18 de junio de 2012

LA IGUALDAD, EN PELIGRO POR LOS RECORTES PRESUPUESTARIOS



Las rebajas generalizadas del Estado del Bienestar Social no están teniendo el mismo impacto en las mujeres que en los hombres. Las mujeres están siendo más perjudicadas por esta crisis que responde, además, a causas estructurarles basadas en el incremento de la desigualdad.

Los recortes sociales y públicos no son las únicas medidas, pues la reforma del mercado laboral aprovecha la situación para flexibilizar el mercado de trabajo a favor de la empresa, lo que perjudica claramente a los que ya están más desfavorecidos, entre ellos, las mujeres. La flexibilidad supone un recorte de derechos de los trabajadores que agravará la situación de desventaja de las mujeres en el mercado laboral, incidiendo negativamente en la igualdad.

A pesar de los avances en igualdad, las diferencias en las tasas de actividad, ocupación y paro, en la temporalidad y parcialidad de los contratos, en la segregación vertical y horizontal, en las retribuciones, entre otros aspectos, siguen siendo un hecho. La reforma laboral aprobada sólo conseguirá aumentar la discriminación y la desigualdad de género.

Otro factor en contra de las mujeres es la destrucción de empleo. Si bien en un principio fueron los empleos de la construcción, que afectaban casi exclusivamente a los hombres, los recortes actuales afectan a sectores como la sanidad, la educación y los servicios sociales, claramente feminizados. El empeoramiento de la situación económica disminuye el consumo, por lo que el sector servicios también se ve afectado, siendo éste otro sector con alta presencia de mujeres trabajadoras.

Las mujeres son las más afectadas también por la crisis financiera e hipotecaria. En España, sólo el 6 % de mujeres acceden a préstamos bancarios. Esta no es una situación sólo de los últimos años, pues del total de mujeres que solicitaron un préstamo en el año 2000, al 85 % de ellas se les denegó.

La crisis hipotecaria afecta especialmente a las mujeres, ya que son las que tienen salarios más bajos y mayor inestabilidad laboral, por lo que tienen mayores dificultades para hacer frente a los pagos.


CONCILIACIÓN DE LA VIDA LABORAL Y FAMILIAR: CUENTA PENDIENTE DIFICIL DE RESOLVER

Las mujeres se han incorporado al mundo laboral retribuido sin haberse resuelto el problema que supone trabajar fuera de casa y dentro de ella, asumiendo las responsabilidades familiares y de cuidado de hijos y mayores. La conciliación es una condición necesaria, pero no la única y suficiente para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.

Los distintos países europeos muestran diferente nivel de avance en corresponsabilidad. En la situación actual, los recortes previstos en el gasto público redundarán en la reducción o eliminación de servicios públicos dirigidos al cuidado y la atención de menores, así como de personas dependientes. Ello supondrá un retroceso para las mujeres, que se ven obligadas a asumir el doble papel de mujeres trabajadoras y cuidadoras., siempre en perjuicio de su propia carrera profesional.

Cualquier paralización o retroceso que se produzca en materia de conciliación afecta directa y negativamente a la situación de las mujeres. Las medidas de reforma que debilitan los instrumentos de acuerdo para conseguir la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, como la negociación colectiva, ocasionarán un grave retroceso en la lucha contra la discriminación de género en el ámbito laboral. Como ejemplo, la ampliación a cuatro semanas del permiso de paternidad, que ha sido retrasado dos años consecutivos, y en este momento ha quedado en suspenso.

La crisis ha resultado ser la excusa perfecta para ampliar la idea de medidas de conciliación que en realidad suponen un incremento de la desigualdad de las mujeres con respecto a los hombres. Estas medidas tienden a mantener la temporalidad y el tiempo parcial como medida para facilitar que las mujeres puedan trabajar fuera de casa y seguir asumiendo las tareas de cuidadoras y amas de casa. En realidad, estas medidas refuerzan la inestabilidad y mantienen a las mujeres fuera del mercado de trabajo. Además, se refuerza la desigualdad entre las mujeres con alto poder adquisitivo, que pueden permitirse contratar a terceros para las ocupaciones familiares, y las que no tienen recursos económicos para ello.

Lo que ha quedado demostrado es que los países que más se han desarrollado económicamente en los últimos cincuenta años son aquellos que han adoptado medidas más efectivas de igualdad, junto con las referidas a la formación y la salud.


LA DESARTICULACIÓN DEL MODELO SOCIAL

Las distintas medidas adoptadas contra la crisis en los últimos años han perjudicado a la población trabajadora al atacar la protección social vinculada al trabajo, al Estado de Bienestar a la igualdad de género. Se está produciendo una regresión y un deterioro en los derechos laborales al afectar a los modelos de contratación, al abaratamiento y facilidad de despido, la desregularización de las normas de garantía de los derechos laborales, la propia reducción de los costes laborales y la privatización del sistema de intermediación laboral.

En España, una de las primeras leyes afectadas por los recortes ha sido la Ley de Dependencia, lo que actúa en detrimento de las mujeres. En primer lugar, los recorten dificultan que las mujeres puedan liberarse de las cargas del cuidado de los familiares dependientes. Además, porque se reducen los trabajos de ayuda a domicilio, que son desempeñados mayoritariamente por mujeres.

