29 de septiembre de 2012

Las ciudadanas tunecinas ganaron una batalla en materia de derechos

Por Diego Minuti TUNEZ, 27 (ANSA) - 
Las ciudadanas tunecinas ganaron una batalla en materia de derechos, logrando mantener en la Constitución el concepto de igualdad entre hombres y mujeres, incluso en el campo profesional.
El eje del debate se centró en una simple palabra, incluida en el texto del borrador de la nueva Constitución: una palabra que bastaría para hacer retroceder medio siglo a las mujeres en un solo instante.
La palabra es "complementariedad", y la querían los exponentes más duros -seguidos luego por los "moderados"- de Ennadha y otros partidos ultraconservadores.
De ese modo, hubieran sancionado que la mujer en Túnez no es un sujeto social por sí mismo, con los mismos derechos del hombre, sino algo menos y peor: un sujeto complementario, que por sí solo no es nada, que necesita un hombre para no quedar inconcluso.

El intento fue desarticulado, muy trabajosamente, porque la comisión mixta de la Asamblea Constituyente que se ocupa de temas sociales, como el papel de la mujer, dio un paso atrás y sancionó la igualdad entre hombre y mujer, también en lo profesional.
Las mujeres tunecinas salieron a las calles contra esta modificación, y con ellas también muchísimos hombres, expresión de esa gran parte de la población que todavía defiende el laicismo del Estado, acorralado por el partido confesional Ennadha, lanzado a la conquista del poder.
Protestaron con valor, porque hace falta coraje para desafiar cara a cara a los integristas salafistas que tienen las plazas monopolizadas.
Lo que defendían era una condición conquistada en los años de la independencia, y que ahora intentaban quitarle las capas más conservadoras de la sociedad.
A partir de 1956 Túnez se convirtió en el primer país árabe en el mundo en aprobar una ley de género que equiparó los papeles del hombre y la mujer, marcando el primer paso de un larguísimo camino que hoy llevó la condición femenina a niveles caso occidentales. Al menos en teoría, porque los comportamientos dentro de las familias a menudo no corresponden con la ley escrita.
Es así que, por ejemplo, aún se defiende con insistencia el matrimonio "consuetudinario", es decir el que no considera la voluntad de la mujer si sus padres y los del futuro marido -a quien a menudo ella ni siquiera conoce- se ponen de acuerdo. MIU-DS/ACZ
27/09/2012 19:20

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