2 de abril de 2014

La rapera que abofetea al acoso sexual en Egipto



Esta universitaria egipcia de 19 años saltó al estrellato tras su paso por la televisión

"Cuento los problemas que tenemos mis amigas y yo", dice.


A miles de kilómetros del Bronx -en el arrabal cairota de Imbaba,donde la vida es también hacinamiento y penurias- ha nacido una estrella del rap. Con 'hiyab' (pañuelo islámico) y diecinueve abriles, Mayam Mahmud es maestra de ceremonias. "Mis vecinos están muy contentos. Es un barrio popular y nunca habían tenido a una famosa tan cerca", cuenta la joven a EL MUNDO.

Sus días son una montaña rusa desde que hace unos mesescanturreó sus rimas en la versión árabe del programa de televisión' Got Talent'. Su desparpajo no pasó de semifinales pero, desde entonces, no ha parado quieta. Acaba de regresar de Londres, donde ha recibido el premio que concede anualmente la organización Index on Censorship. Allá por donde va, canturrea sus rimas, que son auténticos puñetazos en la jeta de los egipcios que acosan a las mujeres. "¿Cómo puedes juzgarme por mi pelo o mi velo? Si un día me miras no seré yo la que se oculte o sienta vergüenza. Coqueteas y me acosas y no ves nada malo en ello...", reza su letra más conocida.

El acoso es desde hace años una tortura diaria en las calles egipcias. Según un estudio de ONU Mujeres, el 99,3% de sus féminas reconoce haber sido víctima de palabras gruesas, los proposiciones indecentes o los roces inoportunos. El penúltimo caso denunciado ocurrió hace unas semanas en la Universidad de El Cairo. La estudiante asaltada logró escapar a una turba de manos pero se topó con las declaraciones del rector cuestionando su indumentaria. Hay quienes han optado por callar, convirtiendo a menudo a las víctimas en culpables y alentando a sus verdugos. Mayam no. "Cuento los problemas que tenemos mis amigas y yo. Cuando callamos, agrandamos el problema. Puede que precisamente por ese silencio, el acoso sea aquí mayor que en otros lugares", opina quien considera sus letras "el modo de llegar a las mujeres que sufren y también a los hombres".

A la vecina más ilustre de Imbaba no le interesa la música que maquilla la realidad. "Cuando alcanzan la fama, la mayoría de los músicos egipcios optan por cantar piezas comerciales. Hay que cambiar la mentalidad. El público debe escuchar letras que hablen de sus problemas", defiende la artista, que estudia -o lo intenta- el primer curso de Ciencias Políticas y Economía.

La pasión que derrocha viene de lejos. Cuando tenía diez años, su madre la animó a escribir poesía. Con el tiempo, los versos se hicieron carne de rap. "El rap me da una libertad que no tiene la poesía y sus reglas. Es un estilo que no requiere además una voz dulce. Lo importante es el mensaje", sentencia. Un recado que envía cada vez que agarra el micrófono y sube al escenario. "No es la ropa lo inapropiado o equivocado. Es tu manera de pensar. (...) Una mirada puede herir. Y por esa mirada mereces dos bofetadas en la cara".

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