Este blog esta enfocado a hombres y mujeres,para y por la igualdad tanto en el ambito laboral como en la vida personal de cada uno.Mi interes es acercarme a vosotr@s con cada uno de estos articulos.En la medida que me sea posible, publicare,cada noticia que sea por y para la igualdad.Sin vosotr@s me seria imposible cumplir este proposito.Espero vuestra colaboración y que me aporteis de forma desinteresada todas vuestras ideas y comentarios. Con tu participación alcanzaremos la igualdad real.
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26 de enero de 2013
Las trabajadoras más beneficiadas son las europeas quienes en algunos casos pueden tener hasta dos años de Licencia.
Sin lugar a dudas un derecho laboral que mejoró la calidad de vida de los trabajadores en el mundo y en especial a las mujeres fue, la Licencia de Maternidad.
Este beneficio legal remunerado, que busca el descanso adecuado y seguro de la madre, tanto en estado prenatal, como en el período de lactancia, en nuestro país alcanza un total de 12 semanas y un 100% de la remuneración.
La Licencia de Maternidad se ha implementado en casi todos los países del mundo, siendo los europeos quienes más días conceden a sus colaboradoras:
- Suecia, el país escandinavo es el líder mundial al otorgar hasta 96 semanas de Licencia, con el 80% de la remuneración.
- Reino Unido, le sigue en el escalafón con un año entero de Licencia y el 90% del salario.
- Noruega, también tiene una política que beneficia generosamente a las madres al tener 46 semanas de licencia con el 100% del salario.
- Hungria, tiene 24 semanas de licencia con el 70% del salario
- España, cuenta con 16 semanas de licencia y 100% del salario.
Por su parte, los países latinoamericanos tienen una política intermedia, pero que se aleja enormemente a la de países como Suecia:
- Chile, Cuba y Venezuela son los países que más días tienen por Licencia de Maternidad en el continente, 18 semanas en total y 100% del salario.
- Brasil les sigue en este escalafón al tener 17 semanas de Licencia y 100% de remuneración.
- Argentina y Perú continúan la lista con 13 semanas y 100% del salario.
- En la lista siguen el resto de países latinoamericanos, con 12 semanas de Licencia y el 100% de remuneración, exceptuando a Bolivia, El Salvador, Nicaragua y Paraguay, donde el reconocimiento monetario disminuye.
Por el contrario, en algunos países asiáticos y africanos este derecho no se reconoce y extrañamente en Estados Unidos, que en los últimos meses se ha preocupado por los derechos laborales de los trabajadores colombianos, la Licencia no es obligatoria y cada Estado es libre de cuántos días y qué porcentaje de remuneración conceder:
- Japón, es una de las excepciones en el continente asiático, al tener 14 semanas de Licencia y 60% de la remuneración.
- Yemen y Bahrein, 8 semanas de licencia y 100% del salario durante 45 días
- Qatar tiene 50 días de licencia con el 100% del salario
- Líbano le sigue con 49 días de licencia y el 100% del salario
- Emiratos Arabes tiene 45 días de licencia con el 100% del salario.
Así pues, aunque nuestra política laboral nos sitúa por encima de países africanos y asiáticos, nos pone a una gran distancia de algunos países europeos, en los que la maternidad es política de Estado y en muchos casos se acompaña no solo de la remuneración a la que tienen derecho las personas, sino de un auxilio durante la infancia y adolescencia del recién nacido.
En la actualidad, fue presentado un proyecto de Ley que busca pasar de las 12 semanas a 14 semanas de Licencia, período que sería utilizado por la madre para la preparación del parto.
Con información de la OIT y los Ministerios de Trabajo de cada país.
Redacción elempleo.com
contenido@elempleo.com
25 de marzo de 2012
Ante las declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón sobre el aborto
La maternidad no es un derecho, es una opción. El aborto sí es un derecho y Comisiones Obreras continuará apostando por el derecho a decidir de las mujeres.
Ante las declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón sobre el aborto
La Secretaría Confederal de la Mujer de Comisiones Obreras lamenta las desafortunadas declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, en las que afirma que "La violencia de género estructural" lleva a las mujeres a abortar.
Nos permitimos recordarle que una de las principales prioridades del Gobierno es prevenir la violencia machista allí donde se dé (en las parejas, en las calles, en las aulas, en el trabajo) y proteger a las víctimas de violencia de género. Asimismo su obligación como ministro de Justicia pasa por trabajar en la persecución del delito de maltrato, especialmente cuando el resultado de dicho maltrato es la muerte.
La Secretaría Confederal de la Mujer de Comisiones Obreras lamenta las desafortunadas declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, en las que afirma que "La violencia de género estructural" lleva a las mujeres a abortar.
Nos permitimos recordarle que una de las principales prioridades del Gobierno es prevenir la violencia machista allí donde se dé (en las parejas, en las calles, en las aulas, en el trabajo) y proteger a las víctimas de violencia de género. Asimismo su obligación como ministro de Justicia pasa por trabajar en la persecución del delito de maltrato, especialmente cuando el resultado de dicho maltrato es la muerte.
La principal amenaza de las mujeres está en la discriminación laboral (en el acceso, en la promoción y la permanencia en el empleo, en los salarios…) que ocasiona empobrecimiento y lleva a muchas mujeres a depender económicamente de terceras personas. Una situación de inseguridad que no permite tener expectativas para el presente ni proyección de futuro. Inseguridad que lleva a muchas mujeres que sufren maltrato a aguantar situaciones intolerables debido a su carencia de recursos y su falta de autonomía.
Las mujeres ya tienen mucho "trabajo" (no remunerado), pero lo que quieren es "empleo", pero no un empleo cualquiera sino de calidad. La sociedad además necesita de servicios públicos que permitan atender las necesidades de menores y de personas dependientes, una tarea que sigue recayendo fundamentalmente en ellas.
Las mujeres defienden la vida porque dan vida, pero han de decidir cuándo desean ser madres. La maternidad no es un derecho, es una opción. El aborto sí es un derecho y Comisiones Obreras continuará apostando por el derecho a decidir de las mujeres.
Secretaría Confederal de la Mujer de Comisiones Obreras
27 de enero de 2012
Las mujeres tienen menos hijos y cada vez mas tarde
Las mujeres españolas tienen su primer hijo entorno a los 31 años
Los nacimientos descendieron un 1,1% en el primer semestre de 2011
La natalidad sigue cayendo en 2011, según el INE
Ana Aragonés tuvo a su hija Aitana dos meses después de cumplir los 31 años. Justo la media de edad en que las mujeres españolas deciden ser madres, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una línea roja que aumenta año tras año y que en el periodo que va de julio de 2010 a junio de 2011 alcanzó los 31,3 años. "Nunca es un buen momento para tener un hijo", cuenta Ana, "siempre encuentras excusas para echarte atrás, pero nosotros decidimos intentarlo".
Ana y Miguel no se habían planteado ser padres hasta el año pasado. "Lo hemos vivido todo, llevamos tres años juntos y tenemos una casa", argumenta Ana. El trabajo es lo único que no tenían atado. A ella se le terminó el contrato dos semanas antes de saber que estaba embarazada y él perdió su empleo poco después. Pero no hay mal que por bien no venga. En septiembre, y después de pasar todo el embarazo en el paro, la empresa para la que trabajaba Ana la hizo fija. "Cuando me reincorpore, Miguel cuidará de Aitana y así nos ahorraremos guarderías y canguros", cuenta esta ingeniera valenciana que ya piensa en ampliar la familia.
A pesar de las intenciones de Ana y Miguel, la natalidad en España sigue bajando sin freno desde 2009. Durante el primer semestre del año pasado, nacieron 230.537 niños y niñas, un 1,1% menos que en el mismo periodo de 2010, según los últimos datos del INE.
A lo largo de 2010 nacieron 485.252 bebés, lo que representó una caída del 1,7% respecto al año anterior. 2009 marcó el inicio de la debacle de la natalidad, que aumentaba ligeramente año tras año desde principio de siglo.
La tasa de fecundidad (el número medio de hijos por mujer) se mantiene estable hasta junio de 2011, en torno a 1,33. En el caso de las mujeres extranjeras, esta cifra asciende a 1,61, aunque lleva bajando progresivamente desde 2008. La media de edad de la maternidad también varia en las mujeres extranjeras, que tienen su primer hijo entorno a los 28 años.
Menor esperanza de vida
De igual forma que la tasa de natalidad, también disminuyen las bodas. Durante el primer semestre de 2011 se casaron 69.864 parejas, un 5,7% menos que en el mismo periodo del año anterior. Ellas contraen matrimonio a los 32,8 años de media y ellos, a los 35,9.
En el periodo analizado por el INE (de julio de 2010 a junio de 2011), la esperanza de vida se ha reducido ligeramente: se ha situado en 78,87 años para los hombres y en 84,82 para las mujeres. En 2010 era de 78,94 y 84,91 años, respectivamente. "El continuado descenso de la natalidad y el aumento en el número de defunciones acentuaron la tendencia a la baja del crecimiento vegetativo, que fue de 29.015 personas, un 25,6% menos que en el mismo periodo de 2010", explica el INE.
14 de noviembre de 2011
Bajas de maternidad que no se cubren
A pesar de que la sustitución de las trabajadoras que se dan de baja por maternidad tiene coste cero para las empresas, los sindicatos y el Instituto de la Mujer denuncian que en los últimos años estos puestos no se están cubriendo. «Esto supone un perjuicio enorme para las trabajadoras, ya que las hace directamente responsables de la sobrecarga de trabajo de los compañeros», dice Carmen Martín, técnica de CC OO. Es más, las empresas están ahorrándose dinero con estas licencias, puesto que durante esas 16 semanas, es la Seguridad Social la que paga la nómina de sus empleadas. «Sabemos que está ocurriendo, y creemos que es un error de las empresas; las que se escudan en la crisis para hacer estas prácticas, nunca han creído realmente en la conciliación», dice Carmen Rosa, del IAM.
4 de noviembre de 2011
¿No debera ser al reves?
Escolares vascos denuncian en un video realizado por la Federación de Familias Numerosas de Euskadi (Hirukide) lo "absurdo" de muchos horarios laborales al ser incompatibles con la vida laboral y familiar
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http://youtu.be/2yGJhGtarPg |
A vueltas con la CONCILIACIÓN. Y yo creía que esto ya estaba casi superado. Pues no, aún falta mucho camino por recorrer. La crisis está haciendo algunos estragos. Las empresas eliminan gente con ERE´s o sin ERE´s, pero el volumen de trabajo no solo no disminuye sino que se incrementa y esto trae como consecuencia que los que se quedan en las empresas deben trabajar por ellos y por los que se han ido. Jornadas muy largas con mucho estrés y sin recompensas porque los salarios también están congelados. ¿Quién se resiente? Sin duda la FAMILIA que es la gran víctima de una sociedad que corre a un ritmo vertiginoso dejándose en el camino los valores más elementales que son los que dieron vitalidad a nuestras organizaciones. Empresas que no tienen en cuenta esto, están llamadas al fracaso por eso hablar de RSC es una hipocresía en un mundo donde lo único que parece tener en cuenta es el beneficio, el resultado, el corto plazo. Esta semana han publicado resultados algunas de las empresas del Ibex-35 y ¿Qué ha pasado? Beneficios y más beneficios. Y los cinco millones de parados (¡qué gran tragedia!) deberán esperar a que aún la cuenta de resultados se más boyante, aun no lo es suficiente.
Me decía una persona el otro día que para conciliar era necesario que la gente tuviera los objetivos muy claros. Sin duda así debe ser, pero lo que es más importante es que pueda controlar su vida y desgraciadamente no puede hacerlo. Se la controla todo el mundo sin que la persona pueda coger las riendas de su destino. El problema más grave que tiene la sociedad española es el bajísimo nivel de natalidad, que nos llevara, sin piedad, a una sociedad sin cotizantes, a una sociedad que no podrá mantenerse a ella misma. Y las empresas no solo no ayudan sino que ponen barreras muy difíciles de saltar. Me pregunto ¿Qué significa RSC para algunas compañías que dicen cumplirlo escrupulosamente? Una sociedad sin familia es una sociedad raquítica. ¿Hay soluciones? Si, aunque es necesario cambiar la escala de valores de un mundo excesivamente materializado, consumista y cortoplacista… Nos toca vivir en una época en la que los papeles están cambiando. Ahora son los niños, los pocos niños que hay por familia, los que tienen que ir a buscar a su madre y a su padre al trabajo, y si no mira el VÍDEO…Cada día, al salir del colegio, Pablo, Miren, Alex y Hugo van a buscar a sus padres al trabajo.
2 de noviembre de 2011
Las autoridades retiran el bebé a una mujer de 50 años a los siete días de dar a luz
Los servicios sociales consideran que no estaba en condiciones de cuidarlo aunque superó el test psicológico previo
Los servicios sociales de la Generalitat han retirado la custodia a una vecina de Barcelona a los siete días de dar a luz por entender que no estaba en condiciones de asegurar la integridad del pequeño, pese a que el centro médico en el que la inseminaron, cuando tenía 50 años, había emitido un informe psicológico favorable para que fuera madre, según ha explicado a Europa Press la mujer afectada.
La paciente acudió en octubre del 2008 al centro médico Teknon para iniciar un tratamiento de recepción de óvulos, con un coste de 8.000 euros, y se sometió al estudio físico y psicológico que legalmente requiere cualquier proceso de este tipo.
Según han declarado a Europa Press fuentes del centro, "se siguió rigurosamente el protocolo asistencial normativo para someterse a tratamientos de fertilidad". El estudio físico fue favorable y el informe psicológico, con fecha del 2008 y al que ha tenido acceso a Europa Press, concluyó que "la personalidad de la paciente no muestra características propias de trastorno (...) y no se valora causa que desaconseje la recepción de óvulos", por lo que la mujer siguió el proceso y dio a luz, mediante cesárea, nueve meses después.
Tres intentos
"¿Cómo puede ser que me declararan apta para ser madre y luego me quitaran la custodia por considerar que no estaba cuerda y no podía prever los riesgos del niño?", ha lamentado a Europa Press la paciente, asegurando que solo presentaba síntomas propios del posparto.La mujer se sometió hasta tres veces a una recepción de óvulos --lo que supone un coste de 24.000 euros, aunque el último tratamiento aún está pendiente de pago-- hasta que finalmente consiguió quedar embarazada con 50 años.
Al séptimo día de dar a luz, en diciembre del 2009, los trabajadores del centro alertaron de "un comportamiento por parte de la madre que hace que se activen los protocolos de actuación establecidos por la Direcció General d'Atenció a la Infància y l'Adolescència (Dgaia)", han declarado a Europa Press fuentes del centro médico. Por ello, los servicios sociales retiraron la custodia del bebé a la madre, al entender que "ponía en peligro" la integridad del pequeño, según se recoge en el informe elaborado por la Dgaia tras su intervención.
Protocolo
La Conselleria de Salut constituyó el 21 de diciembre del 2009 un grupo de trabajo formado por diversos especialistas en este campo que elaboró el protocolo de estudio y tratamiento de la esterilidad, en el que se recogen las directrices a seguir por todos los centros médicos en los tratamientos de fertilidad.El documento especifica que se excluirán de la inseminación aquellas mujeres que presenten "problemas de salud mental que produzcan trastornos en la conducta que puedan afectar negativamente el desarrollo del bebé".
