14 de julio de 2011

Desigualdad en Porsche

De 0 a 100 km/h en 7,5 segundos. Velocidad máxima: 230 km/h. Materiales de lujo. A elegir entre maderas nobles, aluminio o el carbono de los automóviles de competición… La metáfora de la desigualdad circula a ritmo de vértigo en un Porsche. La compañía que, junto a otras marcas fetiches del sector del lujo, no ha dejado de aumentar sus ventas en este primer semestre del año. También en España, donde sus matriculaciones crecieron un 29,5%.


 La tecnología, la ciencia y la economía nunca vivieron momentos tan esplendorosos como en el final del siglo XX. Pero nada de ello se invirtió en combatir la pobreza que hunde a más de la mitad del planeta y que se resolvería con un reparto equitativo de los recursos. Ahora, cuando los vientos áridos de la penuria no dejan de azotar a Occidente, las desigualdades se pasean con ostentación y un puñado de pudientes exhibe su condición de privilegiados, cuando no de beneficiarios del desastre de millones.
 Por las simbólicas carreteras de la desigualdad, los ricos viajan en Porsche y la clase media circula en utilitarios cada vez más desvencijados, temiendo que un inesperado fallo del motor la deje tirada en la cuneta, junto a los cinco millones de parados. El asfalto se torna inseguro. Ya asoman las grietas de los recortes. Su decadencia es el triste reflejo de la cobardía, la falta de ambición y la cortedad de miras de la política.


Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)

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