Núria Marín Martínez (L'Hospitalet, 1963) se hizo militante del PSC con tan solo 18 años -«el golpe del 23-F me hizo reaccionar», explica- y desde el 2008 lleva las riendas del ayuntamiento de la segunda ciudad de Catalunya. Hace cinco años, la mayoría del equipo municipal estaba integrado por hombres. Ahora la cosa ha cambiado y, aunque asegura que no es premeditado, en su núcleo más cercano solo hay un hombre.
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-Por el hecho de ser mujer, ¿ha tenido las cosas más difíciles?
-Pues no. Mi actitud, desde siempre, ha sido la de la igualdad. Nunca me he sentido en una situación de inferioridad por ser mujer y en algunos hombres he encontrado grandes compañeros. Además, en un partido de izquierdas es más fácil que se dé la igualdad. No obstante, otras políticas sí que han tenido que enfrentarse a posiciones machistas.
-¿Las cuotas en las listas electorales han ayudado a normalizar la presencia femenina en política?
-Sí, ahora hay más mujeres con cargos de representación que en otros ámbitos, como el económico, que es un mundo muy masculino. De todos modos, cuesta que las mujeres se lancen a la política, pues exige dedicación completa y muchas tienen problemas para compaginar la vida familiar. Porque, no nos engañemos, el peso de la familia lo sigue llevando la mujer.
-¿Qué plus aportan las mujeres?
-Somos pragmáticas, tenemos empatía y trabajamos en equipo. Además, no rechazamos las opiniones de los demás. Al principio, cuando las mujeres empezaron a ocupar cargos, adoptaban formas de mandar masculinas, pero ahora eso ya no pasa. Los sentimientos han de formar parte de la política. La gente sufre, y hemos de ser sensibles a sus problemas.
-Pues no. Mi actitud, desde siempre, ha sido la de la igualdad. Nunca me he sentido en una situación de inferioridad por ser mujer y en algunos hombres he encontrado grandes compañeros. Además, en un partido de izquierdas es más fácil que se dé la igualdad. No obstante, otras políticas sí que han tenido que enfrentarse a posiciones machistas.
-¿Las cuotas en las listas electorales han ayudado a normalizar la presencia femenina en política?
-Sí, ahora hay más mujeres con cargos de representación que en otros ámbitos, como el económico, que es un mundo muy masculino. De todos modos, cuesta que las mujeres se lancen a la política, pues exige dedicación completa y muchas tienen problemas para compaginar la vida familiar. Porque, no nos engañemos, el peso de la familia lo sigue llevando la mujer.
-¿Qué plus aportan las mujeres?
-Somos pragmáticas, tenemos empatía y trabajamos en equipo. Además, no rechazamos las opiniones de los demás. Al principio, cuando las mujeres empezaron a ocupar cargos, adoptaban formas de mandar masculinas, pero ahora eso ya no pasa. Los sentimientos han de formar parte de la política. La gente sufre, y hemos de ser sensibles a sus problemas.
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