Además, el protocolo establece que se excluyan de tratamiento las pacientes "de edad igual o superior a 40 años", requisito que la mujer afectada no cumplía, si bien el protocolo se publicó tan solo cuatro días antes de que diera a luz. Tras 22 meses desde que ocurrieron los hechos, el niño sigue separado de su madre, que ha denunciado el caso ante el Juzgado número 45 de Barcelona, a la espera de que le devuelvan la custodia del pequeño, que ha cambiado de familia en más de una ocasión.
12 de octubre de 2011
Una corredora da a luz tras completar la maratón de Chicago
La mujer, de 27 años, tenía autorización médica para correr la prueba
Una corredora de 27 años y embarazada de nueve meses se puso de parto justo después de completar la maratón de Chicago, el pasado viernes.Amber Miller, que había completado los 42,195 kilómetros de la prueba en seis horas y 25 minutos, estaba en la semana 39 de embarazo. Notó las primeras contracciones al llegar a la meta y tuvo que volver a correr hacia la maternidad, pero esta vez en coche. Era su segundo hijo, una niña llamada June, que nació al día siguiente a las 10 de la mañana en perfectas condiciones.
"Este año no esperaba completar la carrera. Pensaba hacer la mitad corriendo y como mucho completar el resto andando", explica Miller a la cadena ABC. Sin embargo, se encontró bien corriendo y siguió hasta unos tres kilómetros antes de la meta, cuando empezó a notar las contracciones. Aún así terminó.
Miller, corredora habitual de maratones, tenía autorización médica para correr la prueba.
24 de septiembre de 2011
El mejor lugar para ser madre
Noruega. Así lo concluye el informe 'El estado de las mujeres en el mundo' de la fundación Save the Children. sacan buena nota en todo. Lo cuentan las propias noruegas.
A través del cristal, entre las sombras de una luz tenue y hogareña, se intuye una figura revolviendo en busca de algo �pum, pum, pum� de la cocina a la sala de estar, golpeando con las plantas desnudas el suelo. Son las 7.34 de un martes de junio en Jessheim, extrarradio de Oslo, cuando Anniken Huitfeldt, mujer, madre y ministra de 40 años, se asoma al porche y dice: "Ando apurada. Salimos en 10 minutos", mientras se calza unas deportivas, vuela hasta el garaje arrastrando los cordones, encuentra los papeles que busca en el coche familiar y regresa de un salto, sin que transcurran 30 segundos. La prisa, elemento común de la mañana occidental. Y de sus madres. Eficiencia y velocidad. Niños y trabajo. Todo en uno.
En 12 minutos, Huitfeldt se encuentra ya en el asiento trasero del vehículo oficial ajustándole el cinturón al menor de sus tres hijos, de cinco años y rubio como ella. Para entretenerlo, la madre toma un periódico e interpreta en alto la tira cómica, cambiando de registro. El maletín de trabajo, cerrado, a sus pies. Esta política de ojos claros y mandíbula poderosa, con simpático tartamudeo, ocupa la cartera de Cultura del Gobierno noruego, pero fue ministra de Infancia, Igualdad y Asuntos Sociales entre 2008 y 2009, periodo durante el cual ella tenía a sus tres hijos en el jardín de infancia, y los medios solían preguntarle: "¿Y usted cómo compagina niños y trabajo?". A lo que ella replicaba: "¿Por qué no le van con la pregunta al ministro de Asuntos Exteriores?".
Cuestión de carácter y lengua afilada de esta "feminista" confesa. Pero si uno prueba a hacer la pregunta al azar en cualquier parque, cafetería u hospital a una madre primeriza, la respuesta sonará en Noruega casi como un eco: "Es muy fácil".
Este reino nórdico ha sido declarado "el mejor país para ser madre" en 2010, según el 11º informe sobre El estado de las mujeres en el mundo de la Fundación Save The Children. Un estudio exhaustivo en el que los noruegos sacan nota en casi todas las variables: desde la duración y cuantía del permiso de maternidad, de hasta 56 semanas, hasta la esperanza de vida femenina (83 años), pasando por el nivel educativo de la mujer, la escasa diferencia de ingresos con respecto al hombre (el 23%), la baja mortalidad infantil y la elevada tasa de fecundidad.
Así lo resumía Marit Sartz, una enérgica fisioterapeuta de 31 años, a 15 días de salir de cuentas, mientras mordisqueaba sandía en su terraza: "No tengo miedo. Aquí contamos con un buen sistema para cuidar del niño; y para la madre. Una buena sanidad. Y posibilidades de educación".
La ministra Huitfeldt ha tenido mucho que ver con esto. Mientras ocupaba el cargo de Infancia e Igualdad, su Gobierno, una coalición progresista, incrementó la baja por maternidad y paternidad hasta cotas desconocidas. Una noruega puede elegir tomarse 46 semanas de baja con el 100% del sueldo o 56 con el 80%; el hombre puede disfrutar de otras 10 con el salario íntegro (en España se conceden 16 semanas a la madre y 15 días al padre, ambos con sueldo). En 2008, el país batió récords de construcción de guarderías, y desde 2009 se garantiza por ley una plaza. Cerca del 90% de niños de uno a cinco años asiste a un jardín de infancia. Público o privado. Precio máximo: unos 280 euros. "Todas las medidas las tomamos a pesar de la recesión", dice Huitfeldt. "Le vimos muchas ventajas económicas". El coche oficial avanza bajo una mañana plomiza. Chispea sobre la autopista congestionada hacia Oslo. La ministra emplea 10 segundos para maquillarse. Acaba de dejar a su hijo en la guardería. Lo ha besado tras asegurarse de que llevaba todo con él; aun así, se olvidó el chubasquero en el coche y ella salió corriendo bajo la lluvia para dárselo. Rutina diaria. Contabilizada al minuto. Con tiempo para recogerle a las cuatro un par de veces por semana. Ir al teatro con todos. Preparar la tarta para el cumpleaños del mayor. La ministra muestra al final del día una maraña de papeles con cuadrículas horarias: su agenda. Cada día tiene hueco reservado a la familia. Cuestión de prioridades.
Otra maternidad es posible. Pero hay que ir a buscarla. "No es un proceso natural", dice Huitfeldt. "Lo que tenemos es el resultado de decisiones políticas". Y por qué no decirlo: de un pequeño empujón del oro negro. En 1969, el año en que nació ella, el país gritó "¡petróleo!" en el mar del Norte. Un bálsamo oleaginoso para una nación pobre y rural. Pero igualitaria. Sin feudalismo ni tradición aristocrática. Poco poblada. El sector supone un cuarto del PIB. Un fondo soberano derivado de sus beneficios garantiza las pensiones futuras. La crisis financiera apenas les ha despeinado. Pero el desarrollo industrial de los setenta inoculó también el veneno de las sociedades modernas. Tras años de baby boom, se pinchó la burbuja de la fertilidad. "La mujer comenzó a trabajar, y los hijos, yo misma, íbamos al colegio con una llave al cuello", dice Huitfeldt. "Nuestros padres no podían venir a buscarnos". Los hogares requerían dos sueldos, el empleo era incompatible con la crianza. Apenas había guarderías. Tocaba elegir: trabajo o familia. Los demógrafos dicen que un país necesita dos hijos de media por mujer para mantenerse en equilibrio y no envejecer. Rozaron el 1,5 a mitad de esa década. Hoy, con casi dos de media, renace a un ritmo solo superado por Francia, Islandia e Irlanda (la tasa española es 1,4).
El punto de inflexión arrancó en 1977, tras un intenso pulso del tejido local, femenino y asociativo, cuyo ideario caló a nivel político. "Feminismo de Estado", lo llaman. Se incrementó el permiso por maternidad de 12 a 18 semanas. Se le permitió al padre compartir parte de la baja. Se aprobó una Ley de Igualdad de Género, y se creó la figura del Defensor. A principios de los ochenta, la curva de fertilidad trazó su valle, coincidiendo con la ascensión a primera ministra de Gro Harlem Brundtland, símbolo del cambio. Madre y mujer al frente del país por primera vez. Cuando fue reelegida en 1986, nombró un Gobierno con un 44% de mujeres. Desde entonces, nadie ha bajado esa cuota del 40%, otro punto que valoró Save The Children. La revolución es permanente. Aquí, género y maternidad se cuelan en cualquier charla o primera página del periódico. El papel del hombre, el rol de la mujer. Los horarios de trabajo, las deducciones, la cuota de guardería. Huitfeldt repite: "Las políticas de igualdad son más importantes que el petróleo para la economía...". Ocho y media, hora punta al borde de la ciudad, y de pronto se interrumpe. "¡Mira esto!", grita señalando por la ventanilla: un tipo de origen paquistaní empuja un coche de bebé. "Estas políticas funcionan como un pegamento social: si los padres comparten tareas en casa, baja la tasa de divorcios y se tienen más hijos".
En este país, maternidad e igualdad se funden y retroalimentan. Y cuentan con un estudio para casi todo; analizan sus carencias, corroboran sus hipótesis. Para que nada les coja fuera de juego. "Es muy difícil establecer qué políticas tienen qué consecuencias", explica la demógrafa Marit Rønsen, del Instituto de Estadística. "Pero, en general, se admite que las medidas que fomentan la incorporación de la mujer al trabajo, el permiso para el padre y la igualdad de género, facilitan la maternidad". Y menciona los resultados de uno de esos estudios: en familias en las que el padre disfrutó del permiso con el primogénito, la probabilidad de tener un segundo hijo fue mayor. En 2009, tres de cada cinco padres (varones) tomaron seis o más semanas de baja. Ese año nacieron 61.000 niños, la cifra más alta desde 1972.
Martine Aurdal, una embarazadísima comentarista política y editora del diario Dagbladet, se encontraba camino del primero cuando nos recibió. Había salido de cuentas hacía tres días, pero seguía sin contracciones. Llevaba tres semanas en casa (el permiso comienza 21 días antes de la fecha), y había decidido tomar la baja corta. Noruega, dijo, se había convertido en uno de los países más igualitarios del mundo, según la ONU. Un lugar donde las mujeres suponen casi la mitad de los trabajadores (47%), tienen menos paro y hay más universitarias que universitarios desde 1993. Pero no se conforman. "Queda una última milla por recorrer", dijo. Un terreno pantanoso entre lo biológico y lo ambiental en el que una sociedad intenta descifrar por qué elige lo que elige. "Existe una igualdad casi total hasta el momento en que hay niños. Es el punto de no retorno en el que las mujeres comienzan a trabajar menos, a cobrar menos y a hacer más en la casa".
Si las primeras medidas de género (y maternidad) se centraron en mejorar las condiciones de la trabajadora, el nuevo estadio ha colocado el foco sobre el hombre. Para que ellas no pierdan tras parir, el varón ha de dedicarse por igual al hogar. Limpieza e hijos, cocina y mantenimiento. Doble salario. Bien. Pero también doble dedicación familiar. El último estudio del Defensor de la Igualdad señala que Noruega sufre una de las mayores segregaciones por género del continente. El empleo femenino se aglutina en el sector público (suman el 69%); y, por ejemplo, en el grupo ocupacional "ingenieros" hay un 12% de mujeres, frente al 97% en el epígrafe "profesores de guarderías y colegios". Además, el 43% tiene empleo a tiempo parcial, mientras en el caso masculino es del 13%. "Es sobre todo la mujer con más de un hijo la que trabaja a tiempo parcial", subraya el informe. El hombre con hijos, al contrario, es el que más horas dedica al trabajo.
Aurdal mostró sus dientes afilados. "Esta segregación no es biológica. Hay estructuras sociales que nos determinan", replicó. "Pero tampoco estaremos seguros hasta que exista una posibilidad de elección totalmente libre. Nuestro deber es construir una sociedad en la que esto sea posible. Los países escandinavos hemos demostrado que las políticas sociales pueden cambiar la opinión pública". En Noruega, donde sus 4,8 millones de habitantes rozan el pleno empleo y confían en general en la competencia de sus dirigentes, no cuesta conversar sobre la utopía. Los ciudadanos dictan, el Estado dispone. Por eso, quizá, los impuestos se pagan a gusto. La presión fiscal es una de las más altas (ronda el 47%). A cambio, cada familia recibe unos 120 euros mensuales por hijo. Hasta los 18.
"Nosotras tenemos que dar el pecho", dijo Aurdal volviendo a la naturaleza, "pero no creo que estemos en mejores condiciones de cuidar a un niño". Aun así, se confesó "asustada". No del parto o del nacimiento. Sino de que la maternidad la convirtiera en algo no deseado: "No quiero abandonar mi vida". Le aterraba perder el control. "Algunas madres brillantes me cuentan que no han leído un libro en años. No quiero que la maternidad sea cuestión de elección. Las jefas que he tenido eran solteras o sin hijos, y no creo que sea casualidad. Supongo que resulta un poco más duro siendo madre, pero no imposible. Con el tiempo, cambiaré las horas de trabajo. Recogeré al niño, iré a casa y trabajaré tras acostarlo". Educación, biología, estructuras sociales.
Katrine y Håkon Mentzoni han encontrado su camino. Esta pareja de juristas empleada en el sector público representa el nuevo concepto de familia. Equitativa, sana, dialogante. Su hija nació en noviembre, cuando la madre tenía 28 años (edad media del primer parto). Desde entonces, anda 10 kilómetros al día con el cochecito. Está en forma. Cuando salieron los tres a dar el rutinario "paseo largo" una mañana de sábado, ella llevaba ocho meses inmersa en la burbuja de la maternidad. Sin dudas: "Me siento afortunada de poder quedarme en casa y no perder mi carrera profesional. De conocer a mi hija. Mi trabajo ahora es cuidar de ella". La madre estaría de baja hasta agosto. Luego, el padre pasaría cinco meses con la niña uniendo permiso, vacaciones y parte de la baja de su mujer. Junto a un lago, Katrine se sentó a dar el pecho y dijo que solía verse como una feminista, "sin bodas ni hijos". Pero había cambiado su visión por otra más igualitarista. Ceder al marido una parte de la baja es poco común. "Mis amigas no lo hacen", dijo. Håkon protagoniza el cambio. "Mi madre fue quien se dedicó a los hijos. Pero a mí me apetece esta baja", explicó. "Estoy orgulloso. Es lo más importante de mi vida. Y pienso unirme al grupo de maternidad". Cuando nació Elvine, el centro de salud convocó a Katrine a una reunión con otras madres. Desde entonces, quedan los miércoles para contarse "lo que el resto de personas no quiere oír". Comparten dudas, resumen la semana y comprueban que eso que tiene su niño es normal. Se ayudan, porque ninguna cuenta con niñera y los abuelos aún trabajan. Aquí se jubilan a los 67.
"Padre, madre e hijos. Esa es la fórmula noruega", comentó Jeanett Wilberg, profesora de 32 años, cuando nos unimos al grupo. Las madres habían cubierto el suelo de la cafetería con mantas y ahí correteaban sus hijos. La novedad era Fredrik Johansson, 31 años, el primer padre en sumarse. Acababa de aparcar su trabajo en un almacén para disfrutar del permiso. "Si mi pareja quiere, seguiré viniendo. Es bueno para mi hijo", apuntó. Con Håkon se equilibraría aún más la balanza, convirtiéndose poco a poco en un grupo de padres, mientras ellas retoman su carrera profesional. La conversación giró en torno a la comida, los dientes... Dos de ellas seguían dando el pecho. La lactancia es una obsesión noruega. Algo que las madres han de hacer. Casi cuestión de Estado.
