5 de junio de 2011

Maria Sala: «Hay un lazo fuerte entre las personas: el amor a sus hijos»

NURIA NAVARRO

‘Madre enlace’. Ella y otras mujeres de Vic tienden la mano a las madres magrebís en el día a día de la escuela.
 
 Hay pequeños gestos que obran grandes cambios. Hace ocho años, tres madres de la escuela Escorial de Vic –la economista Maria Sala es una de ellas– se dieron cuenta de lo aisladas que estaban las madres magrebís y de que eso repercutía en sus hijos. Así que crearon la figura de la madre-enlace , encargada de explicarles todos los detalles de la vida escolar. Hoy son 40 las voluntarias.

 –El vacío de comunicación entre las madres autóctonas y las inmigrantes se traducía en hechos. Por ejemplo, cuando la profesora enviaba la nota de una excursión en la libreta viajera y la madre magrebí no la entendía, optaba por no dejar ir a su hijo. O cuando pedían a los niños que llevaran un botón y no lo hacían porque la información no llegaba a casa, se perdían la actividad.

 Houria (en la foto, de espaldas) interviene: «Al principio tenía miedo y un poco de vergüenza. No hablaba el catalán y no entendía las fiestas, ni el sistema educativo, ni qué era la AMPA». 
 
 –Eso iba generando una marginación involuntaria. Un día recordé la frase de una antropóloga norteamericana: «Se habla mucho de ellos y poco con ellos».



  –Y se acercó y habló.
  –Comentamos la idea de las madres enlace con las maestras, que estuvieron rápidamente de acuerdo, y buscamos a madres magrebís con las que pudiéramos entendernos más o menos en catalán. Recuerdo que la primera me dijo: «¡No puedo creer que a alguien le preocupe que los niños estén bien en la escuela!». Y yo le respondí: «A mí y a otras madres nos importa mucho». Empezar a hablar solo ha dado frutos.

 –¿La cosa consiste en aclarar aspectos simples y en acompañar? 
 –Sí. Recuerdo el día que acompañamos a las madres magrebís a la piscina y vieron que allí había monitores que se encargaban de sus hijos, que todo estaba controladísimo. Ganaron confianza y les dejaron ir. Piense que muchas de ellas nunca habían visto una piscina...
 –¿Suelen ser mujeres sin formación?
 –La mayoría vienen de pueblos pequeños y a menudo no han sido escolarizadas. No son conscientes, por ejemplo, de que a los niños hay que llevarlos al cole pese al mal tiempo, del valor de la constancia. Es importante que ellas tengan autoridad, pero eso solo es posible a partir de la información.

 –En cada clase se conectan una madre catalana y una magrebí.
 –Desde P-3. Y cuando la magrebí comprende, lo explica a otras madres que solo hablan árabe o amazic. Desde el principio notamos que todas empujábamos en la misma dirección. Hay un lazo fuerte entre las personas: el amor a sus hijos. Lo más importante para todas es su bienestar.

 –En Vic habrá madres que no entiendan su empeño.
 –Si acaso no colaboran, pero no hay enfrentamiento. ¡Es que no hay nada que criticar! Intentamos que todos los niños de la clase tengan igualdad de oportunidades a la hora de estudiar. Y cuanto mejor van los niños inmigrantes, mejor funciona la clase. Eso ni Anglada lo puede refutar.

 –A Anglada le crecen los adeptos.
 –¡Eso nos tiene que motivar para trabajar aún más! Hoy el director de nuestra escuela ha ido a hablar con el imán para instarle a que la comunidad magrebí tome conciencia de que es un momento difícil para la ciudad y de que todos nos tenemos que arremangar. Hay que sentarse, hablar, caminar juntos.

 –Parece lo más razonable.
 –La cohesión social de este maremagnum de culturas en el que se ha convertido Vic nace y acaba en las escuelas. Es aquí donde los niños conviven, aprenden y se normalizan y donde lo hacen también sus madres y, por extensión, las familias. Si logramos que estos niños vivan felices, quieran a su país y se preparen para lo que quieran, será gente responsable y no tendrán que pasar por el trauma que viven en muchos países de Europa.

 –Todo esto les llevará mucha inversión de energía, ¿no?
 –El trabajo normal de una madre enlace le ocupa cinco minutos a la semana, el tiempo que tarda en comunicar. Y la recompensa a esos cinco minutos es la gratitud de otras madres y el sentimiento de ser útil. Yo le dedico un poco más, porque también les doy clases de catalán.

 –Ellas aprenden de usted. ¿Y usted de ellas?
 –Yo he aprendido que son madres que, pese a la adversidad, tienen una gran capacidad de ser felices. Y son muy valientes. Piense que a muchas de ellas, cuando andan por la calle, les gritan: «Dentro de poco, estaréis todas fuera de aquí».

Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)

Normas de uso.
Esta es la opinión de los internautas, no de este blog.
No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera del tema.

De conformidad con la Ley Orgánica de Protección de Datos de carácter personal, te recordamos que, si en
algún momento deseas cambiar tu correo electrónico o dejar de recibir información de este sindicato, no tienes más que enviarnos un correo a esta dirección mujeres.siemens@gmail.com con tu nombre y apellidos manifestando tu deseo de no recibir más información.
Si conoces a alguna persona que desee ser incluida en nuestra lista de distribución, debe mandarnos un e-mail con sus datos personales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario