14 de septiembre de 2011

Maternidad en solitario

Cada día un mayor número de mujeres deciden que no van a esperar a que el príncipe azul llegue a sus vidas para tener un bebé. Muchas eligen estos meses de verano para iniciar sus tratamientos, aprovechando los días de descanso laboral. Antes suelen someter su decisión a una profunda meditación, no exenta de inquietudes. Por eso muchas acuden al asesoramiento de un profesional. Lo más importante, según los expertos, es que este niño no venga a este mundo a suplir las carencias de la progenitora, sino que sea producto del deseo profundo de cuidar y amar a un hijo. Hay que alejar la inquietud, que atenaza a todas las que van a someterse de fertilización, a que los niños se críen sin una figura paterna; los pequeños suelen mostrar curiosidad por la forma en que llegaron al mundo pero poco más. Sin embargo, las madres deberán ser conscientes en todo momento en que la crianza en solitario resulta mucho más dura y deben disponer tanto de recursos económicos como de una infraestructura que permita el cuidado compartido con familiares, amigos o personas de confianza.

Marta Villarreal, psicóloga del Instituto Madrileño de Fertilidad advierte que no todo será un camino de rosas en este proceso porque, afirma, "la sociedad se defiende ante lo diferente y lo tacha de malo. Nunca se cuestionará la capacidad de una pareja para traer al mundo a un niño pero sí a una mujer que lo hace en solitario" Por eso recomienda a las futuras mamás que hagan un análisis muy profundo de lo que les mueve realmente a tomar esa decisión porque, cuando el deseo es firme, los obstáculos son más fáciles de superar.
Rosa Maestro, fundadora de Masola, organización que agrupa a las Madres Solteras por Elección, forma una familia con sus niñas de 8 y 3 años, la primera biológica, la segunda, adoptada. Asegura que, detrás de esa decisión, siempre subyace el acto altruista de una mujer que decide subordinar su vida al bienestar de su hijo. Asegura que, "cuando se tiene el bebé entre los brazos, una deja de pensar en sí misma para hacerlo en el otro y se trabaja el doble para poder darle calidad de vida". Declara que, su único arrepentimiento, consiste en no haber tomado antes la decisión de convertirse en madre y manifiesta que "la felicidad, muchas veces, no se encuentra en lo convencional".

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