Una escultura de una mujer desnuda dando de mamar preside el ala posparto del Rikshospitalet, uno de los mejores hospitales de Oslo. Por el pasillo se ven numerosos carteles de pechos hinchados, pezones inmensos y morritos de bebé succionando. "Bryst er best" (el pecho es mejor), se lee. En las habitaciones, la tele pasa una y otra vez una película sobre cómo, por qué y hasta cuándo amamantar. Lise Johansen, una azafata de 33 años, llevaba dos días en este templo lactante. Después de parir gemelos, las enfermeras le mostraban cómo alimentar a los dos a la vez. Uno con cada pecho. "Es sencillo, bonito y más barato".
La pasión naturista tiene mucho que ver con el poder de las matronas. Se las llama jordmor, palabra que une los conceptos madre y tierra. Son unas 2.000, cerca de 3 por cada 100 partos (1,3 en España), y asisten a solas el 70% de los alumbramientos. Una matrona noruega intentará convencer de que la opción natural es la conveniente. Procurará calmar el dolor de las contracciones en una bañera de agua caliente (los hospitales nuevos las incorporan de serie) o con acupuntura, en lugar de epidural. Abrir la tripa para sacar al niño no es una opción, salvo en casos de riesgo, y la ratio de cesáreas ronda el 17%, dos puntos por encima de la recomendación de la OMS (en España es del 22,2% en hospitales públicos y 36,6% en privados). La tasa de mortalidad infantil es de las más bajas de los países desarrollados.
"En un alumbramiento sin anomalías, las comadronas ni nos preguntan", dice María Serrano, una española de 37 años, ginecóloga en el hospital de la región de Akershus. Sus pasillos amplios y luminosos le confieren el aire de un aeropuerto. No muestra el presente del país, sino el futuro; "la sanidad que nos gustaría tener", según el presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología. Un manual de acupuntura descansa en la sala de café de las matronas. Emplean estetoscopios de madera. Pero las estadísticas hablan. El centro asistió 4.700 partos en 2009, unos 13 al día; la epidural se administró al 24% de pacientes; la episiotomía, ese molesto corte vaginal, a 9 de cada 100, y la tasa de cesáreas cumplió con el criterio de la OMS. Serrano, madre de dos hijos y casada con un noruego, pertenece a un lobby en el que se explican las bondades del parto natural. A las cuatro, se excusa: ha de recoger a su hijo. Su plan: ir en bici a casa, barbacoa familiar y aprovechar la luz del verano. "La gran diferencia de Noruega es que puedes pasar más tiempo con los chiquillos".
Un martes laborable, pongamos, se celebra un cumpleaños en casa de los Stray-Pedersen. A las cinco, fiesta de disfraces animada por esta pareja de treintañeros con tres hijos. Unos 20 chavales revolotean. Hay más padres que madres. Acaban de salir de la oficina, y mientras sorben limonada y enrollan perritos calientes, uno se interesa por el parón de dos horas de comida en España. Una rareza. Aquí pican algo a media mañana y salen del trabajo hacia las cuatro. "En el sector privado", apostilla otro, "cenamos con la familia y luego abrimos otra vez los portátiles". En general, los empresarios aceptan que los padres deben salir a su hora, explica Anne Lise Ellingsaeter, socióloga de la Universidad de Oslo. La semana estándar es de 37,5 horas. Las vacaciones, cinco semanas al año. Tienen 20 días de baja sin justificar por enfermedad de los hijos. La renta per cápita es la quinta más alta del mundo y una de las mejor distribuidas. Su ratio de productividad pulveriza las estadísticas. "No tener largas horas de comida es fundamental", dice. "Si la ambición es que ambos padres compartan trabajo y tareas de casa, es necesaria la regulación de la jornada laboral".
Kristin Skogen Lund consulta su agenda en el iPhone: "De lunes a las ocho a viernes a las cinco, mi vida está muy organizada". Se muestra inquieta. Ha pasado la última semana viajando. Sin ver a sus hijos. Están al caer. Skogen Lund tiene 43 años, cuatro niños y una carrera meteórica. Es vicepresidenta ejecutiva de Telenor, la mayor empresa de telecomunicaciones del país, y preside la Confederación de Empresarios. Cuando tuvo a los primeros (gemelos), apenas se pudo ocupar de ellos. Cayó enferma y le pasó el testigo al marido. Así se formó en su familia un "patrón de comportamiento" más equitativo de lo común. "Es importante hacer una división más igualitaria. El momento en el que se tienen los niños es cuando se elige ese patrón", explica. La baja reserva las seis primeras semanas para la madre. El resto, la parte liberal, la puede coger el marido. Pero los hombres suelen tomar lo mínimo. Por eso el modelo islandés, que divide el permiso de paternidad en tercios (uno para el padre, otro para la madre y el tercero de libre disposición), toma fuerza. "El primer ministro se ha mostrado favorable. Y estamos de acuerdo los empresarios", dice ella, una de las encargadas de encarrilar el diálogo social. "La igualdad en la vida laboral es importante social y económicamente. Necesitamos la fuerza de esas mujeres".
Porque aún faltan pasos: ellas suman un tercio de los puestos directivos y no llegan al 20% en los consejos de administración de empresas privadas (el 40% en las públicas es exigido por ley). Por eso, Skogen Lund se reserva un discurso duro. Otra vez, la última milla. Una distancia que han de recorrer las madres por sí mismas: "Entre hombres y mujeres, en el trabajo, persisten algunas diferencias. Ellas prefieren lo seguro, lo confortable, lo que dominan. No me gusta generalizar, pero no tienen ese impulso de tomar decisiones expuestas y sacar pecho. Les faltan agallas para correr riesgos y hacer cosas nuevas aunque no las conozcan del todo; esa seguridad en ti misma de probar cosas diferentes es buena y tiene que ver con la confianza. Mi experiencia como gerente de muchas mujeres es que gastan demasiada energía en controlar su inseguridad". Al poco se oye el motor de un coche en el garaje. Ruido de niños. El pequeño corre a abrazarla, se besan. "Tiene esa edad en que está enamorado de su mamá", dice ella.
En otra esquina de Oslo, Eva Sørhaug hace girar el tapón del jarabe mientras su hijo la mira, en pijama, descalzo. Comenzó a moquear al final de la tarde. En el parque. Mamá lo había recogido a él y a su hermano en la guardería. Los condujo hasta el supermercado. Cada uno en una mano y el oso de peluche bajo el brazo. Unas salchichas, algo de pan, cervezas. A las cinco estaban con los tíos y la abuela, sentados sobre el césped. El humo de la barbacoa, una banda de música, algún perro... Luego, la moquera y los lagrimones, y ella lo abraza, lo besa y le suena la nariz. Pero hay que levantar el campamento. Vuelta a casa. Y es en casa donde la madre vierte el jarabe en la cuchara y el hijo abre la boca como si esperara el maná. Todo el amor cabe en un gesto. Sørhaug tiene 38 años y dos hijos de tres y cinco. Una mujer guerrera que suelta frases tipo: "¿Me van a pagar menos por tener tetas?". Más de la mitad de los niños noruegos nace ya fuera del matrimonio. Ella es soltera. Directora y guionista de cine. Su dormitorio lo preside un óleo de un grupo de mujeres armadas y con poca ropa. Disparando. Su próxima película abordará el crimen machista. El sentimiento de posesión hacia la mujer. "Hemos perdido el rol del hombre en la sociedad", dice. Quizá sea el próximo reto noruego. Ella lo resuelve a su aire: tras el jarabe, concedió a los hijos un momento mágico en su cama nórdica, suave y mullida como un nido. Leyó las aventuras de Charlie en la fábrica de chocolate hasta que los párpados pesaron como yunques. "God nætter", se dijeron, y ahora ellos duermen y ella toma una copa de vino en el salón con su madre. Hablan de cómo han cambiado las cosas. Del ideal de felicidad en el fiordo junto a una hoguera. La abuela pasará la noche con los nietos. La hija saldrá a celebrar la financiación para su proyecto. Consulta el móvil. Es la hora. Eva se calza los tacones, recorre el apartamento hasta la puerta �pum, pum, pum�, baja a la calle, sube a un taxi y se sumerge en una de esas noches plateadas del solsticio.
A través del cristal, entre las sombras de una luz tenue y hogareña, se intuye una figura revolviendo en busca de algo �pum, pum, pum� de la cocina a la sala de estar, golpeando con las plantas desnudas el suelo. Son las 7.34 de un martes de junio en Jessheim, extrarradio de Oslo, cuando Anniken Huitfeldt, mujer, madre y ministra de 40 años, se asoma al porche y dice: "Ando apurada. Salimos en 10 minutos", mientras se calza unas deportivas, vuela hasta el garaje arrastrando los cordones, encuentra los papeles que busca en el coche familiar y regresa de un salto, sin que transcurran 30 segundos. La prisa, elemento común de la mañana occidental. Y de sus madres. Eficiencia y velocidad. Niños y trabajo. Todo en uno.
En 12 minutos, Huitfeldt se encuentra ya en el asiento trasero del vehículo oficial ajustándole el cinturón al menor de sus tres hijos, de cinco años y rubio como ella. Para entretenerlo, la madre toma un periódico e interpreta en alto la tira cómica, cambiando de registro. El maletín de trabajo, cerrado, a sus pies. Esta política de ojos claros y mandíbula poderosa, con simpático tartamudeo, ocupa la cartera de Cultura del Gobierno noruego, pero fue ministra de Infancia, Igualdad y Asuntos Sociales entre 2008 y 2009, periodo durante el cual ella tenía a sus tres hijos en el jardín de infancia, y los medios solían preguntarle: "¿Y usted cómo compagina niños y trabajo?". A lo que ella replicaba: "¿Por qué no le van con la pregunta al ministro de Asuntos Exteriores?".
Cuestión de carácter y lengua afilada de esta "feminista" confesa. Pero si uno prueba a hacer la pregunta al azar en cualquier parque, cafetería u hospital a una madre primeriza, la respuesta sonará en Noruega casi como un eco: "Es muy fácil".
Este reino nórdico ha sido declarado "el mejor país para ser madre" en 2010, según el 11º informe sobre El estado de las mujeres en el mundo de la Fundación Save The Children. Un estudio exhaustivo en el que los noruegos sacan nota en casi todas las variables: desde la duración y cuantía del permiso de maternidad, de hasta 56 semanas, hasta la esperanza de vida femenina (83 años), pasando por el nivel educativo de la mujer, la escasa diferencia de ingresos con respecto al hombre (el 23%), la baja mortalidad infantil y la elevada tasa de fecundidad.
Así lo resumía Marit Sartz, una enérgica fisioterapeuta de 31 años, a 15 días de salir de cuentas, mientras mordisqueaba sandía en su terraza: "No tengo miedo. Aquí contamos con un buen sistema para cuidar del niño; y para la madre. Una buena sanidad. Y posibilidades de educación".
La ministra Huitfeldt ha tenido mucho que ver con esto. Mientras ocupaba el cargo de Infancia e Igualdad, su Gobierno, una coalición progresista, incrementó la baja por maternidad y paternidad hasta cotas desconocidas. Una noruega puede elegir tomarse 46 semanas de baja con el 100% del sueldo o 56 con el 80%; el hombre puede disfrutar de otras 10 con el salario íntegro (en España se conceden 16 semanas a la madre y 15 días al padre, ambos con sueldo). En 2008, el país batió récords de construcción de guarderías, y desde 2009 se garantiza por ley una plaza. Cerca del 90% de niños de uno a cinco años asiste a un jardín de infancia. Público o privado. Precio máximo: unos 280 euros. "Todas las medidas las tomamos a pesar de la recesión", dice Huitfeldt. "Le vimos muchas ventajas económicas". El coche oficial avanza bajo una mañana plomiza. Chispea sobre la autopista congestionada hacia Oslo. La ministra emplea 10 segundos para maquillarse. Acaba de dejar a su hijo en la guardería. Lo ha besado tras asegurarse de que llevaba todo con él; aun así, se olvidó el chubasquero en el coche y ella salió corriendo bajo la lluvia para dárselo. Rutina diaria. Contabilizada al minuto. Con tiempo para recogerle a las cuatro un par de veces por semana. Ir al teatro con todos. Preparar la tarta para el cumpleaños del mayor. La ministra muestra al final del día una maraña de papeles con cuadrículas horarias: su agenda. Cada día tiene hueco reservado a la familia. Cuestión de prioridades.
Otra maternidad es posible. Pero hay que ir a buscarla. "No es un proceso natural", dice Huitfeldt. "Lo que tenemos es el resultado de decisiones políticas". Y por qué no decirlo: de un pequeño empujón del oro negro. En 1969, el año en que nació ella, el país gritó "¡petróleo!" en el mar del Norte. Un bálsamo oleaginoso para una nación pobre y rural. Pero igualitaria. Sin feudalismo ni tradición aristocrática. Poco poblada. El sector supone un cuarto del PIB. Un fondo soberano derivado de sus beneficios garantiza las pensiones futuras. La crisis financiera apenas les ha despeinado. Pero el desarrollo industrial de los setenta inoculó también el veneno de las sociedades modernas. Tras años de baby boom, se pinchó la burbuja de la fertilidad. "La mujer comenzó a trabajar, y los hijos, yo misma, íbamos al colegio con una llave al cuello", dice Huitfeldt. "Nuestros padres no podían venir a buscarnos". Los hogares requerían dos sueldos, el empleo era incompatible con la crianza. Apenas había guarderías. Tocaba elegir: trabajo o familia. Los demógrafos dicen que un país necesita dos hijos de media por mujer para mantenerse en equilibrio y no envejecer. Rozaron el 1,5 a mitad de esa década. Hoy, con casi dos de media, renace a un ritmo solo superado por Francia, Islandia e Irlanda (la tasa española es 1,4).
El punto de inflexión arrancó en 1977, tras un intenso pulso del tejido local, femenino y asociativo, cuyo ideario caló a nivel político. "Feminismo de Estado", lo llaman. Se incrementó el permiso por maternidad de 12 a 18 semanas. Se le permitió al padre compartir parte de la baja. Se aprobó una Ley de Igualdad de Género, y se creó la figura del Defensor. A principios de los ochenta, la curva de fertilidad trazó su valle, coincidiendo con la ascensión a primera ministra de Gro Harlem Brundtland, símbolo del cambio. Madre y mujer al frente del país por primera vez. Cuando fue reelegida en 1986, nombró un Gobierno con un 44% de mujeres. Desde entonces, nadie ha bajado esa cuota del 40%, otro punto que valoró Save The Children. La revolución es permanente. Aquí, género y maternidad se cuelan en cualquier charla o primera página del periódico. El papel del hombre, el rol de la mujer. Los horarios de trabajo, las deducciones, la cuota de guardería. Huitfeldt repite: "Las políticas de igualdad son más importantes que el petróleo para la economía...". Ocho y media, hora punta al borde de la ciudad, y de pronto se interrumpe. "¡Mira esto!", grita señalando por la ventanilla: un tipo de origen paquistaní empuja un coche de bebé. "Estas políticas funcionan como un pegamento social: si los padres comparten tareas en casa, baja la tasa de divorcios y se tienen más hijos".
En este país, maternidad e igualdad se funden y retroalimentan. Y cuentan con un estudio para casi todo; analizan sus carencias, corroboran sus hipótesis. Para que nada les coja fuera de juego. "Es muy difícil establecer qué políticas tienen qué consecuencias", explica la demógrafa Marit Rønsen, del Instituto de Estadística. "Pero, en general, se admite que las medidas que fomentan la incorporación de la mujer al trabajo, el permiso para el padre y la igualdad de género, facilitan la maternidad". Y menciona los resultados de uno de esos estudios: en familias en las que el padre disfrutó del permiso con el primogénito, la probabilidad de tener un segundo hijo fue mayor. En 2009, tres de cada cinco padres (varones) tomaron seis o más semanas de baja. Ese año nacieron 61.000 niños, la cifra más alta desde 1972.
