3 de agosto de 2011

Otro estilo de vacaciones

Agosto ya no es lo que era. Siguen formándose colas en las carreteras y hablamos de operación salida; los aeropuertos viven días de trasiego y la gente suspira por abandonar el asfalto y centrarse en unos días de descanso entre mar y montaña. Pero estamos hablando, sin duda, de otro tipo de veraneo. Hubo un tiempo en el que las vacaciones parecían interminables y, hasta hace un par de décadas, la ciudad (y entendemos por ciudad todo cuanto signifique aglomeración y rutina) quedaba desierta el primer día de agosto y no se reabría hasta septiembre. Agosto ya no es lo que era porque, entre otras circunstancias, se han reducido las jornadas de descanso acumuladas y concentradas en un solo mes. Las causas son múltiples, económicas y sociológicas. Las empresas, inmersas en un mercado global, no están en disposición de abandonar la producción tanto tiempo; las posibilidades de las familias han mermado y se ha incrementado la tendencia a gozar de los paréntesis laborales a lo largo de todo el año, con viajes más sencillos y estancias más cortas.
 También es cierto que la velocidad a la que vivimos, más allá del impacto de la crisis, nos empuja a estos pequeños y espaciados momentos de relax, lejos de los veranos azules donde se concentraba casi todo el periodo vacacional. Por eso, la ciudad (que también se convierte con los años en deseado destino turístico) sigue abierta en agosto. Son otros tiempos, otra manera de vivir el verano.
 

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