En la Argentina, esta jornada se recuerda a partir de 1890, cuando se realizó en Buenos Aires un acto popular con la participación de una gran cantidad de obreros inmigrantes. Pero es a partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952) cuando la conmemoración adquiere mayor relieve con la organización de celebraciones multitudinarias. Como consecuencia de las amplias conquistas y avances en los derechos logrados por el peronismo e incorporados en la legislación laboral (vacaciones pagas, aguinaldo, la titularización en el puesto, la sindicalización, etcétera), el 1° de mayo se convierte en un día emblemático: la concurrencia a la Plaza de Mayo para escuchar el discurso de Perón fue durante muchos años uno de los hechos sociales y políticos más relevantes del año. Esas normativas y los cambios de políticas y rumbo logran incorporar nuevos actores sociales a la vida económica activa en el país, a partir de 1946, todo un proceso histórico y gran impacto en la vida de los argentinos.
Sin descuidar los orígenes, la evolución de la actividad y el valor central de los obreros en nuestra economía, resulta importante valorar el Día del Trabajo frente a los cambios y el progreso que registra la sociedad: el impacto que imponen las nuevas tecnologías en la habitualidad del trabajo deriva ya en la necesidad de incorporar una permanente capacitación de las tareas; una progresiva profesionalización de los oficios es otra exigencia que llegó con el desarrollo y el crecimiento económico; la mayor demanda de valor agregado en los procesos productivos está imponiendo roles y pertenencias nuevas. Y es también de razón recalcar que las luchas por el mantenimiento de los derechos (aquellos y los nuevos) y por las mejores condiciones laborales tienen una contraparte de responsabilidad y compromiso con la empresa y empleador, que en ocasiones no se visualiza, toda vez que hay veces que privilegian las protestas o las medidas de acción directa frente a la negociación y los acuerdos para resolver conflictos o diferencias. Lo mismo ocurre cuando se agravan las condiciones económicas de la sociedad y crece la precarización laboral.
La sindicalización de los trabajadores y los gremios han sido pilares en la construcción de la defensa de los derechos del empleado. Un reclamo a la madurez y responsabilidad de la gestión de los dirigentes sindicales corresponde colectar también en este día de festejos. En tiempos donde los consensos son las claves para defender el empleo y la evolución económica, la fecha debería ser propicia para la reflexión sobre la importancia del rol de cada uno de los actores sociales ante nuestro destino de Nación.
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