Martine Aurdal, una embarazadísima comentarista política y editora del diario Dagbladet, se encontraba camino del primero cuando nos recibió. Había salido de cuentas hacía tres días, pero seguía sin contracciones. Llevaba tres semanas en casa (el permiso comienza 21 días antes de la fecha), y había decidido tomar la baja corta. Noruega, dijo, se había convertido en uno de los países más igualitarios del mundo, según la ONU. Un lugar donde las mujeres suponen casi la mitad de los trabajadores (47%), tienen menos paro y hay más universitarias que universitarios desde 1993. Pero no se conforman. "Queda una última milla por recorrer", dijo. Un terreno pantanoso entre lo biológico y lo ambiental en el que una sociedad intenta descifrar por qué elige lo que elige. "Existe una igualdad casi total hasta el momento en que hay niños. Es el punto de no retorno en el que las mujeres comienzan a trabajar menos, a cobrar menos y a hacer más en la casa".
Si las primeras medidas de género (y maternidad) se centraron en mejorar las condiciones de la trabajadora, el nuevo estadio ha colocado el foco sobre el hombre. Para que ellas no pierdan tras parir, el varón ha de dedicarse por igual al hogar. Limpieza e hijos, cocina y mantenimiento. Doble salario. Bien. Pero también doble dedicación familiar. El último estudio del Defensor de la Igualdad señala que Noruega sufre una de las mayores segregaciones por género del continente. El empleo femenino se aglutina en el sector público (suman el 69%); y, por ejemplo, en el grupo ocupacional "ingenieros" hay un 12% de mujeres, frente al 97% en el epígrafe "profesores de guarderías y colegios". Además, el 43% tiene empleo a tiempo parcial, mientras en el caso masculino es del 13%. "Es sobre todo la mujer con más de un hijo la que trabaja a tiempo parcial", subraya el informe. El hombre con hijos, al contrario, es el que más horas dedica al trabajo.
Aurdal mostró sus dientes afilados. "Esta segregación no es biológica. Hay estructuras sociales que nos determinan", replicó. "Pero tampoco estaremos seguros hasta que exista una posibilidad de elección totalmente libre. Nuestro deber es construir una sociedad en la que esto sea posible. Los países escandinavos hemos demostrado que las políticas sociales pueden cambiar la opinión pública". En Noruega, donde sus 4,8 millones de habitantes rozan el pleno empleo y confían en general en la competencia de sus dirigentes, no cuesta conversar sobre la utopía. Los ciudadanos dictan, el Estado dispone. Por eso, quizá, los impuestos se pagan a gusto. La presión fiscal es una de las más altas (ronda el 47%). A cambio, cada familia recibe unos 120 euros mensuales por hijo. Hasta los 18.
"Nosotras tenemos que dar el pecho", dijo Aurdal volviendo a la naturaleza, "pero no creo que estemos en mejores condiciones de cuidar a un niño". Aun así, se confesó "asustada". No del parto o del nacimiento. Sino de que la maternidad la convirtiera en algo no deseado: "No quiero abandonar mi vida". Le aterraba perder el control. "Algunas madres brillantes me cuentan que no han leído un libro en años. No quiero que la maternidad sea cuestión de elección. Las jefas que he tenido eran solteras o sin hijos, y no creo que sea casualidad. Supongo que resulta un poco más duro siendo madre, pero no imposible. Con el tiempo, cambiaré las horas de trabajo. Recogeré al niño, iré a casa y trabajaré tras acostarlo". Educación, biología, estructuras sociales.
Katrine y Håkon Mentzoni han encontrado su camino. Esta pareja de juristas empleada en el sector público representa el nuevo concepto de familia. Equitativa, sana, dialogante. Su hija nació en noviembre, cuando la madre tenía 28 años (edad media del primer parto). Desde entonces, anda 10 kilómetros al día con el cochecito. Está en forma. Cuando salieron los tres a dar el rutinario "paseo largo" una mañana de sábado, ella llevaba ocho meses inmersa en la burbuja de la maternidad. Sin dudas: "Me siento afortunada de poder quedarme en casa y no perder mi carrera profesional. De conocer a mi hija. Mi trabajo ahora es cuidar de ella". La madre estaría de baja hasta agosto. Luego, el padre pasaría cinco meses con la niña uniendo permiso, vacaciones y parte de la baja de su mujer. Junto a un lago, Katrine se sentó a dar el pecho y dijo que solía verse como una feminista, "sin bodas ni hijos". Pero había cambiado su visión por otra más igualitarista. Ceder al marido una parte de la baja es poco común. "Mis amigas no lo hacen", dijo. Håkon protagoniza el cambio. "Mi madre fue quien se dedicó a los hijos. Pero a mí me apetece esta baja", explicó. "Estoy orgulloso. Es lo más importante de mi vida. Y pienso unirme al grupo de maternidad". Cuando nació Elvine, el centro de salud convocó a Katrine a una reunión con otras madres. Desde entonces, quedan los miércoles para contarse "lo que el resto de personas no quiere oír". Comparten dudas, resumen la semana y comprueban que eso que tiene su niño es normal. Se ayudan, porque ninguna cuenta con niñera y los abuelos aún trabajan. Aquí se jubilan a los 67.
"Padre, madre e hijos. Esa es la fórmula noruega", comentó Jeanett Wilberg, profesora de 32 años, cuando nos unimos al grupo. Las madres habían cubierto el suelo de la cafetería con mantas y ahí correteaban sus hijos. La novedad era Fredrik Johansson, 31 años, el primer padre en sumarse. Acababa de aparcar su trabajo en un almacén para disfrutar del permiso. "Si mi pareja quiere, seguiré viniendo. Es bueno para mi hijo", apuntó. Con Håkon se equilibraría aún más la balanza, convirtiéndose poco a poco en un grupo de padres, mientras ellas retoman su carrera profesional. La conversación giró en torno a la comida, los dientes... Dos de ellas seguían dando el pecho. La lactancia es una obsesión noruega. Algo que las madres han de hacer. Casi cuestión de Estado.
Una escultura de una mujer desnuda dando de mamar preside el ala posparto del Rikshospitalet, uno de los mejores hospitales de Oslo. Por el pasillo se ven numerosos carteles de pechos hinchados, pezones inmensos y morritos de bebé succionando. "Bryst er best" (el pecho es mejor), se lee. En las habitaciones, la tele pasa una y otra vez una película sobre cómo, por qué y hasta cuándo amamantar. Lise Johansen, una azafata de 33 años, llevaba dos días en este templo lactante. Después de parir gemelos, las enfermeras le mostraban cómo alimentar a los dos a la vez. Uno con cada pecho. "Es sencillo, bonito y más barato".
La pasión naturista tiene mucho que ver con el poder de las matronas. Se las llama jordmor, palabra que une los conceptos madre y tierra. Son unas 2.000, cerca de 3 por cada 100 partos (1,3 en España), y asisten a solas el 70% de los alumbramientos. Una matrona noruega intentará convencer de que la opción natural es la conveniente. Procurará calmar el dolor de las contracciones en una bañera de agua caliente (los hospitales nuevos las incorporan de serie) o con acupuntura, en lugar de epidural. Abrir la tripa para sacar al niño no es una opción, salvo en casos de riesgo, y la ratio de cesáreas ronda el 17%, dos puntos por encima de la recomendación de la OMS (en España es del 22,2% en hospitales públicos y 36,6% en privados). La tasa de mortalidad infantil es de las más bajas de los países desarrollados.
"En un alumbramiento sin anomalías, las comadronas ni nos preguntan", dice María Serrano, una española de 37 años, ginecóloga en el hospital de la región de Akershus. Sus pasillos amplios y luminosos le confieren el aire de un aeropuerto. No muestra el presente del país, sino el futuro; "la sanidad que nos gustaría tener", según el presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología. Un manual de acupuntura descansa en la sala de café de las matronas. Emplean estetoscopios de madera. Pero las estadísticas hablan. El centro asistió 4.700 partos en 2009, unos 13 al día; la epidural se administró al 24% de pacientes; la episiotomía, ese molesto corte vaginal, a 9 de cada 100, y la tasa de cesáreas cumplió con el criterio de la OMS. Serrano, madre de dos hijos y casada con un noruego, pertenece a un lobby en el que se explican las bondades del parto natural. A las cuatro, se excusa: ha de recoger a su hijo. Su plan: ir en bici a casa, barbacoa familiar y aprovechar la luz del verano. "La gran diferencia de Noruega es que puedes pasar más tiempo con los chiquillos".
Un martes laborable, pongamos, se celebra un cumpleaños en casa de los Stray-Pedersen. A las cinco, fiesta de disfraces animada por esta pareja de treintañeros con tres hijos. Unos 20 chavales revolotean. Hay más padres que madres. Acaban de salir de la oficina, y mientras sorben limonada y enrollan perritos calientes, uno se interesa por el parón de dos horas de comida en España. Una rareza. Aquí pican algo a media mañana y salen del trabajo hacia las cuatro. "En el sector privado", apostilla otro, "cenamos con la familia y luego abrimos otra vez los portátiles". En general, los empresarios aceptan que los padres deben salir a su hora, explica Anne Lise Ellingsaeter, socióloga de la Universidad de Oslo. La semana estándar es de 37,5 horas. Las vacaciones, cinco semanas al año. Tienen 20 días de baja sin justificar por enfermedad de los hijos. La renta per cápita es la quinta más alta del mundo y una de las mejor distribuidas. Su ratio de productividad pulveriza las estadísticas. "No tener largas horas de comida es fundamental", dice. "Si la ambición es que ambos padres compartan trabajo y tareas de casa, es necesaria la regulación de la jornada laboral".
Kristin Skogen Lund consulta su agenda en el iPhone: "De lunes a las ocho a viernes a las cinco, mi vida está muy organizada". Se muestra inquieta. Ha pasado la última semana viajando. Sin ver a sus hijos. Están al caer. Skogen Lund tiene 43 años, cuatro niños y una carrera meteórica. Es vicepresidenta ejecutiva de Telenor, la mayor empresa de telecomunicaciones del país, y preside la Confederación de Empresarios. Cuando tuvo a los primeros (gemelos), apenas se pudo ocupar de ellos. Cayó enferma y le pasó el testigo al marido. Así se formó en su familia un "patrón de comportamiento" más equitativo de lo común. "Es importante hacer una división más igualitaria. El momento en el que se tienen los niños es cuando se elige ese patrón", explica. La baja reserva las seis primeras semanas para la madre. El resto, la parte liberal, la puede coger el marido. Pero los hombres suelen tomar lo mínimo. Por eso el modelo islandés, que divide el permiso de paternidad en tercios (uno para el padre, otro para la madre y el tercero de libre disposición), toma fuerza. "El primer ministro se ha mostrado favorable. Y estamos de acuerdo los empresarios", dice ella, una de las encargadas de encarrilar el diálogo social. "La igualdad en la vida laboral es importante social y económicamente. Necesitamos la fuerza de esas mujeres".
Porque aún faltan pasos: ellas suman un tercio de los puestos directivos y no llegan al 20% en los consejos de administración de empresas privadas (el 40% en las públicas es exigido por ley). Por eso, Skogen Lund se reserva un discurso duro. Otra vez, la última milla. Una distancia que han de recorrer las madres por sí mismas: "Entre hombres y mujeres, en el trabajo, persisten algunas diferencias. Ellas prefieren lo seguro, lo confortable, lo que dominan. No me gusta generalizar, pero no tienen ese impulso de tomar decisiones expuestas y sacar pecho. Les faltan agallas para correr riesgos y hacer cosas nuevas aunque no las conozcan del todo; esa seguridad en ti misma de probar cosas diferentes es buena y tiene que ver con la confianza. Mi experiencia como gerente de muchas mujeres es que gastan demasiada energía en controlar su inseguridad". Al poco se oye el motor de un coche en el garaje. Ruido de niños. El pequeño corre a abrazarla, se besan. "Tiene esa edad en que está enamorado de su mamá", dice ella.
En otra esquina de Oslo, Eva Sørhaug hace girar el tapón del jarabe mientras su hijo la mira, en pijama, descalzo. Comenzó a moquear al final de la tarde. En el parque. Mamá lo había recogido a él y a su hermano en la guardería. Los condujo hasta el supermercado. Cada uno en una mano y el oso de peluche bajo el brazo. Unas salchichas, algo de pan, cervezas. A las cinco estaban con los tíos y la abuela, sentados sobre el césped. El humo de la barbacoa, una banda de música, algún perro... Luego, la moquera y los lagrimones, y ella lo abraza, lo besa y le suena la nariz. Pero hay que levantar el campamento. Vuelta a casa. Y es en casa donde la madre vierte el jarabe en la cuchara y el hijo abre la boca como si esperara el maná. Todo el amor cabe en un gesto. Sørhaug tiene 38 años y dos hijos de tres y cinco. Una mujer guerrera que suelta frases tipo: "¿Me van a pagar menos por tener tetas?". Más de la mitad de los niños noruegos nace ya fuera del matrimonio. Ella es soltera. Directora y guionista de cine. Su dormitorio lo preside un óleo de un grupo de mujeres armadas y con poca ropa. Disparando. Su próxima película abordará el crimen machista. El sentimiento de posesión hacia la mujer. "Hemos perdido el rol del hombre en la sociedad", dice. Quizá sea el próximo reto noruego. Ella lo resuelve a su aire: tras el jarabe, concedió a los hijos un momento mágico en su cama nórdica, suave y mullida como un nido. Leyó las aventuras de Charlie en la fábrica de chocolate hasta que los párpados pesaron como yunques. "God nætter", se dijeron, y ahora ellos duermen y ella toma una copa de vino en el salón con su madre. Hablan de cómo han cambiado las cosas. Del ideal de felicidad en el fiordo junto a una hoguera. La abuela pasará la noche con los nietos. La hija saldrá a celebrar la financiación para su proyecto. Consulta el móvil. Es la hora. Eva se calza los tacones, recorre el apartamento hasta la puerta �pum, pum, pum�, baja a la calle, sube a un taxi y se sumerge en una de esas noches plateadas del solsticio.
- Nombre completo:
- Reino de Noruega
- Continente:
- Europa
- Gobierno:
- Monarquía Constitucional
- Fiesta nacional:
- 17 de Mayo. Día de la Constitución (1814)
- Jefe de Estado:
- Harald V. Rey de Noruega (Monarca)
- Jefe de Gobierno:
- Jens Stoltenberg (Primer Ministro)
- Población:
- 4,644,457 (est. 2008)
- Idioma oficial:
- Noruego
- Religión mayoritaria:
- Protestantes luteranos
- Moneda:
- Corona Noruega
- Superficie:
- 324.220 km²
14 de septiembre de 2011
Mamás comprometidas
Cada vez es más difícil conciliar la vida laboral y familiar. La mayoría de mujeres trabajan al mismo tiempo que son mamás y amas de casa. A pesar de ello, según el II Informe Nacional sobre la Infancia en España 2011, elaborado por Chicco, la desigualdad en el cuidado de los hijos sigue siendo abismal. Mientras las madres dedican entre 9 y 16 horas a estar con sus pequeños, los padres apenas llegan a las cinco horas diarias. Esta falta de tiempo y dedicación por ambas partes desemboca en numerosas ocasiones en un sentimiento de culpabilidad, ya que la mayoría desearía pasar más tiempo con ellos.
