Más alegría y maternidad

Rita se fue de una Lisboa triste y en crisis. En Barcelona, disfruta de la vida en la calle. Mireia tuvo a su bebé en Suiza, donde es compatible ser madre y trabajar
DESDE DENTRO
 Rita do Rego
 Rita trabaja en un hostal del centro de Barcelona
 
Hace ya muchísimo que salí de Portugal. Me fui de un país en crisis; de una Lisboa decadente y de un estado de ánimo en un continuo saudade. Tristeza, queja moderada y cada vez menos diversión en la calle. Primero fui a Gales. Ahora en Barcelona, desde la distancia, pienso en Lisboa y su historia se me antoja una tragedia, un drama. ¡Toda Lisboa podría haber sido lo que es aquí el paseo de Gràcia o el Eixample! Edificios monumentales, belleza arquitectónica y, en cambio, en los años 80 se rindió a la especulación. Fue entonces cuando se dieron licencias dudosas y se construyeron insultos estéticos. Lo peor es que aún están ahí y supongo que ahí estarán siempre.
 Si comparo Barcelona con Lisboa, Barcelona gana por goleada. La playa está en la ciudad, no hay atascos y hay una vida cultural rica y, si investigas un poquito, hasta gratis.

 En Lisboa, los transportes públicos no son buenos; los que tienen coche –cada vez son menos– no tienen aparcamientos; las playas no contaminadas están a más de una hora de la ciudad. ¡Imagínate en un país tan pequeño! Además, la crisis actual ha aumentado todavía más las diferencias entre ricos y pobres.
 El río es todo un símbolo y sus márgenes están llenos de restaurantes. Pero el río es también un estorbo para los que viven al sur. Y es en el sur donde los alquileres son más baratos. En Barcelona, los alquileres han bajado, pero siguen siendo carísimos. Yo vivo en un piso pequeñísimo, pero, bueno, viene el verano y hay tanta vida en la calle que, aunque el piso sea minúsculo, una vive más fuera que dentro. 

  DESDE FUERA
 Mireia Cano 
  Se trasladó del Congo a Ginebra cuando se quedó embarazada. Axel ya tiene 9 meses

  El 11 de agosto nació nuestro hijo Axel en el Hospital Universitario de Ginebra. Aquí, el seguro médico es privado y como yo llegué a Suiza con tres meses de embarazo solo me cubría el seguro básico (básico pagando 260 euros al mes). La atención fue fantástica, pero nada de habitaciones privadas: dos madres, dos bebés, las visitas. Estuve seis días en el hospital y un vaivén de comadronas me enseñó a dar el pecho a Axel, a bañarlo. Mi madre vino de Barcelona para acompañarnos.
 En Suiza, una vez en casa, una comadrona te visita varias veces. No sabes lo mucho que ayuda esto cuando el bebé llora y no sabes porqué. La baja maternal aquí es de 16 semanas. A mí, casada con un noruego, me parece poco porque en Noruega tienen bajas de más de un año. Lo que sí me parece una vergüenza es la baja paternal: un día, el del nacimiento. Pasamos todo el otoño en Barcelona, en el Eixample, y disfrutamos mucho de ir al mercado, de escaparnos a la cafetería, pero extrañamos los parques, las flores, los árboles, más espacio. ¡En Ginebra no nos faltan ni los parques! No sabes lo maravilloso que es ir con Axel de picnic, ir a conciertos al aire libre.
 Una de las cosas que más me gusta de vivir en Ginebra son los horarios de trabajo: acabo a las 17.00 horas y me voy a casa a jugar con Axel.
 En Barcelona es imposible. Por cierto, ¿no está prevista una reforma del horario laboral? Este es para mí el principal motivo por el que no me planteo regresar a Barcelona. Si escuchas voces de que se plantee una reforma horaria, avísame por favor. ¡Me apunto!
 
  Delegada de la igualdad y la mujer
SIEMENS, S.A. Oficina Regional Barcelona
Lluis Muntadas, 5
Cornella de Llobregat (Barcelona)

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