27 de febrero de 2012

Los Oscar y las mujeres


Aunque la industria de Hollywood es una factoría de iconos femeninos, rara vez distingue el trabajo de una mujer detrás de las cámaras



En su momento fue un chiste. De humor dudoso –quizá por eso se contó en House-, pero un chiste: “La Casa Blanca no se llama blanca por casualidad”, se solía afirmar, con cierta dosis de paradójico humor negro, para explicar por qué nunca un afroamericano había sido presidente de EE.UU. El chiste dejó de ser cierto tras las elecciones de 2008 y el triunfo de Barack Obama. De la misma forma, alguien pudo haber dicho que “Oscar no es un nombre de hombre por casualidad” en vista de que nunca –nunca- una mujer se había llevado el galardón al mejor director. En la gala de 2010, Kathryn Bigelow zanjó la posible broma, quizá nunca pronunciada, al llevarse la estatuilla al mejor director (en este caso, mejor directora) por En tierra hostil.

Los Oscar de Hollywood han definido la historia de la mujer en los últimos años. Premiando estilos, edades, razas o personajes, la Academia ha apuntalado una idea de feminidad a través de las películas que galardonaba. Sin embargo, los premios se han limitado, en su mayoría, a reconocer interpretaciones, no creaciones.

El olimpo de actrices galardonadas con el premio a la mejor interpretaciçón femenina está lleno de nombres que no necesitan presentación. Katharine Hepburn, dueña de cuatro estatuillas, o Ingrid Bergman, poseedora de tres, son nombres sobradamente conocidos, estilos sobradamente comentados. Y también lo son Jessica Lange, Elizabeth Taylor, Jane Fonda o Jodie Foster, que tienen dos galardones en su haber.

Pero pocos sabrían decir quién es Lina Wertmüller, la primera mujer que optó a un Oscar a la mejor dirección (Siete Bellezas, 1976). A pesar del éxito de la italiana, la nominación no le abrió nuevas puertas, y su trabajo como directora se diluyó. Tuvieron que pasar 17 años hasta que otra mujer, Jane Campion, volviese a competir por el galardón, esta vez por El piano. Pese a la sobrada calidad de la película, su trabajo tampoco tuvo premio. Una década después, ni siquiera el valor añadido que es su apellido permitió a Sofia Coppola llevarse el Oscar a la mejor dirección por su segundo filme, Lost in translation. La mencionada Bigelow puso fin a la descompensación con su trabajo de 2009, En tierra hostil. Un titulo que se presta a más de una interpretación.

En este 2012, la Academia tampoco se ha acordado de las mujeres a la hora de nominar al mejor director. Oscar, a grandes rasgos sigue siendo un nombre de hombre. Por algo será.

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