No obstante, a pesar de la falta de tiempo y de las diferencias horarias, tanto padres como madres se complementan en la educación de sus hijos. Ambos consideran que durante el primer año de vida deben ser más flexibles en ciertos aspectos como darle de comer cuando lo pide o cogerle en brazos cuando llora. Sin embargo, pasados los primeros meses y hasta los tres años, se vuelven más estricos en cuanto a la obediencia, la disciplina o el orden, siendo más severas las madres en estos aspectos.
Las guarderías son consideradas un pilar fundamental en la educación de sus hijos, seguidas por los abuelos. Por ello, a la hora de elegir centro infantil lo primero que tienen en cuenta por orden de importancia es la calidad de la educación, la valoración global de la guardería y la atención personalizada.
Compromiso
Este estudio, realizado con niños de hasta cinco años, asegura que las madres están más comprometidas que los padres. La mitad de las españolas ha tenido que dejar su trabajo para cuidar de sus hijos, mientras que sólo un tercio de los padres ha llegado a esta situación. Sin embargo, el motivo de tomar esta decisión es completamente diferente. Mientras ellas deciden dejar sus puestos para dedicarse al cuidado de sus hijos, ellos lo hacen o bien porque no cuentan con ayudas familiares o porque no disponen de los recursos económicos necesarios para contratar guarderías o cuidadores. Ante esta situación, más de la mitad de los padres y las madres coinciden en que sólo dejarían su trabajo si su pareja ganara lo suficiente para mantener a la familia. Incluso algunos, sobre todo ellas, estarían dispuestos a una reducción de sueldo para pasar más tiempo con sus pequeños.
Por otra parte, ambas partes consideran que trabajar fuera de casa no tiene porque afectar a la relación con sus hijos. No obstante, pedir permiso por maternidad sí que puede traer consecuencias negativas para su carrera profesional.
Todas estas conclusiones, recogidas en el estudio de Chicco, derivan en una última cuestión: las madres se valoran más que los padres. Es decir, ellas consideran que cumplen con sus obligaciones como mamás, mientras que ellos aseguran no dedicar el tiempo suficiente a sus pequeños y, por tanto, no estar a la altura de las circunstancias. El problema de esta situación es que se sigue asignando a las mujeres el rol de 'cuidadoras', asumiendo casi la totalidad de la responsabilidad educativa de los hijos.
No obstante, a pesar de la falta de tiempo y de las diferencias horarias, tanto padres como madres se complementan en la educación de sus hijos. Ambos consideran que durante el primer año de vida deben ser más flexibles en ciertos aspectos como darle de comer cuando lo pide o cogerle en brazos cuando llora. Sin embargo, pasados los primeros meses y hasta los tres años, se vuelven más estricos en cuanto a la obediencia, la disciplina o el orden, siendo más severas las madres en estos aspectos.
Las guarderías son consideradas un pilar fundamental en la educación de sus hijos, seguidas por los abuelos. Por ello, a la hora de elegir centro infantil lo primero que tienen en cuenta por orden de importancia es la calidad de la educación, la valoración global de la guardería y la atención personalizada.
Compromiso
Este estudio, realizado con niños de hasta cinco años, asegura que las madres están más comprometidas que los padres. La mitad de las españolas ha tenido que dejar su trabajo para cuidar de sus hijos, mientras que sólo un tercio de los padres ha llegado a esta situación. Sin embargo, el motivo de tomar esta decisión es completamente diferente. Mientras ellas deciden dejar sus puestos para dedicarse al cuidado de sus hijos, ellos lo hacen o bien porque no cuentan con ayudas familiares o porque no disponen de los recursos económicos necesarios para contratar guarderías o cuidadores. Ante esta situación, más de la mitad de los padres y las madres coinciden en que sólo dejarían su trabajo si su pareja ganara lo suficiente para mantener a la familia. Incluso algunos, sobre todo ellas, estarían dispuestos a una reducción de sueldo para pasar más tiempo con sus pequeños.
Por otra parte, ambas partes consideran que trabajar fuera de casa no tiene porque afectar a la relación con sus hijos. No obstante, pedir permiso por maternidad sí que puede traer consecuencias negativas para su carrera profesional.
Todas estas conclusiones, recogidas en el estudio de Chicco, derivan en una última cuestión: las madres se valoran más que los padres. Es decir, ellas consideran que cumplen con sus obligaciones como mamás, mientras que ellos aseguran no dedicar el tiempo suficiente a sus pequeños y, por tanto, no estar a la altura de las circunstancias. El problema de esta situación es que se sigue asignando a las mujeres el rol de 'cuidadoras', asumiendo casi la totalidad de la responsabilidad educativa de los hijos.
Maternidad en solitario
Cada día un mayor número de mujeres deciden que no van a esperar a que el príncipe azul llegue a sus vidas para tener un bebé. Muchas eligen estos meses de verano para iniciar sus tratamientos, aprovechando los días de descanso laboral. Antes suelen someter su decisión a una profunda meditación, no exenta de inquietudes. Por eso muchas acuden al asesoramiento de un profesional. Lo más importante, según los expertos, es que este niño no venga a este mundo a suplir las carencias de la progenitora, sino que sea producto del deseo profundo de cuidar y amar a un hijo. Hay que alejar la inquietud, que atenaza a todas las que van a someterse de fertilización, a que los niños se críen sin una figura paterna; los pequeños suelen mostrar curiosidad por la forma en que llegaron al mundo pero poco más. Sin embargo, las madres deberán ser conscientes en todo momento en que la crianza en solitario resulta mucho más dura y deben disponer tanto de recursos económicos como de una infraestructura que permita el cuidado compartido con familiares, amigos o personas de confianza.
Marta Villarreal, psicóloga del Instituto Madrileño de Fertilidad advierte que no todo será un camino de rosas en este proceso porque, afirma, "la sociedad se defiende ante lo diferente y lo tacha de malo. Nunca se cuestionará la capacidad de una pareja para traer al mundo a un niño pero sí a una mujer que lo hace en solitario" Por eso recomienda a las futuras mamás que hagan un análisis muy profundo de lo que les mueve realmente a tomar esa decisión porque, cuando el deseo es firme, los obstáculos son más fáciles de superar.
Rosa Maestro, fundadora de Masola, organización que agrupa a las Madres Solteras por Elección, forma una familia con sus niñas de 8 y 3 años, la primera biológica, la segunda, adoptada. Asegura que, detrás de esa decisión, siempre subyace el acto altruista de una mujer que decide subordinar su vida al bienestar de su hijo. Asegura que, "cuando se tiene el bebé entre los brazos, una deja de pensar en sí misma para hacerlo en el otro y se trabaja el doble para poder darle calidad de vida". Declara que, su único arrepentimiento, consiste en no haber tomado antes la decisión de convertirse en madre y manifiesta que "la felicidad, muchas veces, no se encuentra en lo convencional".
Marta Villarreal, psicóloga del Instituto Madrileño de Fertilidad advierte que no todo será un camino de rosas en este proceso porque, afirma, "la sociedad se defiende ante lo diferente y lo tacha de malo. Nunca se cuestionará la capacidad de una pareja para traer al mundo a un niño pero sí a una mujer que lo hace en solitario" Por eso recomienda a las futuras mamás que hagan un análisis muy profundo de lo que les mueve realmente a tomar esa decisión porque, cuando el deseo es firme, los obstáculos son más fáciles de superar.
Rosa Maestro, fundadora de Masola, organización que agrupa a las Madres Solteras por Elección, forma una familia con sus niñas de 8 y 3 años, la primera biológica, la segunda, adoptada. Asegura que, detrás de esa decisión, siempre subyace el acto altruista de una mujer que decide subordinar su vida al bienestar de su hijo. Asegura que, "cuando se tiene el bebé entre los brazos, una deja de pensar en sí misma para hacerlo en el otro y se trabaja el doble para poder darle calidad de vida". Declara que, su único arrepentimiento, consiste en no haber tomado antes la decisión de convertirse en madre y manifiesta que "la felicidad, muchas veces, no se encuentra en lo convencional".
22 de agosto de 2011
Los hospitales maternales reducen los partos traumáticos
Las episiotomías o cortes del perineo se aplican en menos del 30% de los nacimientos
Los centros cambian el ambiente quirúrgico del paritorio para que el acto sea más natural
La intervención del bisturí para abrir el perineo en el momento del parto y facilitar la salida del niño -proceso denominado episiotomía-ha dejado de formar parte del protocolo habitual en los nacimientos que son atendidos en las principales maternidades de Catalunya. La del Hospital de Vall d'Hebron recurre a esa práctica en menos del 20% de los partos, asegura el ginecólogo José Luis Sánchez. El área maternal del Hospital Clínic aplica la episiotomía en un 30% de los partos. La tendencia a evitar el corte vaginal se ha generalizado a medida que las áreas maternales de los hospitales han incorporado criterios que intentan que un parto se parezca más a un acontecimiento natural que a la operación de un órgano enfermo.Los cortes del perineo, causa de frecuentes secuelas en la zona de la pelvis y en los órganos genitales de las mujeres que acaban de ser madres, se aplicaban hace apenas cinco años en el 80% de los partos que atendían los hospitales públicos y las clínicas privadas de Catalunya.
TODO ATRAVESADO / Si todo va bien, en una episiotomía el bisturí se adentra dos centímetros en la musculatura genital, lo que implica dar cuatro o cinco puntos de sutura una vez extraído el niño. Si el nacimiento concluye con el uso de fórceps, la abertura vaginal se desproporciona y el bisturí atraviesa piel, músculo y mucosa vaginal. Puede llegar a ser de siete centímetros de profundidad. Las lesiones posparto, en forma de desgarro de esfínteres e incontinencias de algún tipo, son inevitables en estos casos. «Ya no hacemos episiotomías por sistema -reitera Sánchez-. Solo se aplican si el perineo no se distiende y hay riesgo de desgarro de esfínteres durante el parto».
Este no es el único cambio que han experimentado los protocolos oficiales de partos. El objetivo es evitar que las mujeres a las que desagrada que su hijo nazca en un ambiente quirúrgico opten por quedarse en casa en el momento del parto. Así, en las unidades de neonatología se tiende a evitar que la mujer acabe la fase de dilatación uterina con una vía de suero pinchada en la vena, precedida de una lavativa y un rasurado riguroso que se le ha aplicado nada más iniciar las contracciones.
Cuando el parto es considerado de bajo riesgo, lo habitual es que sea atendido por una comadrona, con supervisión médica. La mujer escoge la postura en la que permanecerá mientras nace su hijo -boca arriba, sentada, en cuclillas- y no necesariamente permanece en un quirófano. A medida que el nacimiento se complica, el cuidado de esos detalles va disminuyendo y el parto deja de ser tratado como un acto fisiológico para transformarse en una urgencia quirúrgica. Un detalle importante de esta transformación lo aportó la decisión de propiciar la lactancia materna desde las primeras horas de vida del niño. Estos cambios en la atención del parto se iniciaron en los hospitales Clínic, Vall d'Hebron, Sant Joan de Déu y Sant Pau. En la actualidad, los suscriben una veintena de centros catalanes.
Vall d'Hebron ofrece la primera unidad pública de terapia vaginal
La unidad proporciona recursos a madres que sufren incontinencias mal atendidas hasta ahora
El servicio evalúa a las mujeres que acaban de tener un parto difícil que les puede dejar graves secuelas
Innovaciones en la atención médica de los nacimientosMás del 80% de las mujeres que acaban de tener un hijo sienten algún malestar, de distinta gravedad, en la zona genital en los meses posteriores al parto. Descenso de la matriz, el recto o la vejiga, dolor al mantener relaciones sexuales y sensación de que no controlan la musculatura que les sostiene la pelvis son algunas de esas secuelas. Mal tratadas, o no atendidas, esas molestias pueden dar lugar, cinco o seis meses después, a un goteo incontrolable de la orina o a una incontinencia fecal y de gases, consecuencias obviamente molestas, deprimentes y limitadoras de la vida cotidiana.
Ningún hospital público de Catalunya se había ocupado hasta ahora de evaluar, cuando acaban de parir y de forma preventiva, a las mujeres que por el tipo de embarazo y las circunstancias del parto que acaban de protagonizar son claras candidatas a sufrir esos malestares. Un equipo de ginecólogos, obstetras y psiquiatras del Hospital Vall d'Hebron, de Barcelona ha creado la primera unidad que cubre ese vacío. Ya han atendido a 110 de las cerca de 2.000 mujeres que han parido en ese centro en lo que va de año. «Hasta ahora, sabíamos que muchísimas mujeres tienen problemas en el suelo pélvico, porque atendemos partos en los que se producen desgarros graves en la vagina o el ano, pero las perdíamos de vista al darles el alta después del nacimiento de su hijo», explica José Luis Sánchez, coordinador de la unidad de disfunción del suelo pélvico posparto de Vall d'Hebron.
Aunque el sufrimiento que causan estas secuelas es notable, el hecho de que, en mayor o menor medida, afecten a una abrumadora mayoría de nuevas madres las convirtió, históricamente, en una especie de peaje femenino consustancial al hecho de ser madre.
«Muchas mujeres que sufren incontinencia fecal no se lo dicen ni a su médico, aunque es un problema con gravísimas consecuencias», explica Sánchez. «Las lesiones del suelo pélvico no matan a nadie, pero es terrible no poder moverte de casa, o sentir vergüenza cada vez que has de salir corriendo para ir al váter -añade-. Nuestras abuelas lo silenciaban, pero no es tolerable seguir ignorando un problema que, además, tiene solución».
PARTOS CON PRISAS / La alegría que le supuso a Maite, enfermera de 44 años, el nacimiento de su hija -una niña conseguida tras costosos intentos de fecundación artificial- se sigue mezclando con las gravísimas secuelas que le dejó el parto. Se prolongó más de 24 horas, en las que apareció una súbita infección abdominal que complicó la posibilidad de hacerle cesárea o adormecerla con una inyección epidural. Duraba tanto que los ginecólogos temían por la salud de la niña, cuyas constantes medían cada 10 minutos con un leve pinchazo en la coronilla.
Esperaron y esperaron a que la vagina de Maite se dilatara, cosa que no sucedió. Finalmente, sin tiempo para esperar ni un segundo más porque el bebé ya no toleraba permanecer sin respiración pulmonar, apareció en la sala de partos un ginecólogo provisto de unos fórceps, una pala articulada que sujetó la cabeza de la nena y tiró súbitamente de ella. «Sufrí más de un desgarro, en la vagina, en el ano y en toda la musculatura de la pelvis», relata Maite. Inmediatamente fue conducida a la unidad del doctor Sánchez. Desde entonces -la niña tiene 18 meses- esta enfermera ha pasado por periodos de incontinencia fecal y de orina, que ha sobrellevado con la constante repetición de unos ejercicios intrauterinos que le han enseñado en Vall d'Hebron. Sigue con flatulencia incontrolada. «Me ha caído la vejiga sobre el útero y retengo la orina sin ser consciente de ello, con riesgo de infección», explica, resumiendo un largo episodio posparto que deberá resolver con una intervención quirúrgica. «Me pondrán unas mallas para que ascienda la vejiga», explica Maite.
«Un nacimiento con fórceps usados con prisas convierte a la parturienta en candidata a recibir tratamiento», afirma el ginecólogo. Cuando el obstetra se ayuda con unas espátulas -grandes cucharas- para abrir una vagina que no se dilata, el riesgo de desgarro es similar, al igual que si el bebé pesa más de cuatro kilos.
