5 de marzo de 2014

Femen



Las acciones, ideario y forma de organización de las activistas de Femen han despertado apoyos y críticas entre los movimientos feministas.

Las activistas de Femen han aterrizado en el Estado español. Primera parada: el Congreso de los Diputados. Pero su método de acción, su organización y su ideario no han conseguido una consonancia unánime con los movimientos feministas autóctonos.

Femen nace como colectivo en la universidad, en el contexto de la Revolución Naranja ucraniana, para denunciar la situación en el país, de las mujeres frente a la trata y la explotación sexual, pero no será hasta 2008 cuando enfoquen su lucha contra políticos e instituciones, dándole un carácter performativo. En agosto de 2009, durante el día de la Independencia, Oksana Shachko descubre sus pechos engendrando el classical Femen style y bautizando de sextremismo una forma clásica de lucha de las mujeres.

Sextremismo: cuerpos y colonialismo

El topless y la exposición del cuerpo con lemas escritos en espacios públicos es el sello internacional de Femen. Muchas feministas no lo ven como forma subversiva de protesta, ya que ninguna activista, capturada por el ojo masculino de los medios, se sale del modelo eurocén­trico de belleza. Brigitte Vasallo, integrante del grupo Red Musulmanas, de feminismo islámico, cuestiona esos cuerpos como armas de guerra: “Hacen refuerzo de los cuerpos normativos, de imágenes del cuerpo femenino surgidas del patriarcado y del capitalismo. Es bastante difícil creer en una lucha feminista que use como herramienta de transformación el refuerzo mismo de las imágenes patriarcales”.

Las protestas de Femen durante la Eurocopa 2012 quisieron denunciar que Ucrania y demás países del Este se convierten en los burdeles de explotación sexual del circo futbolístico. Con estas manifestaciones querían mostrar que ser blanca no significa siempre tener privilegios, que en Europa hay varios “grados” de blancura y que las blancas del Este son potencial carne de trata.

El carácter de franquicia internacional de Femen y el discurso no adaptado a cada país dan como resultado una declaración de lucha que se critica como neocolonialista. Lo que se presenta como una denuncia válida en Ucra­nia deja de serlo y se confronta directamente con los países islámicos. En este contexto nacen iniciativas como Muslim Women Against Femen, que denuncian el imperialismo e islamofobia de sus acciones por la liberación de Amina Tyler, activista islamista que posteriormente abandonaría el movimiento Fe­men, cuando se llamaba a las mujeres a liberarse del velo. A esta campaña contestó Inna Shev­chenko, uno de los rostros más conocidos y que también participó en la acción del Congreso, con una carta en la que resolvió: “Es­criben en sus carteles que no necesitan liberación, pero en sus ojos está escrito ‘ayúdame’”.

Femen y otros feminismos

Femen tiene una agenda propia que difícilmente coincide con la de los movimientos feministas locales ni con la agenda que dictan los gobiernos. Sin duda, uno de sus éxitos es que han conseguido poner en esa agenda política el tema del aborto y que en todos los espacios feministas se hable de ellas. Su acogimiento en cada país por parte del feminismo institucional es diferente. Mientras en Francia el tema de la desnudez provoca ruptura, en el Estado español plataformas como Decidir Nos Hace Libres y Fundación Mujeres las han arropado desde el primer momento.

Entre las feministas está el debate entre la unión, como defiende Alicia Murillo, o el no a la unidad a cualquier precio, como dice Ana Burgos en su blog Heroína de lo Periférico. Brigitte Vasallo, más cercana a la segunda postura, sostiene: “Femen no sólo invisibiliza otros movimientos, sino que dificulta muchísimo su trabajo sobre el terreno. Mi crítica principal es que están situadas en un feminismo colonialista, etnocéntrico, que no tiene en cuenta las luchas particulares de los feminismos no-hegemónicos, a los que impone su visión. No me interesa, desde el feminismo, cambiar el discurso hegemónico de género, “feminizarlo”, sino dinamitar la existencia misma de lo hegemónico, dinamitar las imposiciones de todo tipo, también epistemológicas, que ejercen las cumbres del poder hacia las bases”.

Organización y financiación

Femen es uno de los pocos movimientos feministas capaces de ejecutar acciones potentes con repercusión en la opinión pública de forma regular. Su cobertura mediática les permite ejecutar acciones y asumir riesgos inaccesibles para otros grupos. Lara Alcázar, líder de Femen Spain, reconocía a la salida del calabozo que la actuación policial fue prudente porque tienen una repercusión internacional importante. En cada país hay una líder, la que más tiempo de militancia lleva, y es apoyada en todo momento por un núcleo duro compuesto por las fundadoras, que se encarga de impulsar la actividad internacional.

El tema de la financiación de Femen es controvertido. Si bien ellas defienden que sus únicas fuentes de ingreso son las donaciones hechas por PayPal y la venta de merchandising, persisten las dudas. En marzo de 2012, las activistas de Femen volaron a Turquía patrocinadas por la marca de lencería Suwen Internacional. En la manifestación frente a la basílica de Santa Sofía utilizaron productos de la marca y fueron acusadas de vender la protesta para hacer dinero. Las relaciones con la marca acabaron rápido y las activistas fueron deportadas. La escritora Lucía Muñoz Molina, autora del blog Filósofa Frívola, opina: “No tienen por qué ser transparentes, pero es lógico que la gente se haga preguntas sobre de dónde procede la pasta, sobre todo cuando las ves en un photocall promocionando una marca de lencería, o escuchas rumores sobre sueldos guapos, viajes estupendos, etc. Evidentemente, tú vas a la Quimera, a la Karakola o a cualquier centro social de ese rollo y lo último que te preguntas es cómo se financiarán. No nadan en abundancia, precisamente”.

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