2 de abril de 2011

¿Dirigir es cosa de hombres?

Primero los datos. Sólo un 6,8% de mujeres tiene cargos directivos en las empresas del IBEX-35. ¿Discriminación? Es posible, pero ¿Y si resultara que las mujeres están poco capacitadas para gestionar ?. Por si lo dudan, les propongo un ejercicio.
 Les voy a dar una lista de seis atributos:
dinamismo, competitividad, docilidad, agresividad, bondad, ternura y les voy a pedir,
1º) que elijan de la lista los tres atributos más claramente masculinos,
2º) que elijan los más femeninos y
3º) que ordenen de más a menos importante los atributos necesarios para gestionar organizaciones.


 Si lo que le ha salido es que hay coincidencia entre los atributos para dirigir y los que poseen los hombres (y no las mujeres) está usted en línea con los resultados del estudio Stereotyping of Western European Business leaders (los estereotipos de los líderes económicos de la Europa Occidental) publicado por Catalyst 2006, donde hombres y mujeres que dirigen grandes empresas llegan a las mismas conclusiones.
 Por lo tanto, no hay discriminación y sí mala suerte en el reparto. ¿Qué no les convenzo? Hacen bien porque estos resultados responden a un estereotipo. Cuando se analizan los comportamientos (y no lo que dicen) de los directivas o directivos encuestados resulta que su forma de dirigir es similar. Al final, el estereotipo enmascara y es que los estereotipos sirven para explicar diferencias, en este caso el de la discriminación, más que para describir la realidad.  Pero los estereotipos tienen obviamente bases reales. Unas son fisiológicas. Cuando Louann Brizendine publicó «El cerebro femenino» donde se defienden, hormonas incluídas, las diferencias fisiológicas de comportamientos entre sexos, muchas mujeres lo recibieron alborozadas: «somos diferentes y queremos trabajar desde esa diferencia». Como se adivinaba la contradicción, se añadió: ¡las empresas se tienen que feminizar!.  Como esa feminización es muy difícil, pensemos de otra manera. Los atributos pueden ser diferentes pero no por razón de sexo sino como consecuencia del papel que en el ámbito privado ha ejercido históricamente la mujer.
 Cuando el hombre conquiste su papel como cuidador, cuando las llamadas tareas del hogar sean neutras (un hombre está capacitado para cuidar un bebé) los estereotipos dejarán de funcionar.
 Pero, para que el hombre conquiste ese papel de cuidador tienen que pasar muchas cosas primero y una muy importante, y también muy difícil, que la mujer quiera ceder al hombre su participación en ese ámbito privado, una cesión que significa dos cosas: admitir que el ámbito privado es de propiedad compartida (y no delegada) y que los hombres tienen que conquistar ese espacio con su propio estilo y a su propio ritmo.

 ¡Casi nada!   
 * PROFESOR DE DIRECCIÓN RECURSOS HUMANOS ESADE

Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)

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