18 de agosto de 2011
Cataluña reduce hasta el 27% las ayudas para guardería en pleno agosto
Los alcaldes se rebelan y se debaten entre cerrar plazas o aumentar tarifas - La Generalitat recorta 500 euros por unas matrículas que ya están cerradas
Después de la sanidad pública, el recorte de la Generalitat de Cataluña llega a las guarderías y a las escuelas de música. Y lo hace en pleno agosto. Los Ayuntamientos catalanes están en vilo en plenas vacaciones por las noticias que les llegan desde el departamento de Enseñanza que apuntan a un recorte cercano al 27% en la subvención que el Gobierno autónomo otorga a las plazas de guardería municipal. Los Presupuestos aprobados la última semana de julio establecen que la partida bajará desde los 77,8 millones de 2010 hasta los 57,7 de este año. Varios Ayuntamientos han recibido comunicaciones de la Generalitat que plantean reducciones en la subvención, que pasaría de 1.800 euros por plaza y año hasta los 1.300, un 27% menos. La Generalitat reaccionó ayer a la alarma de los alcaldes asegurando que está estudiando ampliarlo de nuevo hasta 1.600 euros.
Este baile de cifras en pleno agosto lleva de cabeza a los Ayuntamientos, que no saben cómo tendrán que cerrar las cuentas del curso que ha acabado y, lo que es más grave, cómo afrontar el que comienza dentro de un mes. "La matrícula ya está cerrada y las tarifas también, no podemos decirles a los padres justo antes de comenzar que los precios van a variar", lamenta Manuel Bustos, alcalde socialista de Sabadell.
Cataluña tenía el curso pasado 837 guarderías públicas con 51.819 alumnos. El régimen económico de estos servicios, de titularidad municipal, establece que la Generalitat subvenciona 1.800 euros por plaza y año. El resto lo pagan el municipio y los padres, que acaban desembolsando alrededor de 200 euros al mes en función de los servicios contratados.
Los cambios que plantea la Generalitat agrandarán el agujero económico que ya tienen los Ayuntamientos. Un ejemplo: Lleida, que presume de ser la capital con una ratio de guardería pública por habitante más elevada, puede acabar el año con un incremento de la deuda de 478.000 euros este año por culpa de esta situación. El alcalde, Àngel Ros (PSC), explica que los cerca de 1.000 alumnos que tienen sus guarderías no verán incrementadas las tarifas. "Este año el recorte lo tendrá que asumir el Ayuntamiento". Después, ya se verá.
Ante esta situación, los municipios tienen dos opciones: o cargar el sobrecoste a los padres o reducir el número de plazas. Y aquí cada uno tiene su punto de vista. Ros asegura que no va a recortar. "Nuestro Ayuntamiento es más responsable que la Generalitat de Cataluña. No podemos dejar de dar prioridad a la educación", asegura. No piensa lo mismo el concejal de Hacienda de Badalona, Ramón Riera (PP). "No tenemos clara la situación y acabará decidiendo el concejal de Educación, pero lo que está claro es que por algún sitio habrá que recortar".
La situación es especialmente dramática en los pueblos pequeños. En Altafulla (Tarragona), de 4.700 habitantes, hay dos guarderías públicas. "Están llenas ya para el próximo curso porque aceptamos alumnos de otros municipios", explica su alcalde, Fèlix Alonso, quien aún no ha recibido comunicación de la Generalitat.
El departamento de Enseñanza confirmó que habrá recortes: un "adelgazamiento" de las ayudas al igual que ya se ha reducido un 10% la inversión en sanidad y hasta el 33% el gasto corriente de los institutos. No está claro hasta dónde llegará el tijeretazo.
En las sucesivas reuniones que ha mantenido la Generalitat con las dos asociaciones de municipios catalanas lo único que ha quedado claro a los alcaldes es que para 2011 el objetivo era reducir la subvención hasta los 1.300 euros por plaza, si bien la Generalitat añade ahora que su intención es volverlo a complementar con los nuevos presupuestos encima de la mesa. Una portavoz de Enseñanza aseguró que se puede llegar a los 1.600. Los alcaldes, sin embargo, han recibido estimaciones de la Generalitat donde la subvención se queda en 1.300 euros. El Gobierno autónomo se justifica en parte por la congelación desde 2008 de la partida de 100 millones que el Ministerio de Educación destina a las autonomías para crear y mantener plazas de guardería, informa Pilar Álvarez.
En mayo, el Consejo de Ministros aprobó el reparto en el que el criterio que más pesa es la población de niños menores de dos años que tenga cada comunidad. Cataluña ha recibido 17,5 millones de la partida de 2011, solo por detrás de Andalucía (20,5). Entre las más beneficiadas están también Madrid (15,1) y la Comunidad Valenciana (11,3). En España hay más de 7.000 centros con 400.000 niños escolarizados en esta etapa educativa, que no es obligatoria.
Después de la sanidad pública, el recorte de la Generalitat de Cataluña llega a las guarderías y a las escuelas de música. Y lo hace en pleno agosto. Los Ayuntamientos catalanes están en vilo en plenas vacaciones por las noticias que les llegan desde el departamento de Enseñanza que apuntan a un recorte cercano al 27% en la subvención que el Gobierno autónomo otorga a las plazas de guardería municipal. Los Presupuestos aprobados la última semana de julio establecen que la partida bajará desde los 77,8 millones de 2010 hasta los 57,7 de este año. Varios Ayuntamientos han recibido comunicaciones de la Generalitat que plantean reducciones en la subvención, que pasaría de 1.800 euros por plaza y año hasta los 1.300, un 27% menos. La Generalitat reaccionó ayer a la alarma de los alcaldes asegurando que está estudiando ampliarlo de nuevo hasta 1.600 euros.
Este baile de cifras en pleno agosto lleva de cabeza a los Ayuntamientos, que no saben cómo tendrán que cerrar las cuentas del curso que ha acabado y, lo que es más grave, cómo afrontar el que comienza dentro de un mes. "La matrícula ya está cerrada y las tarifas también, no podemos decirles a los padres justo antes de comenzar que los precios van a variar", lamenta Manuel Bustos, alcalde socialista de Sabadell.
Cataluña tenía el curso pasado 837 guarderías públicas con 51.819 alumnos. El régimen económico de estos servicios, de titularidad municipal, establece que la Generalitat subvenciona 1.800 euros por plaza y año. El resto lo pagan el municipio y los padres, que acaban desembolsando alrededor de 200 euros al mes en función de los servicios contratados.
Los cambios que plantea la Generalitat agrandarán el agujero económico que ya tienen los Ayuntamientos. Un ejemplo: Lleida, que presume de ser la capital con una ratio de guardería pública por habitante más elevada, puede acabar el año con un incremento de la deuda de 478.000 euros este año por culpa de esta situación. El alcalde, Àngel Ros (PSC), explica que los cerca de 1.000 alumnos que tienen sus guarderías no verán incrementadas las tarifas. "Este año el recorte lo tendrá que asumir el Ayuntamiento". Después, ya se verá.
Ante esta situación, los municipios tienen dos opciones: o cargar el sobrecoste a los padres o reducir el número de plazas. Y aquí cada uno tiene su punto de vista. Ros asegura que no va a recortar. "Nuestro Ayuntamiento es más responsable que la Generalitat de Cataluña. No podemos dejar de dar prioridad a la educación", asegura. No piensa lo mismo el concejal de Hacienda de Badalona, Ramón Riera (PP). "No tenemos clara la situación y acabará decidiendo el concejal de Educación, pero lo que está claro es que por algún sitio habrá que recortar".
La situación es especialmente dramática en los pueblos pequeños. En Altafulla (Tarragona), de 4.700 habitantes, hay dos guarderías públicas. "Están llenas ya para el próximo curso porque aceptamos alumnos de otros municipios", explica su alcalde, Fèlix Alonso, quien aún no ha recibido comunicación de la Generalitat.
El departamento de Enseñanza confirmó que habrá recortes: un "adelgazamiento" de las ayudas al igual que ya se ha reducido un 10% la inversión en sanidad y hasta el 33% el gasto corriente de los institutos. No está claro hasta dónde llegará el tijeretazo.
En las sucesivas reuniones que ha mantenido la Generalitat con las dos asociaciones de municipios catalanas lo único que ha quedado claro a los alcaldes es que para 2011 el objetivo era reducir la subvención hasta los 1.300 euros por plaza, si bien la Generalitat añade ahora que su intención es volverlo a complementar con los nuevos presupuestos encima de la mesa. Una portavoz de Enseñanza aseguró que se puede llegar a los 1.600. Los alcaldes, sin embargo, han recibido estimaciones de la Generalitat donde la subvención se queda en 1.300 euros. El Gobierno autónomo se justifica en parte por la congelación desde 2008 de la partida de 100 millones que el Ministerio de Educación destina a las autonomías para crear y mantener plazas de guardería, informa Pilar Álvarez.
En mayo, el Consejo de Ministros aprobó el reparto en el que el criterio que más pesa es la población de niños menores de dos años que tenga cada comunidad. Cataluña ha recibido 17,5 millones de la partida de 2011, solo por detrás de Andalucía (20,5). Entre las más beneficiadas están también Madrid (15,1) y la Comunidad Valenciana (11,3). En España hay más de 7.000 centros con 400.000 niños escolarizados en esta etapa educativa, que no es obligatoria.
Las cifras
- En Cataluña existen 837 guarderías públicas. La cifra se ha duplicado en siete años, ya que en el curso 2003-04 funcionaban 395 escuelas infantiles.
- El curso 2010-11 contó con 88.905 alumnos de estudios infantiles (de 0 a 3 años), 51.819 de los cuales pertenecían a centros públicos.
- El nivel de educación infantil da trabajo a 9.941 profesores.
- La Generalitat ha reducido el 25% el presupuesto para guarderías públicas, que pasa de 77,2 millones en 2010 a 57,7 millones este año. En cambio, la reducción de la asignación a los centros privados es menor, del 5%, pasando de 9,3 millones en 2010 a 8,8 millones en 2011.
- Enseñanza paga 600 euros actualmente por alumno de las escuelas de música públicas. El recorte deja la ayuda en 300 euros, ampliable hasta 470 euros.
- El curso 2010-11 contó con 88.905 alumnos de estudios infantiles (de 0 a 3 años), 51.819 de los cuales pertenecían a centros públicos.
- El nivel de educación infantil da trabajo a 9.941 profesores.
- La Generalitat ha reducido el 25% el presupuesto para guarderías públicas, que pasa de 77,2 millones en 2010 a 57,7 millones este año. En cambio, la reducción de la asignación a los centros privados es menor, del 5%, pasando de 9,3 millones en 2010 a 8,8 millones en 2011.
- Enseñanza paga 600 euros actualmente por alumno de las escuelas de música públicas. El recorte deja la ayuda en 300 euros, ampliable hasta 470 euros.
Adiós a la culpabilidad de la madre trabajadora
Nuevos estudios destierran el arquetipo de que el acceso de la mujer al mercado laboral perjudica a sus hijos - El tiempo de dedicación de quien no trabaja es de solo 11 minutos diarios más
La culpabilidad ha acompañado a las generaciones de madres que han roto con el modelo de ama de casa y se han puesto a trabajar. Pero el análisis estadístico y nuevos estudios demuestran que el niño no padece por ello. Una madre o un padre trabajador dedican al cuidado de su hijo solo 11 minutos menos que el que está en casa. Y la calidad de la atención es el valor en alza.Lola Campos, tiene 55 años y es concejal de Infraestructuras en el Ayuntamiento de Zaragoza. En 2003 adoptó a una niña en India que volvió su vida del revés. "Intenté apurar cada año desde que mi reloj biológico empezó a funcionar pero el compañero perfecto no llegaba y decidí hacerlo sola", relata. Desde entonces compatibiliza las labores consistoriales con la maternidad. "Los primeros meses no me dejaba dormir porque tenía terrores nocturnos, se resistía a meterse en la bañera y su miedo lo convertía casi todo en una lucha", recuerda. "Tenía un estrés enorme, pero ha merecido la pena". Ocho años después, la estabilidad se ha instalado en su hogar pero la culpa no cesa: "Mi hija es feliz, ni se acordará de lo mal que lo pasamos al principio, pero siempre me pregunto si el día de mañana me reprochará que trabajo demasiadas horas".
Como ella, miles de mujeres viven con el peso de la doble función: madres y trabajadoras fuera del hogar. El incremento de las tasas de empleo de las mujeres en las últimas décadas ha desencadenado un debate sobre si esta tendencia podría ser perjudicial para el desarrollo de los niños. Unos investigadores, dirigidos por Rachel Lucas Thompson, de la Universidad Macalester (Minnesota, EE UU), revisó el año pasado 69 estudios sobre los efectos de la vida laboral de las madres en el comportamiento de sus hijos. Los informes, publicados entre 1960 y 2010, sostenían que los niños cuyas madres trabajaban fuera de casa presentaban más problemas de comportamiento, agresividad, depresión, sobrepeso y peores resultados académicos. Sin embargo, Thompson constató que los hijos de madres empleadas obtuvieron mejores calificaciones y padecieron menos crisis de ansiedad que los niños de amas de casa.
Anne McMunn (University College, Londres), ratifica estos resultados con un nuevo estudio que desmitifica los efectos nocivos que tiene el trabajo de los padres sobre los hijos. McMunn y sus colaboradores hicieron el seguimiento de 18.819 niños británicos (nacidos entre 2000 y 2002) hasta cumplir los cinco años. Descubrieron que el ambiente familiar más beneficioso para los menores es aquel en el que los progenitores viven en la misma casa y tienen un trabajo remunerado. Pero hay diversidad de opiniones al respecto. "El hecho de que ambos progenitores tengan un empleo, suele obligar a los niños a pasar más tiempo fuera de casa. Comen en el colegio y se apuntan a un batallón de actividades extraescolares", señala el psicólogo Jesús Ramírez. "Los niños no están hechos para pasar de clase de piano a natación y de ahí a inglés. Necesitan reposo", añade.
"En otros casos, se quedan a cargo de los abuelos, que dejan de serlo para ejercer de padres, a pesar de que algunos de ellos ya son dependientes. Cuando los chicos pasan a la preadolescencia, se convierten en niños llave, que llegan a su casa y permanecen solos mientras no están sus padres. Eso les invita a pasar mucho tiempo frente al ordenador, conectados a redes sociales donde hablan solo con chicos de su edad, sin ningún referente adulto", dice Ramírez.
"La cuestión es que, a veces, los progenitores llegan cansados y cada uno se queda contemplando una pantalla distinta o los llevan a un centro comercial para aprovechar y hacer la compra. Estos hábitos fomentan el consumismo y hacen que se sientan solos", critica Jesús Palacio, catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla.
"No es lo mismo que los padres le dediquen poco tiempo a sus hijos a que pasen de ellos", especifica Ramírez. "El tiempo de dedicación a los hijos puede ser escaso de calidad o extenso, pero sin prestarles atención. Esto último genera problemas psicológicos y funcionales, pero precisamente la agresividad y la hiperactividad no son asuntos por los que se pueda pedir responsabilidades a los padres, puesto que tienen una raíz fisiológica", remata.
