calendario para concienciar a la población en materia de igualdad.

Respecto a la Cuadrilla de Agurain, el informe desgranado en estas páginas encuentra diferencias abismales entre municipios, y eso, precisamente, es el principal problema a la hora de conformar un tejido asociativo dinámico. En cualquier caso, en Elburgo, Dulantzi, Asparrena o Agurain existen organizaciones que sí que trabajan en materia de igualdad. Por último, la Cuadrilla de Zuia dispone de asociaciones locales, aunque su funcionamiento se centra más en la organización de talleres.

las claves

7.000

· Euros. Según los datos de Emakunde, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en la CAV es de más de 7.000 euros anuales.

85%

· Precariedad. Ellas asumen más del 85% del trabajo a tiempo parcial.

25,6%

· Brecha salarial. En España es de un 25,6%, se calcula que la media de los países de la UE es de un 17,4%.

3

· Municipios. Vitoria, Llodio y Amurrio son los únicos tres municipios alaveses con planes de igualdad.

19.700

· Euros. Son los ingresos anuales medios de una mujer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario