28 de julio de 2011

¡Un, dos, tres, pelo ya!

Una empresaria apuesta por los productos contra la alopecia con una firma creada en plena crisis económica

The Cosmetic Republic exporta el 50% de su producción


«¡Un, dos, tres, quiero pelo ya!» Olga Barberà lanza la frase a modo de grito de guerra de su empresa, The Cosmetic Republic, especializada en la caída del cabello. En un antiguo almacén textil barcelonés, Barberà busca el término «llamada» para explicar por qué abandona la comodidad de la asalariada en plena vorágine económica, a finales del 2008, para embarcarse en una empresa de cosméticos, con un capital inicial de 100.000 euros. Desde el primer minuto, la exportación representa la mitad del objetivo de la firma, que prevé culminar el año con un millón de euros de facturación, el doble del anterior.



«La empresa nació con una visión internacional, porque las nuevas tecnologías hacen tan costoso vender en Galicia como en el Líbano», explica la directora general y propietaria de la firma. Oriente Próximo y el golfo Pérsico son lugares donde sus productos prosperan. «Las mujeres compran muchísimo porque se les cae el pelo. Todo lo que se ponen para cubrir la cabeza no deja respirar al cuero cabelludo. Sudan mucho por las altas temperaturas», señala.
La primera línea, del 2009, «es de tratamiento, con láser y nanotecnología, que ayuda a frenar la caída del pelo y estimula la aparición de nuevos cabellos en las zonas en las que haga menos de tres años que había pelo», asegura Barberà. «Si ha pasado más tiempo no es posible. No hay semilla. No hace milagros», aclara sobre el producto de fórmula propia y de consumo domiciliario y profesional. Esta joven empresa, con 10 trabajadores, también vende on line y así llega a todas partes.
La estrella
Pero el producto estrella es, según especifica en la web, «microfibras naturales de queratina de origen vegetal. Las microfibras, hechas de la misma proteína que está hecho el cabello, están cargadas electroestáticamente y se entrelazan de forma natural con los cabellos cubriendo todo el cuero cabelludo con un resultado perfecto día y noche». Es el pelo instantáneo. No sirve para la coronilla de monje o las entradas, pero esa especie de polvo surte en un pispás una especie de milagro si tiene pelos naturales a los que agarrarse y formar como una mata. Luego, se pone el fijador y listo. A pesar de que los hombres, de entre 30 y 50 años, son los consumidores potenciales, la novedad es la irrupción de las mujeres en el mundo de la alopecia. Contra las posibles suspicacias ante un sector con picaresca, Barberà responde: «Que lo prueben, lo miren y se lo digan a la gente».

INICIATIVAS EN TIEMPOS DE CRISIS
 
 

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