Los datos de la Encuesta del Uso del Tiempo que elaboró el Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2006, refuerzan su teoría de que no existe una relación significativa entre el trabajo de los padres y el tiempo que dedican a sus hijos. Este informe distingue entre distintos tipos de tiempo dedicado a los niños: tiempo de cuidado primario básico (cuando la tarea principal es el cuidado de los hijos y se refiere a actividades fundamentales como darles de comer o bañarlos), tiempo primario de calidad (leer, jugar o ayudarles a hacer los deberes) y tiempo secundario (cuando la atención de los menores se compagina con otra labor como cocinar o fregar los platos). Según esto, las madres que trabajan fuera de casa priman el tiempo de calidad y lo compensan durante el fin de semana, de forma que ese tiempo difiere poco entre empleados y desempleados. El promedio está en 11 minutos diarios por hijo menor de 17 años en el caso de las madres que trabajan fuera del hogar, solo un minuto por debajo del que les dedican las amas de casa sin ocupación externa. Este resultado se asemeja al que obtuvo la socióloga Suzanne M. Bianchi en un estudio del año 2000 donde señalaba que, a pesar del crecimiento de las tasas de empleo de las madres en EE UU, el tiempo dedicado a los hijos se mantenía estable.
Algunas madres cuestionan el concepto tiempo de calidad y consideran que es imposible encorsetar el cuidado materno en clasificaciones estancas. "No creo que a mis hijos les aporte más que nos sentemos a ver una película a que les cante mientras ellos juegan y yo trabajo", defiende Patricia Zafra, de Guadalajara. Tiene 29 años, un hijo de dos años, una hija de cuatro y dos ópticas. "Trabajo mucho, pero ni me planteo dejarlos en una guardería porque apenas los vería, así que me los traigo a la tienda. Preferiría llevarlos a la piscina pero, como no puedo, están aquí", cuenta.
El 60% de las que trabajan fuera de casa considera que tener hijos es un inconveniente para el desarrollo de su carrera profesional, según el estudio Mujer e Igualdad de Trato. Análisis de la maternidad en la Unión Europea, dirigido por María Teresa López, vicepresidenta de la fundación Acción Familiar. El informe, con datos del INE y la Oficina Europea de Estadística, indica que un 51% de las mujeres que pueden trabajar no tienen hijos debido a la falta de conciliación laboral y familiar y a las jornadas laborales prolongadas.
"La maternidad no debe obstaculizar la carrera profesional de la mujer, ni el ejercicio de un trabajo remunerado debe de ser una barrera para tener hijos", denuncia López. "La mejor política de natalidad es la creación de empleo. España es uno de los países europeos con mayor tasa de discriminación laboral de las mujeres con hijos y las parejas piensan más en no tener niños. Esto traerá un envejecimiento de la población que lastrará la economía aún más", advierte.
Fátima Arranz, socióloga de la Universidad Complutense y colaboradora del Instituto de la Mujer, no está de acuerdo: "No creo que haya muchas mujeres que renuncien a la maternidad por trabajo. Puede que no quieran tener niños o que lo pospongan porque anteponen su carrera, pero conozco a chicas que se han atrevido casi sin recursos". Aún así, la diferencia entre los hombres y mujeres que dejan de trabajar al convertirse en padres alcanza los 30 puntos porcentuales en España.
Arranz defiende que la mujer se ha incorporado al mercado laboral "a pesar de los hombres" y que la culpa que recae sobre la conciencia materna se debe al egoísmo masculino. "Ellos palian sus ausencias responsabilizando a las mujeres de la crianza", dice.
Una madre empleada destina tres veces más tiempo al cuidado primario básico que un padre ocupado, según el estudio Mujeres y hombres en España, del INE.
"El modelo de familia era, hasta hace muy poco, el del hombre ganador del pan y mujer ama de casa. Todavía se cree que quienes rompen con la norma construyen hogares desestructurados", dice Amaia Pérez, economista que ha trabajado en ONU Mujeres. Nuria Chinchilla, del IESE Business School, considera que las empresas y el Estado tienen que implicarse para invertir la tendencia: "Las 16 semanas de baja por maternidad en España son ridículas en comparación con el año y medio remunerado que estipula la legislación finlandesa. Las madres también necesitan contratos a tiempo parcial, pero con opción a regresar después a su contrato a tiempo completo. No podemos renunciar a derechos laborales por los maternos".
Mayor implicación paterna
El Centro Internacional Trabajo y Familia, del IESE Business School, realizó un estudio, en el año 2003, con una muestra de 10.000 personas. Preguntaron a padres e hijos cómo influía el trabajo en su relación.
Los menores confesaron que preferían tener una madre que trabajase fuera de casa porque eso suponía más ingresos para la familia, mientras que los progenitores respondieron que la principal causa de conflicto familiar es la jornada de trabajo. Ellas se quejaban de que la conciliación doméstico-familiar es inexistente y apuntaron que la solución pasa por una mayor implicación paterna.
"La relación con la madre es insustituible, pero tenemos que aprender a delegar en los hombres. No somos superheroínas", aconseja la directora del Centro Internacional Trabajo y Familia, Nuria Chinchilla. "¿Qué lo hacen peor al principio? Ya aprenderán", dice con condescendencia.
El catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, Jesús Palacio, apoya su postura: "Eso de que los hombres no están preparados biológicamente para criar a un niño es un cuento chino. Lo único que no podemos hacer es parir y amamantar".
Recuerda que los niños pueden desarrollarse adecuadamente en circunstancias muy diversas. "Los bebés necesitan mucha estabilidad durante los primeros seis meses. Lo más importante es que crezcan en una familia. No importa de qué tipo sea: una madre sola, un hogar en el que ninguno trabaja o una pareja en la que los dos están empleados y se turnan en los cuidados. Solo necesitan personas estables para crear un vínculo de apego", explica Palacio.
Este experto defiende que la implicación del padre en la crianza no solo contribuye a que el bebé se acostumbre a su presencia, sino que también pone en alerta al organismo masculino. Pone un ejemplo: "Muchos hombres insisten en que no son capaces de despertarse con el llanto del niño. Eso no es cierto. En cuanto el padre asume la tarea de levantarse a darle el biberón, los mecanismos neuronales se activan. Nuestro cuerpo evoluciona según las condiciones a las que lo sometamos y nos permite asumir cualquier tarea". Y advierte al resto de los padres: "Nosotros nos lo perdemos si no lo hacemos".
Los menores confesaron que preferían tener una madre que trabajase fuera de casa porque eso suponía más ingresos para la familia, mientras que los progenitores respondieron que la principal causa de conflicto familiar es la jornada de trabajo. Ellas se quejaban de que la conciliación doméstico-familiar es inexistente y apuntaron que la solución pasa por una mayor implicación paterna.
"La relación con la madre es insustituible, pero tenemos que aprender a delegar en los hombres. No somos superheroínas", aconseja la directora del Centro Internacional Trabajo y Familia, Nuria Chinchilla. "¿Qué lo hacen peor al principio? Ya aprenderán", dice con condescendencia.
El catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, Jesús Palacio, apoya su postura: "Eso de que los hombres no están preparados biológicamente para criar a un niño es un cuento chino. Lo único que no podemos hacer es parir y amamantar".
Recuerda que los niños pueden desarrollarse adecuadamente en circunstancias muy diversas. "Los bebés necesitan mucha estabilidad durante los primeros seis meses. Lo más importante es que crezcan en una familia. No importa de qué tipo sea: una madre sola, un hogar en el que ninguno trabaja o una pareja en la que los dos están empleados y se turnan en los cuidados. Solo necesitan personas estables para crear un vínculo de apego", explica Palacio.
Este experto defiende que la implicación del padre en la crianza no solo contribuye a que el bebé se acostumbre a su presencia, sino que también pone en alerta al organismo masculino. Pone un ejemplo: "Muchos hombres insisten en que no son capaces de despertarse con el llanto del niño. Eso no es cierto. En cuanto el padre asume la tarea de levantarse a darle el biberón, los mecanismos neuronales se activan. Nuestro cuerpo evoluciona según las condiciones a las que lo sometamos y nos permite asumir cualquier tarea". Y advierte al resto de los padres: "Nosotros nos lo perdemos si no lo hacemos".
19 de julio de 2011
Una de cada tres madres da el pecho 9 meses a su hijo
La lactancia materna ha crecido un 114% en 10 años en Catalunya
Las mujeres que dan de mamar sufren menos cánceres de mama y ovario
Los niños que se alimentan con leche materna durante como mínimo seis meses crecen con un sistema inmunológico mejor dotado para defenderse de resfriados e infecciones, según han demostrado numerosos estudios médicos. Estos beneficios empiezan a ser conocidos por las mujeres embarazadas que, en la medida en que se lo permite su horario laboral, optan por esta alimentación tanto tiempo como le es posible.
En Catalunya, un 46% de las madres siguen dando el pecho cuando el niño ha cumplido seis meses, y un 31% mantiene esta forma de nutrición nueve meses después del nacimiento, indica la encuesta que ayer presentó el director general de Salut Pública, Antoni Plasència. Estos datos, obtenidos a partir de una encuesta en la que han participado 1.500 mujeres, demuestran que la lactancia materna ha aumentado en Catalunya en un 114% en los últimos 10 años. Esta forma de alimentación, explicaron, no solo tiene beneficios para el recién nacido. El cuerpo de las mujeres que dan de mamar acelera la redistribución de grasa y musculatura que se alteró durante el embarazo y, según recientes investigaciones, reducen el riesgo de sufrir cáncer de mama o de ovario. También disminuye en estas mujeres la aparición de anemia posparto y, al llegar a la menopausia, sufren menos descalcificación ósea, la osteoporosis.
NIÑOS OBESOS / Los bebés que reciben lactancia materna crecen con menos propensión a sufrir diabetes o obesidad, explicó el doctor Vicente Molina, presidente de la Societat Catalana de Pediatria, que propuso ofrecer mayor formación e información a las mujeres que están embarazadas. El principal problema de las madres actuales a la hora de dar de mamar a sus hijos es la dificultad que les suponen sus horarios laborales, y la escasa o nula colaboración que encuentran en este sentido en las empresas, explicaron. Esa es la razón por la que la cifra de mujeres que están dando el pecho a sus hijos tres meses después del nacimiento –un 75%– se reduce al 46% a partir del momento en que acaba su permiso laboral posparto y deben reincorporarse al trabajo.
Las mujeres que dan de mamar sufren menos cánceres de mama y ovario
Los niños que se alimentan con leche materna durante como mínimo seis meses crecen con un sistema inmunológico mejor dotado para defenderse de resfriados e infecciones, según han demostrado numerosos estudios médicos. Estos beneficios empiezan a ser conocidos por las mujeres embarazadas que, en la medida en que se lo permite su horario laboral, optan por esta alimentación tanto tiempo como le es posible.
En Catalunya, un 46% de las madres siguen dando el pecho cuando el niño ha cumplido seis meses, y un 31% mantiene esta forma de nutrición nueve meses después del nacimiento, indica la encuesta que ayer presentó el director general de Salut Pública, Antoni Plasència. Estos datos, obtenidos a partir de una encuesta en la que han participado 1.500 mujeres, demuestran que la lactancia materna ha aumentado en Catalunya en un 114% en los últimos 10 años. Esta forma de alimentación, explicaron, no solo tiene beneficios para el recién nacido. El cuerpo de las mujeres que dan de mamar acelera la redistribución de grasa y musculatura que se alteró durante el embarazo y, según recientes investigaciones, reducen el riesgo de sufrir cáncer de mama o de ovario. También disminuye en estas mujeres la aparición de anemia posparto y, al llegar a la menopausia, sufren menos descalcificación ósea, la osteoporosis.
NIÑOS OBESOS / Los bebés que reciben lactancia materna crecen con menos propensión a sufrir diabetes o obesidad, explicó el doctor Vicente Molina, presidente de la Societat Catalana de Pediatria, que propuso ofrecer mayor formación e información a las mujeres que están embarazadas. El principal problema de las madres actuales a la hora de dar de mamar a sus hijos es la dificultad que les suponen sus horarios laborales, y la escasa o nula colaboración que encuentran en este sentido en las empresas, explicaron. Esa es la razón por la que la cifra de mujeres que están dando el pecho a sus hijos tres meses después del nacimiento –un 75%– se reduce al 46% a partir del momento en que acaba su permiso laboral posparto y deben reincorporarse al trabajo.
8 de julio de 2011
La contaminación en el embarazo empeora el semen de los hijos
Los tóxicos presentes en la comida y en el ambiente se transmiten también por la lactancia
Las madres catalanas tienen en la leche cuatro veces más sustancias nocivas que las gallegas
Los hijos nacidos de madres que viven en ambientes cargados de contaminación tienen más posibilidades de sufrir oligospermia o baja concentración de empermatozoides en el semen, una de las principales causas de infertilidad. La madres, según afirma un estudio hecho público ayer por investigadores del CSIC y del Institut Marquès de Barcelona, pueden transmitir los tóxicos a sus hijos fundamentalmente durante el embarazo, a partir de la sangre, pero también durante la lactancia.
El estudio, que hoy se publica en la Revista Internacional de Andrología , parte de un análisis realizado en el 2007 que determinó que los varones de Galicia tenían una calidad del semen mucho mejor –casi el doble de espermatozoides por milímetro–, que un grupo similar de varones en Catalunya. Ahora se han analizado los tóxicos presentes en las madres (sangre y leche) y se han obtenido unos resultados consecuentes: las madres gallegas tienen menos contaminantes que las madres catalanas. El trabajo «refuerza la hipótesis de que los tóxicos ambientales transmitidos de madre a hijo durante el embarazo y la lactancia pueden ser una de las claves de la infertilidad masculina», afirma Marisa López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida del Institut Marquès. Los contaminantes, entre otros aspectos, alterarían el desarrollo de los testículos del embrión.
Los investigadores del CSIC analizaron y midieron el nivel de las concentraciones de 38 compuestos químicos en muestras de leche materna de 34 mujeres catalanas y otras tantas mujeres gallegas y comprobaron que, de promedio, las primeras tenían un nivel de tóxicos acumulados en la leche cuatro veces mayor que las segundas.
ENVASES, PESTICIDAS... / «Las diferencias pueden atribuirse a factores ambientales como la contaminación industrial y el uso de pesticidas agrícolas, pero también a ciertos hábitos alimentarios, como el mayor consumo de algunos congelados y envasados e incluso las sartenes de teflón», explica Damià Barceló, investigador del CSIC y director del Institut Català de Recerca de l’Aigua (ICRA). Estudios anteriores habían observado que la mala calidad del semen también era común a Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana.
Algunos de los tóxicos analizados, como los PCB y los pesticidas organoclorados, se acumulan en medios grasos, por lo que la concentración en la leche materna es mayor que en otras zonas del organismo. Pese a ello, López-Teijón insiste en que «la lactancia materna tiene tantas ventajas, empezando por el aporte de defensas, que sigue siendo muy aconsejable. «Estamos preocupados por el deterioro del semen –concluye–, pero la solución es otra: evitar la exposición a sustancias tóxicas».
Las madres catalanas tienen en la leche cuatro veces más sustancias nocivas que las gallegas
Los hijos nacidos de madres que viven en ambientes cargados de contaminación tienen más posibilidades de sufrir oligospermia o baja concentración de empermatozoides en el semen, una de las principales causas de infertilidad. La madres, según afirma un estudio hecho público ayer por investigadores del CSIC y del Institut Marquès de Barcelona, pueden transmitir los tóxicos a sus hijos fundamentalmente durante el embarazo, a partir de la sangre, pero también durante la lactancia.
El estudio, que hoy se publica en la Revista Internacional de Andrología , parte de un análisis realizado en el 2007 que determinó que los varones de Galicia tenían una calidad del semen mucho mejor –casi el doble de espermatozoides por milímetro–, que un grupo similar de varones en Catalunya. Ahora se han analizado los tóxicos presentes en las madres (sangre y leche) y se han obtenido unos resultados consecuentes: las madres gallegas tienen menos contaminantes que las madres catalanas. El trabajo «refuerza la hipótesis de que los tóxicos ambientales transmitidos de madre a hijo durante el embarazo y la lactancia pueden ser una de las claves de la infertilidad masculina», afirma Marisa López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida del Institut Marquès. Los contaminantes, entre otros aspectos, alterarían el desarrollo de los testículos del embrión.
