Las chicas son guerreras

Elena Rosell, que debuta hoy en Assen, Ana Carrasco y Sandra Jones abren la pista

ESTRENO EN EL MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

EMILIO PÉREZ DE ROZAS
ASSEN / ENVIADO ESPECIAL

Les importa muy poco que sea territorio hostil. En su día, aunque fuese tarde (como le ocurre a Sandra Jones, que empezó a vestirse de cuero a los 29 años), se les ocurrió rozar sus monos por el duro asfalto e intentar abrirse camino en una jungla de hombres. Les ha costado mucho, pero empiezan a tener el apoyo de equipos, fábricas y patrocinadores. Ya se han hecho un hueco, llamado la atención, codeado con los mejores pilotos, subido al podio, ganado, puntuado y ahora, de la mano de Elena Rosell, de 25 años, van a debutar en el Mundial de motos.

 Hoy, en Assen, la Catedral , Rosell se subirá a la Suter de Julián Julito Simón y se convertirá en la primera española que debuta en el Mundial. Y lo hará recibiendo la felicitación de Jones ( «si Elena está ahí no es por ser mujer, sino porque ha demostrado que vale para esto y ha superado, con sobresaliente, todas las pruebas» ) y el empuje de la pequeña y valerosa Ana Carrasco, de 14 años, que muestra una gran convicción: «Las chicas nos vamos a sentir muy orgullosas de la carrera de Elena, ya verán. No tenemos nada que envidiar a los muchachos, nada» .

 Muy queridas en el ‘paddock’

 Ana, Sandra y Elena participan en los diversos campeonatos de España. Ana asusta a los más jóvenes en la categoría de 125cc y ha decidido que un día de estos se subirá al podio y hasta ganará. «Cada vez estoy más cerca, cada vez me siento mejor y en la pista no hay diferencia de sexo, todos somos iguales» .
 Para Sandra, el camino ha sido más duro. «Acudí a una convocatoria de una competición de promoción y enseguida me enganché» , relata Jones, de 32 años, que desde hace tres años vive vestida de cuero, enganchada a la competición. «Yo, desde luego, no puedo quejarme, me siento muy cómoda en el paddock . Los demás pilotos me tratan de maravilla, de lujo, aunque, eso sí, espero que sea porque son buenos colegas y no porque, de momento, no me vean como rival» . A Sandra no solo le llueven los consejos de sus adversarios sino que «el domingo, cuando me caí en Montmeló, no hubo compañero que no pasase por mi box para ver cómo estaba» . Lo dicho, Jones espera someterles a la prueba del algodón el día que empiece a pelearse con ellos en busca del podio.

 La hermana mayor

 Ana y Sandra cuentan las mismas maravillas de Elena que la valenciana de ellas dos. «Sé que miles de ojos están depositados sobre mí y lo que más deseo en esta vida es demostrar que las mujeres tenemos un hueco en el motociclismo», comenta Rosell mientras enseña su ferrarista y roja Suter del equipo Aspar . «Puede que muchas chicas que pretenden seguir nuestros pasos me vean ahora como la hermana mayor que abre el camino y, en ese sentido, intentaré no defraudarlas y demostrar que, como cualquier piloto, chico o chica, merecemos tener una oportunidad» .
 «Elena lo tiene todo para brillar – coinciden Ana y Sandra–, pero, para emitir un juicio sobre ella, o sobre cualquiera de nosotras, debería de tener continuidad en esta apuesta. Sería injusto juzgarla por un fin de semana» . «Ser chica --dice Rosell– tiene ciertas ventajas, no lo niego, pero parecidos inconvenientes aunque son los demás los que se fijan en esos detalles; yo voy a lo mío, que es correr» .
 A Elena le encanta el pilotaje de Jorge Lorenzo, la técnica de Dani Pedrosa, la capacidad para ser veloz «al segundo» de Casey Stoner y el carisma de Valentino Rossi. Y ella, ¿cómo es ella? «Fina, muy fina, intento ir siempre por el sitio, pero pienso demasiado, debería de ser más atrevida, más alocada, más apasionada. Me temo que sobre la moto pienso demasiado» .
 En efecto, Rosell no se ve inferior a los adversarios masculinos: «Nos aventajan en fuerza, sí, pero podemos tener más determinación y habilidad, más valor y talento. Podemos ganarlos» .



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