Si bien es cierto que el genial músico de Liverpool compuso esta canción para dedicársela a su mujer, Yoko Ono, lo cierto es que se puede aplicar a todas las mujeres del mundo. Se trata de uno de los mejores trabajos de la carrera en solitario de Lennon, que la grabó en septiembre de 1980 para el que fue su último disco en vida, Double Fantasy.
La letra de la canción intenta con éxito reflejar el agradecimiento que el cantante tiene hacia su mujer, que también hizo las veces de madre al haber perdido Lennon la suya cuando tan sólo tenía 17 años. Es por eso que se puede entender también como un homenaje a todas las madres, con las que todos estamos en deuda.
Una deuda que jamás llegaremos a pagarles del todo porque para la gran mayoría (por no decir todos), una madre es la mujer más importante en nuestras vidas. En mi caso, una mujer que siempre ha estado y estará en los momentos buenos y en los malos, una mujer que se lo merece todo y más, y para la que va dedicada esta canción en su Día, que en realidad son todos los del año. Felicidades.
Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)
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