28 de diciembre de 2011

Los israelíes marchan contra la violencia de los fanáticos


BEIT SHEMESH, Israel (Reuters) - Varios miles de activistas pro democracia protestaron el martes contra la violencia de fanáticos religiosos que intentan imponer su código religioso en una volátil localidad cerca de Jerusalén.
La manifestación en la localidad de Beit Shemesh fue organizada tras un brote de descontento público cuando una niña de ocho años dijo en la televisión nacional que hombres ultraortodoxos la habían escupido de camino al colegio, acusándola de vestir de forma poco modesta.
"Estamos luchando por la reputación israelí, no sólo en Beit Shemsh y no sólo sobre la exclusión de las mujeres sino contra todos los extremistas que han aparecido tras un largo letargo para intentar imponernos su visión del mundo", afirmó en un discurso el líder de la oposición parlamentaria, Tsipi Livni.
Algunos manifestantes llevaban carteles que decían "No nos convertiremos en otra Teherán", aludiendo a la capital de la república islámica iraní, donde la mayoría de las mujeres se ven obligadas a cubrirse la cabeza en público.
El presidente Simon Peres se había referido antes, en declaraciones emitidas en los medios, a los temores a un creciente extremismo religioso en Israel.
"Estamos luchando por el alma de la nación y la esencia del Estado", afirmó.
"Hoy es una prueba en la que todo el país tendrá que movilizarse para rescatar a la mayoría de las garras de una pequeña minoría que está arañando nuestros valores más sagrados", dijo Peres.
"Ninguna persona tiene derecho a amenazar a una niña, una mujer o a ninguna persona de ninguna forma", dijo. "No son los señores de esta tierra".
Manifestantes religiosos que coreaban "Nazis, nazis" se enfrentaron el lunes en Beit Shemesh con la policía desplegada para impedir que los fanáticos atacasen a equipos de reporteros de televisión que estaban informando sobre las tensiones en la localidad, situada a unos 30 kilómetros de Jerusalén.
Las autoridades avivaron más el descontento entre los fanáticos, que defienden la segregación por género, al retirar un cartel que instaba a las mujeres a evitar algunas calles en zonas donde viven los ultra religiosos.
SEGREGACIÓN
Algunas líneas de autobús en barrios religiosos de todo el país ya están segregada, con las mujeres al fondo de los vehículos. De acuerdo con la ley israelí, no tienen que moverse al final, pero si se niegan a hacerlo se arriesgan a agresiones físicas y verbales de pasajeros varones.
Algunos rabinos en Jerusalén han pedido que las empresas eviten colocar fotografías de mujeres y contratar empleadas en tiendas con clientela ultraortodoxa.
Aunque sólo suponen el 10 por ciento de la población mayoritariamente judía de Israel -que tiene 7,7 millones de habitantes en total-, los ultraortodoxos tienen influencia política en un país donde ningún partido ha obtenido una mayoría parlamentaria y todos los gobiernos han sido de coalición.
Muchos rabinos han insistido en que los incidentes de Beit Shemesh son los actos de una minoría. Algunos, como ciertos miembros del partido Shash -socio ultraortodoxo de coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu- se han unido a la condena de la violencia.
Sarit Ramon, una mujer laica que vive en Beit Shemesh, dijo que la situación en la ciudad, que tiene una mezcla de inmigrantes religiosos practicantes con israelíes que adoptan un estilo de vida más moderno, ha sido "catastrófica desde hace años".
"Esto no ha empezado hoy, pero por desgracia cuando ahora se agrede y escupe a una niña, hace ruido", dijo a Reuters. "Pero cuando dije que me habían escupido a mí hace año y medio, la gente enarcaba una ceja y eso era todo".

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