22 de agosto de 2011

Michele Bachmann, la enviada de Dios

PERFIL DE LA CANDIDATA DEL TEA PARTY
 

Afirma que recibe órdenes del cielo y critica el matrimonio gay y la reforma sanitaria


Jane Brickey, una jubilada de Des Moines, aucudió el jueves a escuchar a Michele Bachmann en la Feria Estatal de Iowa. «Quiero ver si tiene materia presidenciable o solo es otra cara bonita que repite generalidades». Como las 800 personas que la esperaron para tratar de desentrañar el mayor fenómeno conservador desde Sarah Palin, salió decepcionada. La menuda congresista por Minnesota llegó una hora tarde, sonriendo entre empujones y enérgica como una pinta de Red Bull. Pero se fue tan rápido como llegó. Su discurso apenas duró cinco minutos.



La vencedora en las primarias no vinculantes de Iowa ha cimentado su identidad política en el rechazo a las reglas del juego en Washington, a ese politiqueo que tanta aversión despierta hoy en muchos estadounidenses. Con la lucha contra la injerencia del Gobierno federal en la vida de los ciudadanos como bandera, este huracán de 55 años, madre de cinco hijos biológicos y otros 23 de acogida se ha batido a fondo contra el seguro médico obligatorio contemplado en la reforma sanitaria de Barack Obama. Esa obsesión le ha llevado incluso a impugnar una directiva federal para promover las bombillas de bajo consumo. «La presidenta Bachmann os permitirá que compreís la bombilla que más os guste», dijo en una conferencia en Nueva Orleans.
A sus seguidores les apasiona la simplicidad y la cruda honestidad con la que habla, pero sus críticos, que son muchos, la consideran un peligro público. Y no solo por sus lagunas culturales o sus pifias. Dos años después de que sus padres ¿ambos demócratas¿ se divorciaran en su adolescencia, Bachmann se enroló en un grupo evangélico en la universidad. Su vida dio un giro radical y sus acciones pasaron desde entonces a estar guiadas desde las alturas. «Por si no tuviera bastante, Él me llamó para que me presentara al Senado de Minnesota» , contó. «No tenía ningún deseo de entrar en política».

Sumisas a sus maridos

Bachmann es abogado fiscal de formación, todo una contradicción para alguien que aborrece los impuestos. Fue su marido Marcus, que dirige una clínica de terapia cristiana, quien eligió la carrera. Ella aceptó porque «el Señor dice: mujeres, debeis ser sumisas a vuestros maridos» . Tras cinco años ejerciendo, se dedicó a repartir panfletos, rezar y dar conferencias contra la homosexualidad y el matrimonio gay.
Su celo religioso la llevó a cofundar un colegio con dinero público. Todo fue bien hasta que varios padres acusaron a la dirección de adoctrinar a sus hijos promoviendo el creacionismo y prohibiendo el Aladino de Disney por fomentar la brujería. Pocos creen que Bachmann tenga opciones a disputar la presidencia a Obama, pero no es del todo descabellado. También George Bush oía voces y recibía órdenes órdenes del cielo.

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