4 de enero de 2012

Elijo ser madre yo sola

Se dispara el número de mujeres solteras, o en parejas homosexuales, que acuden a clínicas de fertilidad para convertirse en madres mediante técnicas de inseminación artificial
Hoy la mujer ha perdido el miedo a manejar las manecillas del reloj biológico

Recién llegada de escalar los 8.027 metros del Shisha Pangma tibetano, y al poco de romper una relación afectiva de varios años, Marta Barrio se topó con un plantel de ojos como platos cuando anunció en su entorno su verdadera noticia bomba de aquel curso: a sus 35 años, había decidido quedarse embarazada por inseminación artificial. «Pensaron que me había vuelto loca», recuerda con comprensión. En 1998 no era frecuente oír hablar de técnicas de reproducción asistida para mujeres sin pareja, y eran pocos los que conocían a alguna chica soltera que hubiera entrado fértil en una clínica y, en unos minutos, hubiera salido embarazada.

Los 12 años que hoy tiene su hijo David dan la medida del cambio experimentado en este país en torno a la imagen de las mujeres que, sin contar con un compañero al lado, o formando parte de parejas homosexuales, deciden acceder a la maternidad mediante técnicas de inseminación artificial.

Barrio ha podido comprobar con sus propios ojos los matices de ese cambio: el especialista que la trató, el doctor Federico Galera, le propuso unirse a su equipo en el Instituto Madrileño de Fertilidad, y en las salas de espera de este centro, donde lleva las relaciones externas, ha observado la evolución del perfil de este tipo de paciente. «Se ha disparado el número de mujeres que vienen para hacerse mamás. Antes eran minoría, ahora recibimos tantas parejas con problemas de fertilidad como mujeres solas que, a cierta altura de su vida, han decidido ser madres. Además, llegan con las ideas muy claras», revela.

Un nuevo mito del modelo de familia tradicional parece haber sido vencido definitivamente. La opción de ser madre sin contar con un varón, que hasta hace poco parecía vedada para unas pocas atrevidas, se está democratizando, a juzgar por las cifras que manejan las principales clínicas de fertilidad de España. Todas coinciden en señalar que, durante el último lustro, cada año se duplica el número de mujeres solas o en parejas homosexuales que se hacen demandantes de tratamientos de inseminación.

«Esto ha dejado de ser visto como algo extraño, propio de mujeres con problemas para encontrar pareja o en el límite de su edad fértil. Cada vez se apuntan más chicas guapas y estupendas que, en la mitad de la treintena, sin compañero, y antes de que su fertilidad empiece a ser menos eficaz, deciden lanzarse. Luego llegará, o no, ese príncipe azul, pero al menos el hijo ya lo tienen», explica Marta Barrio.

El cambio de perfil de las madres por elección y sin pareja lo confirman los propios especialistas.«Antes, la media de edad superaba los 40 años. Ahora, la mayoría anda entre los 35 y los 37. También nos llama la atención el fuerte incremento de mujeres que toman esta decisión»,señala el doctor Julio Herreros, director del Centro de Reproducción Asistida de la Clínica Sagrada Familia de Barcelona. A esa marea de maternidades por inseminación artificial se suman las parejas de mujeres homosexuales, que también han aumentado en los últimos años, y que hacen bajar aún más la edad media de las usuarias de estos tratamientos, ya que ellas no dependen de la llegada del compañero ideal para lanzarse o esperar, sino de que sus relaciones estén consolidadas.

Esta nueva situación está obligando a las clínicas de fertilidad a adaptarse. Por lo pronto, han consolidado un tipo de banco donde no se habla de crisis: el de semen. «Pero ha cambiado la clientela. Antes, la mayoría de usuarias eran parejas con problemas de fertilidad en el varón. Ahora que la ciencia permite fecundar un óvulo con un solo espermatozoide, son menos las parejas que acuden al banco, pero se ha disparado el número de mujeres solas que vienen buscando semen de donantes», aclara Agustín Ballesteros, director de la clínica IVI de Barcelona. En el 2005, esta entidad convirtió en mamás a 120 mujeres sin pareja. Cinco años después, en el 2010, lo lograron con 733.

No existe un censo oficial de familias monoparentales por reproducción asistida, pero los especialistas creen que la ley aprobada en el 2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida ha coincidido en el tiempo con el boom de esta nueva forma de acceso a la maternidad. En el 2007 se creó la Asociación de Madres Solteras por Elección, donde las propias mamás dan consejos a las novatas.

Si no hay problemas de fertilidad, lo normal es empezar con la inseminación artificial, que permite niveles de acierto del 25% por intento. Tras tres ciclos -cada uno cuesta alrededor de 1.000 euros-, las posibilidades de embarazo son del 80%. Si no se logra, el siguiente paso es la inseminación in vitro, que ofrece aún mayores garantías de fecundación. «En los últimos tres años, a este perfil se ha añadido uno nuevo: el de mujeres que deciden congelar sus óvulos. Cada vez viene más chicas pidiendo postergar su maternidad, pero teniéndola garantizada», destaca Buenaventura Coroleu, jefe del servicio de reproducción de la clínica Dexeus de Barcelona. Ha llegado la hora de jugar con las manecillas del reloj biológico.

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