La reducción del gasto social está afectando a muchos servicios destinados a cubrir necesidades o intereses específicamente femeninos, como los Institutos de la Mujer, los servicios de ayuda jurídica o los destinados a la lucha contra la violencia de género y la protección de sus víctimas.


EL EMPLEO DE LAS MUJERES, EN CIFRAS

España es el país de la Unión Europea con la tasa de paro femenino más alta, con el 20,5 %. En el otro extremo, los Países Bajos tienen sólo un 4,5 % y Luxemburgo menos del 5,5 % de mujeres paradas siendo, además, países en los que no existe pobreza. Esto demuestra que los salarios bajos no crean empleo, ni siquiera reparten el que hay. Por el contrario, extrema la diferencia entre unos pocos que acumulan la riqueza y una gran mayoría cada vez más pobre, de la que la mayor proporción son mujeres.

No sólo el número de mujeres paradas en España es alarmante, además, la tasa de empleo femenino está entre las cinco más bajas de la Europa de los veintisiete, con un 53,3% de mujeres empleadas. Estas cifras son superadas sólo por países como Malta, con el 39.3 %, Italia con un 46,1 %, Grecia con el 48,1 % y Rumanía, con un 52 %.

La tasa de paro femenino se ha duplicado en los últimos cuatro años, siendo la más alta en la última década, con casi 2 millones y medio de mujeres en paro. En el caso de Andalucía, con más del 33 %, Extremadura con casi el 33 %, o Canarias con más del 31 %, una de cada tres mujeres activas está parada.

Además, las diferencias en las retribuciones de las mujeres condicionan su acceso al desempleo contributivo. Las mujeres no acceden al paro en las mismas condiciones que los hombres, pues éstos tienen mejores trayectorias profesionales, mejores salarios y cotizaciones. Las bajas retribuciones de las mujeres conllevan menores cotizaciones a la Seguridad Social o por periodos de tiempo más cortos, lo que dificulta el acceso a la prestación por desempleo.

En toda la Unión Europea, el trabajo a tiempo parcial es una modalidad orientada casi exclusivamente a las mujeres, por lo que es cuatro veces mayor en mujeres, de las que casi el 32 % de las trabajadoras lo son a tiempo parcial, mientras que menos del 9 % de hombres tienen este tipo de contrato. La jornada a tiempo parcial es más común en los países del norte, y a penas existente en los países de la Europa del Este, con tan sólo un 2,4 % de trabajo a tiempo parcial en Bulgaria. Cierto es que la tasa de actividad femenina ha aumentado, si bien discretamente, en el último año en todas las Comunidades Autónomas excepto en Baleares, en Castilla y León y en Madrid.

De cada cinco personas que trabajan a tiempo parcial en España, cuatro son mujeres, siendo dos de cada tres de las trabajadoras por cuenta propia. Teniendo en cuenta las medidas aprobadas para la flexibilización de la jornada laboral, este tipo de contratación aumentará, previsiblemente, para ambos sexos. No sólo no mejorará el empleo de las mujeres, sino que se ampliará la precariedad de su trabajo también a los varones.

La mitad de las personas que desarrollan trabajos a tiempo parcial afirman acceder a esta modalidad de jornada por no haber encontrado trabajo a jornada completa, siendo más del 70 % mujeres. Tan sólo un 12 % de los trabajadores a tiempo parcial lo eligen voluntariamente, si bien está siempre ligado a la posibilidad de atender al cuidado de los hijos y a personas dependientes. En este casi, casi la totalidad son mujeres.

Hay que tener en cuenta, también, el disfrute de los permisos de maternidad y paternidad. En este sentido, la cesión al padre de parte del permiso de maternidad ha aumentado ligeramente, si bien no llega aún al 2 % de media. Sin embargo, para conseguir un apoyo claro a la corresponsabilidad, sería necesario equiparar la duración del permiso de paternidad con el permiso de maternidad, no posibilidad el reparto del tiempo de permiso de la madre con el padre. El permiso de paternidad, por su parte, ha sido disfrutado por más del 70 % de los progenitores varones desde su implantación en 2007, lo que permite avanzar en corresponsabilidad en el cuidado de los hijos. En el año 2010, fueron más del 84 % de padres los que disfrutaron de permisos de paternidad.

Una de las causas que se han argumentado durante años para la menor tasa de empleo femenina era la falta de formación. Sin embargo, las mujeres acceden, incluso en mayor proporción que los hombres, a estudios universitarios, lo que facilita su acceso al mundo del trabajo. Pero el mercado laboral español no está preparado para asumir este importante número de trabajadoras. Si a ello sumamos los dos millones y medio de mujeres que ya están en las listas del paro, nos conduce a que muchas de las mujeres jóvenes ni siquiera han conseguido su primer empleo.

Por último, recordar que la crisis está frenando los avances en materia de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, por lo que se espera que cuando se produzca la recuperación económica se den las condiciones de igualdad real y efectiva, tanto en el mercado de trabajo como en el disfrute del tiempo privado.


http://www.ugt.es/Mujer/crisalida/00073/documentos/recortes%20contra%20igualdad.pdf


http://www.ugt.es/Mujer/crisalida/00073/documentos/empleo%20mujeres%20en%20cifras.pdf


Las medidas de recortes que se están aplicando en toda Europa no tienen en cuenta la distinta situación de partida de hombres y mujeres, lo que incrementa la desigualdad ya existente entre ambos sexos y aumenta la discriminación y el empobrecimiento de las mujeres.


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