5 de julio de 2011

TERCER ANIVERSARIO DEL CONGRESO DE LOS POPULARES CATALANES

Alicia Sánchez-Camacho cumple mañana tres años al frente del PPC. Ha pacificado el partido y presume de resultados. Apunta que su principal logro ha sido aprender a conciliar
Hace tres años, cuando Alicia Sánchez-Camacho (Barcelona, 1967) se impuso por los pelos a Montserrat Nebrera, el principal quebradero de cabeza de la presidenta del PP catalán no era cómo poner orden en el partido o calmar los nervios de los sectores más conservadores que recelaban de que la nueva líder fuese madre soltera. Cuando ganó solo pensaba en su hijo, que entonces tenía poco más de un año, y en cómo iba a poder compaginar sus nuevas responsabilidades en el partido con el cuidado de Manuel. Al principio, recuerda, fue muy duro. Su canguro amenazó con plantarla, pero de la misma manera que ha ordenado el PPC, también ha conseguido que su hijo entienda que su madre es «presidenta» . Lo ha comprendido Manuel y también los cargos, militantes y votantes populares que, tres años después del congreso más convulso que recuerdan, la puntúan –según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat– con un notable.
 «Hay un antes y un después de que esta dirección asumiese el partido» , proclama Camacho a la hora de hacer repaso a su primer trienio como máxima responsable del PP catalán.



 El balance

 Los resultados electorales avalan esta afirmación que, a priori, parece petulante. Ha conseguido alcaldías como Badalona y Castelldefels, gobernará junto a CiU la Diputación de Barcelona y aspira a condicionar a Xavier Trias en el ayuntamiento de la capital.
 En las autonómicas obtuvo 18 diputaHace tres años, cuando Alicia Sánchez-Camacho (Barcelona, 1967) se impuso por los pelos a Montserrat Nebrera, el principal quebradero de cabeza de la presidenta del PP catalán no era cómo poner orden en el partido o calmar los nervios de los sectores más conservadores que recelaban de que la nueva líder fuese madre soltera. Cuando ganó solo pensaba en su hijo, que entonces tenía poco más de un año, y en cómo iba a poder compaginar sus nuevas responsabilidades en el partido con el cuidado de Manuel. Al principio, recuerda, fue muy duro. Su canguro amenazó con plantarla, pero de la misma manera que ha ordenado el PPC, también ha conseguido que su hijo entienda que su madre es «presidenta» . Lo ha comprendido Manuel y también los cargos, militantes y votantes populares que, tres años después del congreso más convulso que recuerdan, la puntúan –según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat– con un notable.
 «Hay un antes y un después de que esta dirección asumiese el partido» , proclama Camacho a la hora de hacer repaso a su primer trienio como máxima responsable del PP catalán.

 El balance

 Los resultados electorales avalan esta afirmación que, a priori, parece petulante. Ha conseguido alcaldías como Badalona y Castelldefels, gobernará junto a CiU la Diputación de Barcelona y aspira a condicionar a Xavier Trias en el ayuntamiento de la capital.
 En las autonómicas obtuvo 18 diputaHace tres años, cuando Alicia Sánchez-Camacho (Barcelona, 1967) se impuso por los pelos a Montserrat Nebrera, el principal quebradero de cabeza de la presidenta del PP catalán no era cómo poner orden en el partido o calmar los nervios de los sectores más conservadores que recelaban de que la nueva líder fuese madre soltera. Cuando ganó solo pensaba en su hijo, que entonces tenía poco más de un año, y en cómo iba a poder compaginar sus nuevas responsabilidades en el partido con el cuidado de Manuel. Al principio, recuerda, fue muy duro. Su canguro amenazó con plantarla, pero de la misma manera que ha ordenado el PPC, también ha conseguido que su hijo entienda que su madre es «presidenta» . Lo ha comprendido Manuel y también los cargos, militantes y votantes populares que, tres años después del congreso más convulso que recuerdan, la puntúan –según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat– con un notable.
 «Hay un antes y un después de que esta dirección asumiese el partido» , proclama Camacho a la hora de hacer repaso a su primer trienio como máxima responsable del PP catalán.

 El balance

 Los resultados electorales avalan esta afirmación que, a priori, parece petulante. Ha conseguido alcaldías como Badalona y Castelldefels, gobernará junto a CiU la Diputación de Barcelona y aspira a condicionar a Xavier Trias en el ayuntamiento de la capital.
 En las autonómicas obtuvo 18 diputados, de los cuales 10 se estrenaban en el Parlament. Entre ellos otra abogada y, como ella, técnica superior de la Seguridad Social, María de Llanos de Luna, una de sus confesoras dentro y fuera del partido, aunque no es la única.
 Si la madrileña Esperanza Aguirre se autodefinió como la lideresa, Camacho bien podría ser la baronesa catalana –con permiso de la auténtica, Tita Cervera–. Y ambas, Aguirre y Camacho, mantienen una buena relación como lo demuestra el hecho de que cuando a la presidenta madrileña le detectaron un tumor en el pecho, le recomendó que no descuidase sus revisiones. Camacho le hizo caso y fue entonces cuando descubrió que tenía un nódulo, que en su caso, resultó benigno, aunque también tuvo que someterse a una intervención. Por cierto, que, además de ser amiga de Aguirre, lo es también de Alberto Ruiz Gallardón, enemigo íntimo de la lideresa de Madrid.
 Seguramente su afabilidad le ayuda a tejer estas heterodoxas complicidades. Sus colaboradores le reconocen la capacidad de crear equipos. «Sabe escuchar» , destaca uno de ellos, quien no niega que, aunque es «reflexiva », a veces a «tozuda» no la gana nadie. Ese mismo empecinamiento es el que le ha ayudado a convencer a más de un correligionario de la sede de la calle Génova de que en Catalunya la estrategia a seguir la decide ella. En el PPC aseguran que ha conseguido que sea así gracias a que su principal aliado ha sido su jefe, Mariano Rajoy. Las nuevas generaciones de dirigentes como el gallego Alberto Núñez Feijoo y el vasco Antonio Basagoiti, con los que tiene muy buena relación, han contribuído a que en la dirección nacional respete las decisiones de sus responsables territoriales.

 Lección a Duran

 Camacho ha tenido que hacer pedagogía dentro y fuera de su partido. Si no que le pregunten al líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, que intentó, vía Rajoy, abortar una moción de censura en Platja d’Aro. Cuando Camacho recibió la llamada de Madrid preguntándole qué pasaba en la localidad gerundense y transmitiéndole la queja del democristiano, ella se negó a retirarla. «La próxima vez que Duran quiera algo que me llame a mí », aseguran que respondió.
 El mismo mensaje se lo trasladó en persona tanto a Duran como a Artur Mas, durante una celebración de la Diada: «Las cosas de Catalunya se hablan aquí». Para ser exactos, en las últimas semanas se ha conversado en el Palau de la Generalitat, donde el president y ella se han encargado de negociar, primero los pactos postelectorales y ahora los presupuestos. De ahí que en el PPC presuman de que, aunque CiU disimule, Camacho «manda más de lo que parece» .

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