9 de marzo de 2013

La igualdad de las Mujeres ¿verso suelto?



La igualdad de las Mujeres ¿verso suelto?
Amalia Alba, Julia Sevilla | Dones Progressistes Comunitat Valenciana08.03.2013 | 01:10


En este período histórico en el que nos encontramos, en el que el reto más importante es el mantenimiento de uno de los pilares de nuestro Estado constitucional, social y democrático de Derecho, nacido del pacto de la transición, cuando el interés, constitucionalmente hablando, se centra casi en exclusiva en la propuesta soberanista de Cataluña, hablar de igualdad puede sonar a cualquier cosa menos al binomio mujeres/hombres. Y ello no deja de ser una ceguera más de las muchas que ahora nos acechan. La igualdad de las mujeres siempre se ha visto postergada por intereses superiores. Pareciera que cualquier intento al respecto tenía que encajar y supeditarse a pactos ¿más generales? en los que las pretensiones de igualdad del 50% de la población podían sonar a acordes espúreos. Así ocurrió en la etapa constituyente cuando, entre otras cosas, se configuraron unas listas electorales para constituir las primeras Cortes democráticas que no reflejaban ni el papel que las mujeres habían representado en el seno de las formaciones políticas ni en la sociedad del tardo franquismo. Lo hemos denunciado tantas veces€

Nuestra Constitución recogió la tradición que prohibía la discriminación por razón de sexo cuando era evidente que el único sexo discriminado era el femenino y cuando los organismos internacionales y europeos clamaban contra la discriminación de las mujeres no solo por mor de la igualdad de derechos sino como motor de desarrollo.

Huelga decir lo que nosotras pensamos. Es cierto que nos unimos al sentimiento de esperanza que provocó la transición. Nos hubiera gustado se hubiera tenido en cuenta la propuesta visionaria (¿?) de Lucas Verdú acerca de la inclusión en el texto constitucional de un específico título de los derechos de las mujeres. Las Diputadas constituyentes rescatadas del anonimato después de muchos años de glorificar a los padres de la Constitución, por una investigación de la Red Feminista y el posterior documental de Oliva, nos hablan de su trabajo como parlamentarias que no fue poco.

Luego fue la lucha del día a día por la igualdad laboral, salarial, social, representativa€Planes de igualdad europeos, estatales, de CCAA, de Ayuntamientos, remiendos que han dado sus frutos sí, pero apaños al fin que nacen con la debilidad del voluntarismo. El TC es testigo de hasta qué punto se nos ha cuestionado como sujetos constitucionales con igualdad de derechos.

Más tarde llegó, impuesta por Europa, la ley de impacto de género (2003 gobierno PP), el reconocimiento de que cualquier medida, proyecto, norma podía afectar de forma diferente a mujeres y hombres y, por eso, tenían que ir acompañadas de un informe en el que se analizase si podía provocar desigualdad ¿estaríamos como estamos si de verdad la cumnpliesen?

Y como colofón de muchas luchas, las Leyes de igualdad del Estado y de las CCAA.A la estatal se la llama también ley código porque en ella está lo que se podría considerar el catálogo de derechos de mujeres y hombres teniendo en cuenta la posición de ambos sexos en la práctica cotidiana. Su pleno desarrollo y aplicación permitiría caminar hacia la igualdad.

Pero la igualdad de las mujeres no casa bien con las políticas neocon, ni neocap ni con casi nada de lo que ahora se hace. La política actual europea recuerda demasiado a las iniciales políticas de desarrollo que se aplicaron a lo que entonces se llamaba el tercer mundo (¡qué léxico tan horrible!) con el resultado que ya se ve: una acción política que solo tenga en cuenta lo económico, más bien lo contable, y se olvide de los derechos solo conduce al fracaso. ¿Nos suena de algo?

Y volvemos al principio. Si se plantea la posible y necesaria reforma constituciona,l queremos un artículo que proclame la igualdad de mujeres y hombres como lo han hecho las constituciones reformadas en el último tercio del siglo XX: la alemana (ay), la belga, la francesa.., que acabe con el inconstitucional artículo que posterga a las mujeres en la sucesión a la Corona, sí, pero también que nos nombre a todas como sujetos constitucionales en nuestro Estado, con todos nuestros derechos. Que las mujeres estemos en la Constitución más allá del derecho a contraer matrimonio en condiciones de igualdad, que tampoco estaría mal que se diese, pero lo importante, definitivo y trascendental es que se nos incluya como sujetos constitucionales , que en la posible reforma de todo lo que haga falta, se reconozca nuestra contribución eficaz al mantenimiento de esta sociedad en la que nos encontramos y se nos considere en consecuencia. En definitiva, no se trate nuestra igualdad de verso suelto.




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