Los investigadores del CSIC analizaron y midieron el nivel de las concentraciones de 38 compuestos químicos en muestras de leche materna de 34 mujeres catalanas y otras tantas mujeres gallegas y comprobaron que, de promedio, las primeras tenían un nivel de tóxicos acumulados en la leche cuatro veces mayor que las segundas.
ENVASES, PESTICIDAS... / «Las diferencias pueden atribuirse a factores ambientales como la contaminación industrial y el uso de pesticidas agrícolas, pero también a ciertos hábitos alimentarios, como el mayor consumo de algunos congelados y envasados e incluso las sartenes de teflón», explica Damià Barceló, investigador del CSIC y director del Institut Català de Recerca de l’Aigua (ICRA). Estudios anteriores habían observado que la mala calidad del semen también era común a Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana.
Algunos de los tóxicos analizados, como los PCB y los pesticidas organoclorados, se acumulan en medios grasos, por lo que la concentración en la leche materna es mayor que en otras zonas del organismo. Pese a ello, López-Teijón insiste en que «la lactancia materna tiene tantas ventajas, empezando por el aporte de defensas, que sigue siendo muy aconsejable. «Estamos preocupados por el deterioro del semen –concluye–, pero la solución es otra: evitar la exposición a sustancias tóxicas».
Bajan los nacimientos y la edad de maternidad supera los 31 años
atalunya registra un descenso menor al de la media y una tasa de natalidad mayor
Una de cada cinco madres es extranjera, la mayoría de origen marroquí y rumano
INFORME DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
Sigue cayendo la natalidad en España. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2010 continuó la tendencia iniciada el año anterior, tras diez ejercicios continuados de aumentos. Es decir, coincidiendo con la crisis, los nacimientos en España han descendido.
Y en términos estadísticos, lo más significativo de los datos es que el crecimiento vegetativo –la diferencia entre los nacimientos y defunciones–, ha experimentado un descenso hasta unos valores solo comparables a los del 2005. El año pasado murieron 378.667 personas y nacieron 484.055. El crecimiento, de 105.388, es inferior al que se dio en años como 1986 y 1981.
CATALUNYA, ALGO MEJOR / Respecto a los nacimientos, Catalunya experimentó un descenso inferior al del promedio español. Si el descenso global es de casi dos puntos, en Catalunya fue del 1,2%. La caída más significativa es la registrada en la provincia de Lleida, del 2,11%, y el descenso más moderado, el de Girona, donde solamente hubo un descenso de nacimientos del 0,56%.
Los datos vienen acompañados de otra tendencia que sigue en descenso: el número de hijos por mujer. El promedio, 1,32, solo fue inferior durante los primeros años de la década del 2000. Como en años anteriores, en el 2010 la madre de uno de cada cinco de estos bebés es de nacionalidad extranjera. Los países de procedencia de estas madres son, por este orden, Marruecos, Rumanía, Ecuador, Colombia, China y Bolivia. En Catalunya, este porcentaje se eleva: tres de cada diez bebés nacidos el año pasado tienen una madre de origen extranjero. Entre las inmigrantes la fecundidad media sigue siendo más elevada, 1,64 hijos por mujer, pero también ha experimentado un retroceso respecto a años anteriores.
Una tendencia que, en cambio, no para de crecer es la edad media de la maternidad, que ya ha alcanzado los 31,2 años. Una cifra que se eleva año a año y sitúa a las madres españolas en la cima de la media de edad de la Unión Europea.
MÁS ESPERANZA DE VIDA / Otras cifras que van al alza son las referidas a la esperanza de vida, un registro en el que España lleva años alcanzando cifras casi insuperables en todo el mundo. Los últimos datos indican que los hombres viven una media de casi 79 años, y las mujeres, de 85 años. Teniendo en cuenta esta tendencia, hoy por hoy un hombre de 65 años vivirá un promedio de 18 años más. Una mujer, 22 años más. La mortalidad tendió el año pasado a la baja respecto al año 2009, tanto en cifras absolutas como en porcentajes.
LAS BODAS CAEN EL 3,6%
Sigue la tendencia a la baja del número de matrimonios, como en los últimos seis años. En el 2010 la reducción fue del 3,6%. Catalunya está ligeramente por encima de la media estatal en porcentaje de bodas por habitante. Ceuta, Melilla y Cantabria ocupan los primeros lugares. Canarias, el último. Los matrimonios entre personas del mismo sexo el año pasado fueron un 2,1% del total.
Una de cada cinco madres es extranjera, la mayoría de origen marroquí y rumano
INFORME DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
Sigue cayendo la natalidad en España. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2010 continuó la tendencia iniciada el año anterior, tras diez ejercicios continuados de aumentos. Es decir, coincidiendo con la crisis, los nacimientos en España han descendido.
Y en términos estadísticos, lo más significativo de los datos es que el crecimiento vegetativo –la diferencia entre los nacimientos y defunciones–, ha experimentado un descenso hasta unos valores solo comparables a los del 2005. El año pasado murieron 378.667 personas y nacieron 484.055. El crecimiento, de 105.388, es inferior al que se dio en años como 1986 y 1981.
CATALUNYA, ALGO MEJOR / Respecto a los nacimientos, Catalunya experimentó un descenso inferior al del promedio español. Si el descenso global es de casi dos puntos, en Catalunya fue del 1,2%. La caída más significativa es la registrada en la provincia de Lleida, del 2,11%, y el descenso más moderado, el de Girona, donde solamente hubo un descenso de nacimientos del 0,56%.
Los datos vienen acompañados de otra tendencia que sigue en descenso: el número de hijos por mujer. El promedio, 1,32, solo fue inferior durante los primeros años de la década del 2000. Como en años anteriores, en el 2010 la madre de uno de cada cinco de estos bebés es de nacionalidad extranjera. Los países de procedencia de estas madres son, por este orden, Marruecos, Rumanía, Ecuador, Colombia, China y Bolivia. En Catalunya, este porcentaje se eleva: tres de cada diez bebés nacidos el año pasado tienen una madre de origen extranjero. Entre las inmigrantes la fecundidad media sigue siendo más elevada, 1,64 hijos por mujer, pero también ha experimentado un retroceso respecto a años anteriores.
Una tendencia que, en cambio, no para de crecer es la edad media de la maternidad, que ya ha alcanzado los 31,2 años. Una cifra que se eleva año a año y sitúa a las madres españolas en la cima de la media de edad de la Unión Europea.
MÁS ESPERANZA DE VIDA / Otras cifras que van al alza son las referidas a la esperanza de vida, un registro en el que España lleva años alcanzando cifras casi insuperables en todo el mundo. Los últimos datos indican que los hombres viven una media de casi 79 años, y las mujeres, de 85 años. Teniendo en cuenta esta tendencia, hoy por hoy un hombre de 65 años vivirá un promedio de 18 años más. Una mujer, 22 años más. La mortalidad tendió el año pasado a la baja respecto al año 2009, tanto en cifras absolutas como en porcentajes.
LAS BODAS CAEN EL 3,6%
Sigue la tendencia a la baja del número de matrimonios, como en los últimos seis años. En el 2010 la reducción fue del 3,6%. Catalunya está ligeramente por encima de la media estatal en porcentaje de bodas por habitante. Ceuta, Melilla y Cantabria ocupan los primeros lugares. Canarias, el último. Los matrimonios entre personas del mismo sexo el año pasado fueron un 2,1% del total.
1 de mayo de 2011
La mujeres de Baleares retrasan cada vez más la maternidad
El Instituto de Política Familiar de Baleares (IPFB) ha señalado que las madres cada vez tienen los hijos más tarde en esta comunidad, donde la edad media de maternidad casi alcanza los 31 años, con un 58,7% de las mujeres que los tienen por encima de esa edad.
El IPFB ha afirmado en un comunicado, con motivo de la celebración este domingo del Día de la Madre, que en los últimos trece años se ha retrasado dos años la edad de la maternidad en las islas, cuando el retraso media europeo es de 1,5 años.
Asimismo, ha apuntado que las mujeres de Baleares (30,95 años) se sitúan a mitad de la tabla en cuanto a la edad de maternidad, mientras que las vascas (32.39) son las que los tienen más tarde. por contra, las que los tienen más jóvenes son las almerienses (29.59), melillenses (29,56) y ceutíes (29,21).
Por otra parte, ha indicado que en Baleares sigue habiendo "déficit de natalidad", a pesar del actual repunte provocado por la inmigración y el aumento poblacional. En este sentido, ha afirmado que tres de cada diez nacimientos (32,7%) en las islas procede de madres extranjeras.
El IPFB ha apuntado también que la tasa de fertilidad de las islas actual está situada en 1,47 hijos por mujer, un índice que según ellos "no llega apenas a las dos terceras partes de la tasa de reposición necesaria".
Ley de Protección a la Maternidad
El Instituto ha pedido que se impulse una Ley de protección de la maternidad, tal y como ya han hecho otras comunidades autónomas como Valencia, Galicia y Canarias.
Esta nueva ley tendría por objeto establecer un marco jurídico útil en el ámbito de la protección y atención social a la maternidad, para lo que recogería medidas dirigidas a garantizar y proteger, el derecho de la mujer gestante, ante y durante su embarazo, a ser apoyada socialmente en esa decisión y a ser informada de ese derecho y de los programas y mecanismos de apoyo dispuestos a su favor, así como del derecho a la vida en formación desde la concepción.
En opinión del IPFB, la norma debería estructurarse en cinco capítulos sobre las políticas sociales de atención a la maternidad, la necesaria colaboración y coordinación administrativa, la atención social de las mujeres gestantes, la crianza y medidas de protección de menores y el fomento de redes de voluntariado para dar apoyo a las mujeres gestantes y que las asistan durante la gestación y los primeros meses, tras el nacimiento.
Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)
Normas de uso.
Esta es la opinión de los internautas, no de este blog.
No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera del tema.
De conformidad con la Ley Orgánica de Protección de Datos de carácter personal, te recordamos que, si en
algún momento deseas cambiar tu correo electrónico o dejar de recibir información de este sindicato, no tienes más que enviarnos un correo a esta dirección mujeres.siemens@gmail.com con tu nombre y apellidos manifestando tu deseo de no recibir más información.
Esta nueva ley tendría por objeto establecer un marco jurídico útil en el ámbito de la protección y atención social a la maternidad, para lo que recogería medidas dirigidas a garantizar y proteger, el derecho de la mujer gestante, ante y durante su embarazo, a ser apoyada socialmente en esa decisión y a ser informada de ese derecho y de los programas y mecanismos de apoyo dispuestos a su favor, así como del derecho a la vida en formación desde la concepción.
En opinión del IPFB, la norma debería estructurarse en cinco capítulos sobre las políticas sociales de atención a la maternidad, la necesaria colaboración y coordinación administrativa, la atención social de las mujeres gestantes, la crianza y medidas de protección de menores y el fomento de redes de voluntariado para dar apoyo a las mujeres gestantes y que las asistan durante la gestación y los primeros meses, tras el nacimiento.
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Mamás por encima de todo
Una madre de familia numerosa, otra soltera por elección propia, una joven en silla de ruedas, una mujer que superó un cáncer y una pareja de lesbianas explican cómo sus hijos se han convertido en el motor de sus vidas
Mujeres de diversa edad y condición pero con un denominador común: el amor incondicional que sienten por sus hijos, a quienes consideran el auténtico motor de sus vidas. Con motivo del Día de la Madre -una celebración cuyos orígenes se remontan a la antigua Grecia, aunque su versión 'moderna' fue creada en 1870 por la activista norteamericana Julia Ward Howe-, LA OPINIÓN recoge el testimonio de seis mamás -una pareja de lesbianas, una madre soltera por elección propia, otra que está en silla de ruedas, una que superó un cáncer de mama y una joven de 31 años con nada menos que cuatro hijos-, "orgullosísimas" de serlo
MARÍA DE LA HUERTA | A CORUÑA El tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, definió la maternidad como "la clave de bóveda de la felicidad"; la popular actriz Meryl Streep aseguró que "tiene un efecto humanizador" y que, gracias a ella, "todo se reduce a lo esencial"; y el novelista francés Honoré de Balzac ya lo advirtió: "Jamás en la vida encontraréis ternura mejor, más profunda, más desinteresada ni verdadera que la de vuestra madre". En fechas como la de hoy, estas palabras cobran un significado especial. Y es que, como cada primer domingo de mayo, hoy es el Día de la Madre, una celebración cuyos orígenes se remontan a la antigua Grecia -donde se le rendían honores a Rea, progenitora de los dioses Zeus, Poseidón y Hades-, y cuya versión moderna fue creada en 1870 por la poeta y activista norteamericana Julia Ward Howe como un día de madres por la paz.
Con motivo de esta festividad, LA OPINIÓN recoge el testimonio de seis madres, de distinta edad y condición, pero todas ellas con un denominador común: el amor incondicional que sienten por sus hijos, el auténtico "motor" de sus vidas.
Madres de familia numerosa, como Paula López, una joven coruñesa que, a sus 31 años, tiene ya cuatro hijos y que declara estar "encantada" con su prole porque siempre deseó tener mucha descendencia: otras que superan barreras, como Ana López, a quien un accidente de tráfico dejó en silla de ruedas a los 18 años pero que ahora, con 35, es una mujer realizada, con un trabajo que la llena y dos niños que son el centro de su día a día; o como Conchi Álvarez, capaz de plantar cara con todas sus fuerzas a un cáncer de mama para poder ver crecer a su hija y, finalmente, ganarle la batalla a la enfermedad; madres que hacen frente a los prejuicios sociales, como Lucía Vadillo y Gema Marcos, dos jóvenes casadas y orgullosas de haber formado un hogar feliz junto a sus dos hijos, concebidos mediante inseminación artificial; o como Rosa Maestro, fundadora de la página web www.masola.org, quien, tras encadenar varios fracasos amorosos, decidió ser madre en solitario y sólo se arrepiente de no haber dado antes ese paso.
Delegada de la igualdad y la mujer
Con motivo de esta festividad, LA OPINIÓN recoge el testimonio de seis madres, de distinta edad y condición, pero todas ellas con un denominador común: el amor incondicional que sienten por sus hijos, el auténtico "motor" de sus vidas.
Madres de familia numerosa, como Paula López, una joven coruñesa que, a sus 31 años, tiene ya cuatro hijos y que declara estar "encantada" con su prole porque siempre deseó tener mucha descendencia: otras que superan barreras, como Ana López, a quien un accidente de tráfico dejó en silla de ruedas a los 18 años pero que ahora, con 35, es una mujer realizada, con un trabajo que la llena y dos niños que son el centro de su día a día; o como Conchi Álvarez, capaz de plantar cara con todas sus fuerzas a un cáncer de mama para poder ver crecer a su hija y, finalmente, ganarle la batalla a la enfermedad; madres que hacen frente a los prejuicios sociales, como Lucía Vadillo y Gema Marcos, dos jóvenes casadas y orgullosas de haber formado un hogar feliz junto a sus dos hijos, concebidos mediante inseminación artificial; o como Rosa Maestro, fundadora de la página web www.masola.org, quien, tras encadenar varios fracasos amorosos, decidió ser madre en solitario y sólo se arrepiente de no haber dado antes ese paso.
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